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Aldea remota es un ‘campo de batalla’ para iglesia


CÓRDOVA, Perú (BP) — Cuando Eric Turner crecía, no pudo haber soñado que Dios lo estaba preparando para vivir dos años en los Andes peruanos.

Ahora que ha vivido ahí, Turner dice que Córdova, una aldea agrícola de cerca de 300 personas en Perú, comparte similitudes con su pueblo natal de Cynthiana, Kentucky, una comunidad agrícola de cerca de 6.000 personas.

“Ambos pueblos están basados en la agricultura,” dijo Turner, el alto y delgado miembro de la Iglesia Bautista Ashland Avenue de 22 años de Lexington, Kentucky. Turner llegó a Córdova en mayo de 2012 para ayudar a su congregación en su país a impactar al pueblo peruano para Cristo.

“Mucha gente trabaja fuerte en el campo todo el día y llega al pueblo al anochecer: lo mismo — arar y sembrar los campos, reunir al ganado, cultivar la comida para su familia.”

Él dijo que solamente la tecnología usada en la agricultura y el nivel de pobreza en Córdova contrastan con su hogar en Kentucky. “En Cynthiana, ellos tienen tractores y motosierras,” dijo. “En Córdova, hay bueyes y hachas.”

Los ayacuchanos quechuas viven en esta región. “Ayacucho” se refiere al dialecto hablado por el pueblo quechua del área. Hay cerca de 1 millón de hablantes quechua ayacuchano en Perú. La mayoría de los pobladores de Córdova son agricultores de subsistencia que crían ovejas y diferentes cultivos como frijol de lima y papas.

Córdova, como la mayoría de los pueblos andinos, está alejado y no sería percibido por el radar de la advertencia de la gente. Para llegar al pueblo desde la capital Lima toma un día de camino por caminos escabrosos en las montañas. No hay servicio de internet en el pueblo de mayormente casas de adobe. Es solamente uno de los cientos de pequeñas aldeas similares esparcidas a través de las montañas de la parte sur central de Perú.

Sin embargo, la Iglesia Bautista Ashland Avenue de Lexington, Kentucky, ha elegido invertirse en este pueblo enviando equipos misioneros varias veces al año y teniendo por lo menos una persona como Turner ubicada allá.

Jeremy Haskins, pastor de misiones de la iglesia Ashland Avenue, explicó cómo la iglesia llegó a escoger Córdova y esta área de Perú. En el pasado, dijo, la iglesia había tenido acercamientos azarosos con proyectos voluntarios de misiones sin mucho enfoque. Pero hace algunos años la iglesia decidió que, junto con financiar misioneros a través del Programa Cooperativo, querían esfuerzos misioneros adicionales para enfocarse más.

“Apoyamos a la Junta de Misiones Internacionales y al Programa Cooperativo, pero no queríamos solamente quedarnos de brazos cruzados,” dijo Haskins.

Así que la iglesia escogió un lugar pequeñito y aislado que misioneros de tiempo completo que viajan a través de la región no pudieran estratégicamente establecerse allí. Equipos de la iglesia de Kentucky hicieron viajes a Córdova varias veces al año para llevar artículos médicos y educacionales o simplemente para establecer relaciones siendo parte de la vida del pueblo, e inclusive trabajar junto a los del pueblo en los campos.

Desde un punto de vista espiritual, Haskins describió el pueblo como “muy oscuro” con creencias paganas antiguas y catolicismo romano mezclados en un potente brebaje, siendo el resultado que, en la vida diaria, “no hay mucha esperanza.”

Turner está fuertemente consciente de las batallas espirituales del trabajo en el que está involucrado.

“C. S. Lewis describe exactamente la situación cuando dice: ‘No hay terreno neutral en el universo, cada centímetro cuadrado, cada fracción de segundo, es demandado por Dios y contrademandado por Satanás,'” dijo Turner.

Ioana Cosoreanu entiende esto. También de la iglesia Ashland Avenue, ella pasó varios meses en Córdova antes de Turner y regresó con un equipo de misioneros voluntarios en 2012.

“Córdova es definitivamente un campo de batalla, espiritualmente hablando…. Se puede sentir la oscuridad espiritual que oprime,” dijo Cosoreanu. Ella recordó haber visto el vacío de la fe de ellos cuando la estatua de la Virgen del Carmen iba llevada en procesión durante el festival anual, y la gente lloraba ante ella, la adoraba y le rezaba pidiéndole riquezas, un negocio exitoso o buena salud.

Con la estrategia de enfocarse en este pueblo, la iglesia espera comenzar algo que llegue a los corazones de muchos poblados. La iglesia Ashland Avenue no desea que la historia termine simplemente con una iglesia en Córdova. En el centro de la visión de misiones de la iglesia está que el trabajo con base en Córdova crezca hasta llegar a ser un movimiento de plantación de iglesias que se esparza a través de los poblados circunvecinos de las montañas.

Aunque Turner no es el primero de la iglesia Ashland Avenue en vivir en Córdova, su compromiso de dos años es el más largo hasta ahora. En su primer mes, estuvo regularmente discipulando a cuatro hombres jóvenes.

“Equipar a los creyentes de Córdova a compartir el evangelio es la meta principal de mi tiempo aquí,” dijo Turner. Él realizó sus primeros bautismos a dos nuevos creyentes, una experiencia que encontró como una lección de humildad y emocionante al mismo tiempo. Indicó que la receptividad que encontró justo después de su llegada fue el resultado del trabajo de otros que habían llegado antes a este remoto poblado y compartieron el evangelio. “Ellos pusieron el fundamento sobre el que yo tuve la maravillosa oportunidad de edificar,” dijo.

“Espiritualmente sé que ellos están orando por mí,” dijo Turner. “No solamente me lo dicen cada vez que tienen oportunidad, sino que yo siento sus oraciones. Es demasiado lo que está sucediendo en lo que no tengo nada que ver, que no puede ser explicado por ninguna otra cosa que la respuesta de Dios a las oraciones de mi iglesia.”

Cuando logra llegar a un lugar con acceso a internet, Turner registra algunas de sus experiencias en un blog (TheMissionToCórdova.wordpress.com).

Ahí, el escribió: “Quisiera poder compartir todas las maravillosas historias de la gracia de Dios y cómo es la vida aquí. He arreado ovejas y vacas, blandido un machete para cortar madera hasta que las manos se me pusieron en carne viva de las ampollas, montado un burro, jugado y mirado más fútbol que en ningún otro momento de mi vida, comido cosas extrañas, y hecho muchos nuevos amigos… gracias sean dadas a Dios que es tan poderoso que puede usar mi mal español, mi débil entendimiento de la cultura, y la debilidad de llevar adelante su Reino. He aprendido… que verdaderamente ningún fruto aquí puede ser explicado sino por el poder de Dios.”
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Elaine Gaston escribe para la UFM y la IMB. El trabajo misionero de la Iglesia Bautista Ashland Avenue en Perú fue destacado en el Estudio Misión Internacional 2013 en Perú, publicado por la Unión Femenil Misionera.

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  • Por Elaine Gaston