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EDITORIAL: ¿Con quién estás tú?


SPRINGFIELD, Tenn. (BP) — El mundo hoy vive tiempos desafiantes. La pandemia del COVID-19, las tensiones raciales, la crisis económica, las manifestaciones, las protestas y los cambios políticos que estamos enfrentando son algunos de los elementos que lo conforman. Ante tales desafíos, vemos una comunidad más polarizada y dividida.

Pareciera que detrás de todo esto existiera un deseo o una intención disfrazada de enfrentarnos unos contra otros, hacernos daño y destruirnos a nosotros mismos. Por lo que mostrar el amor de Dios es más pertinente que nunca. Unos justifican sus posiciones ignorando la realidad. Otros argumentan que todo son teorías de conspiración y falsas noticias. Algunos comparten en redes sociales historias manipuladas y carentes de veracidad intentando polarizar y dividir la comunidad en un año electoral.

En medio de estas hostilidades y la incertidumbre podemos sentirnos desorientados, abatidos y atribulados. Pero, por sobretodo debemos recordar como creyentes quiénes somos y a quién pertenecemos. Si has recibido a Cristo como tu Salvador, le perteneces a Él y no a un partido político. Si has decidido seguirle y te has convertido en su seguidor, Él es tu agenda y no la del mundo en tensiones en que vivimos. Él jamás te desamparará, rechazará ni dejará que te pierdas.

Eres del Padre por tres motivos: En primer lugar, eres suyo por derecho de creación. Has sido creado por Él y para Él. En segundo lugar, le perteneces por derecho de redención. Aún cuando eres pecador y estabas alejado de Dios, te redimió con su sangre haciéndote un hijo suyo. Al arrepentirte de tus pecados e invitarle a tu corazón, te dio autoridad (potestad) para llegar a ser un hijo de Dios. En tercer lugar, le perteneces por derecho de elección. Has sido escogido y designado para sus propósitos. Has recibido las enseñanzas de Cristo y has creído en su nombre. Te ha redimido y le perteneces eternamente.

Porque le perteneces, Él te guarda. Como a su paciente, el Médico Divino te cura y sana. Como a un estudiante, el Maestro te enseña e instruye. Como tu Pastor, te guía y protege cada día. Su gracia te sostiene y nada ni nadie puede arrebatarte de su mano.

Porque le perteneces, guarda su palabra. No te confundas ni dejes que las circunstancias te arrastren por caminos diferentes. Examina y analiza lo que escuchas antes de hablar. No caigas en discusiones vanas o dejes que te manipulen. Profundiza en las Escrituras. No te quedes en la orilla. Ora fervientemente. Habla la verdad. Descansa y respira profundamente cuando te sientas estresado o presionado. Sumérgete en el conocimiento de las cosas eternas. Atesóralas en tu corazón. Esto te hará más fuerte y evitarás errar. ¡Eres de Él! Dilo una y otra vez: “Yo pertenezco a Cristo.”

El antiguo himno lo dice bien: “Con sin igual amor Cristo me ama. Su dulce paz en mi alma derrama. Y por salvarme su vida dio. Ya pertenezco a él. Ya pertenezco a Cristo. Cuán pura es su amistad. Por las edades durará. Y por la eternidad.”

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  • Luis R. López

    Luis R. López es Director Asociado de Misiones y Trabajo Étnico de la Asociación Bautista del Condado de Robertson en Tennessee.

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