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EDITORIAL: Diciendo adiós al Equipo de Estados Unidos


JOHANNESBURGO, Sudáfrica (BP)–Yo estaba un poco desilusionada. Como Americana que ha vivido la mayor parte de mi vida en África yo que quería que África le fuera bien en los torneos de la Copa Mundial en Sudáfrica. Estaba descorazonada cuando solo seis equipos africanos calificaron para la segunda ronda de la competencia, pero estaba muy orgullosa de que Ghana siguiera adelante.

Pero mi corazón, era para Estados Unidos todo el camino. Nada se compara con sentir entrar a un estadio llevando “Estrellas y Cintas” y gritando “¡USA!” junto a desconocidos de quienes sientes de repente un sentido de camaradería, simplemente porque ellos también hablan “Americano” y se ven como tontos con sus caras pintadas en rojo, blanco y azul.

Por lo que cuando Estados Unidos califico para la ronda de 16 después de que Landon Donovan anotara un gol de último minuto contra Algeria, mi esposo, un amigo y yo, inmediatamente entramos al internet para conseguir entradas para el partido contra Ghana en Rustenburg. Yo quería estar ahí para alentarlos a que ganaran, y posiblemente ser testigos de la historia haciéndose realidad. Yo como muchos otros americanos estaba determinada de que nuestros muchachos pudieran llegar al menos a cuartos de final.

A pesar de que no lo hicieron, fue igual increíble estar ahí. La mayoría de la multitud estaba apoyando a Ghana pero en mi opinión (algo ciega), nosotros y los americanos alrededor nuestro hacíamos más ruido, éramos la sección más apasionada en las graderías.

Nosotros vimos el partido parados, como los reales aficionados de futbol deberían; cantamos el himno nacional a todo pulmón, inclusive las partes difíciles de cantar, coreamos en varias ocasiones “¡Si se puede!” y “¡Vamos USA!” Gritamos de frustración cuando nuestro equipo fallo tiros al arco, saltamos salvajemente cuando Landon Donovan anoto el gol de penal.

Nuestro equipo se volvió un poco adepto a tener más empuje al final y hacer milagros de último minuto, pero ante Ghana hizo un gol la primera mitad del partido, yo me resigne al hecho que probablemente perderíamos. Nuestro esquipo lucho fuerte pero no pudieron logarlo. Después de que el partido acabara, nos quedamos hasta que el último jugador abandonara el campo, esperando que ellos vieran sus banderas y supieran que nosotros estábamos apoyándolos

El día antes del partido, el defensa de Estados Unidos, Herculez Gomez, que jugó durante la porción del tiempo extra del juego, escribió en su cuenta de Twitter: “El corazón de un hombre planea su camino, pero el SEÑOR determina los pasos –- Proverbios 16:9 Los veo en Rustenburg.”

Yo aprecio la perspectiva de Gómez. Yo no soy de aquellos aficionados que oran por que su equipo gane un partido (aunque durante el partido de Estados Unidos vs. Slovenia estaba bastante tentada). Yo me imagino que Dios sabe quién será el ganador y esta tal vez más preocupado de cómo el ganar o perder formara el carácter del deportista que como hacer feliz o triste a un aficionado.

Hay varios seguidores de Cristo en el equipo nacional de los Estados Unidos. Durante cada juego yo he orado por ellos, para que puedan caminar con integridad donde sea que estén “en la emoción de la victoria o en la agonía de la derrota.”

En medio de esta derrota yo estoy esperanzada. Esperanzada de que en cuatro años, nuestro equipo lo hará mejor. Esperanzada de que el futbol y la Copa Mundial continúe aumentando en popularidad en los Estados Unidos. Esperanzada de que Ghana dará a África su “historia de Gloria.” Sobre todo, yo estoy esperanzada de que hombres como Gomez, Tim Howard, Clarence Goodson y otros creyentes en el equipo de Estados Unidos usen su fama como plataforma para compartir la esperanza que tienen en Cristo.

Bueno adiós por ahora, Equipo de los Estados Unidos. Estarán dejando el escenario de la Copa Mundial, pero ¡estarán en nuestros corazones por un largo tiempo por venir!
–30–
Melanie Clinton es escritora y editor de International Mission Board ha vivido y trabajado en cinco países africanos.

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  • Por Melanie Clinton