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EDITORIAL: Para recoger la cosecha


NASHVILLE, Tenn. (BP)–Cuando yo era joven mi suegro tenía una finca en la que sembraba, entre otras cosas, varios tipos de frijoles. Cuando llegaba la época de recoger los frijoles, siempre se afanaba mucho buscando obreros que pudieran ayudarle, pues la labor debía realizarse en un corto período de tiempo.

En una ocasión tomé vacaciones para irme a la finca para ayudarle en la recogida de los frijoles. En aquella ocasión me explicó que si llovía la cosecha se arruinaría, también las aves, ciertos insectos y algunos animales podían dañar la cosecha y hacer que se perdieran; además de los recursos invertidos, todo el trabajo y el tiempo que se había empleado y por añadidura el producto que era muy necesario. Recuerdo haberle preguntado cuántos obreros serían necesarios, y su respuesta que fue simple: Mientras más obreros tengamos, será mejor. Nunca sobran.

En el Evangelio de Marcos, capítulo 10, versículo 2 encontramos una referencia que me hizo recordar el episodio de los frijoles de mi suegro. El Señor Jesús designó a setenta de sus seguidores y los envió, de dos en dos, delante de Él a todas las ciudades y lugares a los que se proponía ir después. Y les dijo: “Es abundante la cosecha, […] pero son pocos los obreros. Pídanle por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo”. (Lucas 10:2, NVI).

Tal vez usted se esté preguntando qué tiene que ver con usted y conmigo esta historia de los frijoles de mi suegro y que el Señor Jesús le dijera esto a los setenta. La respuesta es simple. Basta con tomar en las manos cualquier diario local o nacional o escuchar las noticias en la radio por algunos minutos para darnos cuenta que estamos viviendo días en los cuales la muerte y el sufrimiento de miles de seres humanos hacen que la gente se preocupe un poco por lo “desconocido”. Guerras y amenazas de guerras. Terrorismo, tiroteos y asaltos son cosas comunes que hacen que las personas sientan temor. Ya casi no hay algún lugar que podamos considerar seguro. Hay personas que han penetrado en los templos para asesinar a víctimas indefensas que se encontraban adorando a Dios.

Este mundo enfermo, clama a gritos por una esperanza que le pueda dar la paz y una esperanza. Es en verdad como un campo listo para la cosecha. Hacen falta obreros dispuestos a salir a recoger esos frutos. Y esos obreros somos usted y yo. Los que un día recibimos a Cristo como nuestro Señor y salvador. Usted se va a sorprender del ansia con la que va a ser recibido.

Nuestro Dios hace las cosas de manera simple y sencilla. No hay que ser un erudito ni ir a la universidad para participar en esta cosecha. Solo hay que estar dispuesto a decir a otros lo que Dios ha hecho con usted. Debemos tener presente que el mensaje de esperanza de Juan 3:16 es para TODO AQUEL que en Él cree… No hay exclusiones ni condiciones. No hay arreglos previos ni contribuciones. No se puede comprar ni se puede privar a alguien de ella. Es para TODO el que cree en el Hijo de Dios y le recibe como Salvador y Señor. Pero es necesario que usted y yo vayamos a esas multitudes hambrientas y sedientas y les presentemos este simple mensaje de amor y esperanza.

Para recoger la cosecha hace falta disposición. Los setenta pudieron haber hecho muchas preguntas. Pudieron pedir que se les enviara a tomar un entrenamiento intensivo. Pudieron solicitar que se les dieran ciertas garantías. Hasta pudieron preguntar que cómo se la arreglarían con sus propias necesidades. Pero no hay evidencias de que hicieran eso. Todo parece indicar que simplemente fueron e hicieron lo que el Señor les mandó que hicieran.

Cuando yo fui a recoger frijoles con mi suegro, nunca antes lo había hecho, pero a la media hora ya era todo un experto. Nunca recuerdo haber comido unos frijoles más sabrosos que aquellos que ayudé a recoger.

Venga hoy y participe de la cosecha de almas que están esperando que alguien venga a hablarles del Evangelio y sentirá un gozo que nunca antes ha conocido. Hacen falta obreros para recoger la cosecha. Yo quiero ser uno de ellos.
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Oscar J. Fernandez es el editor jefe de LifeWay Español y de los recursos en otros idiomas de LifeWay Church Resources en Nashville, Tenn.

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  • Por Oscar J. Fernandez