Recuerdo que cuando llegué a los Estados Unidos, la familia de norteamericanos que me alojó y recibió como parte de su familia, en la ciudad de Albuquerque en New Mexico, me preguntaban cómo celebrábamos en Cuba el Día de Acción de Gracias, y ante mi respuesta, me miraban como si yo hubiera venido de otro planeta. Yo les decía que en Cuba nunca había celebrado esa festividad.
El asunto es que oficialmente esa fiesta se celebra en los Estados Unidos, Canadá, Granada, Santa Lucía y Liberia. Esto no quiere decir que no haya familias en otros países del mundo que celebren esta fecha, pero no es una festividad oficial en otros países.
El Día de Acción de Gracias comenzó en Estados Unidos como un día dedicado a darle gracias a Dios por la cosecha obtenida. En Alemania y Japón hay una celebración similar ligada a la cosecha. Generalmente, se cree que se inició con la cosecha del año 1621 con los peregrinos de Plymouth y los indígenas del Wampanoag People.
Esta festividad norteamericana está llena de leyendas y simbolismo. La cena típica, generalmente incluye Pavo asado relleno de pan, patatas, jalea de arándanos y pastel de calabaza. Con los años, algunas cosas han ido cambiando, algunas personas prefieren freír el pavo en lugar de asarlo. Otros procedentes de distintos países sustituyen el pavo por cerdo, oveja o pescado asado.
En los Estados Unidos se ha convertido en el día que genera mayor tráfico aéreo de pasajeros y mayor volumen de tráfico de vehículos en las carreteras y autopistas del país, debido a que con el pasar de los años y la secularización de la sociedad americana, el motivo de la celebración fue cambiando de su origen religioso original de dar gracias a Dios por las bendiciones recibidas a una reunión familiar para celebrar una cena. Esto añadió personas de todas las creencias religiosas y a personas no creyentes que se reúnen en este día para celebrar una cena en familia.
En el presente, los cristianos celebramos esta festividad como un día tranquilo en familia, en el que meditamos en las bendiciones que hemos recibido de Dios y le damos gracias por ellas al Creador, aprovechando para compartir el evangelio con aquellos familiares no cristianos, mientras disfrutamos de la cena. Es muy importante la participación de los niños porque ellos son nuestro relevo y debemos lograr que se sientan parte de la celebración para que participen gozosos y no por una obligación.
Las raíces de esta celebración se profundizaron el día 3 de octubre del año 1863 cuando el Presidente Abraham Lincoln, en medio de la Guerra Civil, proclamó el Día Nacional de Acción de Gracias a celebrarse el jueves 26 de noviembre. Sin embargo, no fue hasta el año 1942 en el que el Presidente Franklin D. Roosevelt designó al cuarto jueves de noviembre, a pesar de que no siempre es el último jueves, como el Día Nacional de Acción de Gracias.
La secularización de la sociedad ha influido también en la celebración de esta importante fecha. En el año 1876 con un partido de futbol entre Yale y Princeton comenzó la costumbre de celebrar juegos de futbol en este día. Sin embargo, las iglesias cristianas en general han mantenido claro el motivo de esta celebración. Algunas iglesias celebran cenas este día en las que además de alabar y agradecer a Dios por sus bendiciones, se presenta el evangelio teniendo presente que pueden tener visitantes que todavía no han recibido a Cristo como Señor y Salvador.
Quiero insistir en que el origen de esta festividad hay que buscarla en los Estados Unidos. No hay ninguna referencia en las tradiciones judeocristiana de algo similar o parecido. Hay familias que en lugar de pavo celebran con cordero pero lo importante no es qué se come sino cómo se come.
Yo vivo en el Suroeste de Florida y este es un Estado en el que por el clima, los beneficios que el gobierno ofrece a los jubilados, los hospitales y el sistema de salud en general, atrae mucho a las personas de la tercera edad a mudarse para acá, algunos durante todo el año y muchos otros durante el otoño y el invierno. Esto hace que las iglesias del área desarrollen planes especiales que tienen en cuenta esta situación. En la iglesia de la que soy miembro, existe una categoría de “miembros temporales” con los mismos beneficios y obligaciones de los miembros regulares para darle atención y ministrar a este tipo de residentes “temporales” que los residentes permanentes acostumbran a llamar “pajaritos de la nieve” (Snow Birds).
Menciono esto porque la mayoría de estas personas no viajan hasta donde están sus familiares, ni sus familiares vienen hasta acá por el Día de Acción de Gracias. Nuestra iglesia y muchas otras, celebran cenas ese día, animando a los miembros a venir con sus familiares a tener esta celebración juntos con la familia cristiana. Se presentan los alimentos típicos y se celebra un devocional. Hay otras iglesias que celebran esta cena la semana anterior o posterior al día señalado.
Considero que lo más importante es que tengamos presente que una de las grandes bendiciones que Dios nos da es la familia y que tenemos la responsabilidad, no solo este día, sino constantemente de servir de ejemplos dándole gracias a Dios por todo, siendo agradecidos, alabando a Dios y testificando lo que Él hace y ha hecho por nosotros.
Hagámonos el propósito de este año celebrar el Día de Acción de Gracias de una manera especial, dándole a Dios la preeminencia en todo lo que hagamos, dedicando esta celebración a Su honra y gloria.
