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El evangelio alcanza remotos pueblos brasileños


NOTA DEL EDITOR: La Semana de Oración por las Misiones Internacionales de este año, del 30 de noviembre al 7 de diciembre, se enfoca en misioneros que sirven en América del Sur además de las iglesias que participan con ellos, ejemplificando el alcance global apoyado por las ofrendas de los bautistas del sur a la Ofrenda de Navidad Lottie Moon. El tema de este año es “VE DI la historia de Jesús,” la meta nacional de la ofrenda es $170 millones.

RECIFE, Brasil (BP)–El maestro se inclina sobre el escritorio de Edinaldo y sobre el hombro del muchacho le echa una mirada a la hoja de trabajo donde él llena los espacios. El aire es pesado y no circula dentro de la escuela de cemento, y Edinaldo es el único niño que todavía está trabajando para terminar su trabajo de clase antes de las vacaciones de verano.

Los alegres gritos abundan cuando los niños juegan afuera del edificio. Aunque Edinaldo se quede hoy después de clases, su educación mayormente concluirá al mismo nivel que el de la mayoría de los niños que crecen en el quilombo (pueblo) — cuarto grado.

A diferencia de sus estudiantes, Ivanilson Assis Costa tuvo la rara oportunidad de continuar su educación más allá del cuarto grado.

Cuando Costa viajó los 30 kilómetros desde su pueblo para completar los grados quinto a octavo, no tenía en planes regresar al pueblo quilombola de Brasil a enseñar en los aislados pueblos, o “quilombos.” De hecho, cuando Costa se hizo cristiano hace 12 años, sintió que Dios lo llamaba al campo misionero.

Sin embargo, en vez de viajar a un país extranjero para compartir a Cristo, Costa pronto se dio cuenta que Dios lo estaba llamando a regresar a los quilombos brasileños a compartir el evangelio a su propia gente – descendientes de esclavos africanos fugitivos en los años 1600s que establecieron sus remotos pueblos como refugios.

“Nunca me imaginé que Dios me usaría exactamente aquí de donde yo soy,” dice Costa.

Keith y Deborah Jefferson de la First Baptist Church de Houston sirven como coordinadores de estrategia de la JMI para los quilombolas, pero la distancia, los malos caminos y las fuertes lluvias los previenen de vivir tiempo completo entre los quilombolas.

El pastor Edson Oleivero de la Primera iglesia Bautista Misionera de Cachoaira, colabora con determinación con los Jefferson para romper las barreras del aislamiento y mandar voluntarios a los cercanos pueblos quilombola. Una de esos voluntarios, Geralda Santos Sousa, vive cuatro días a la semana en medio de los quilombolas. “No hay mejor manera de alcanzar a los quilombolas,” dice Geralda, “que estar con la gente – vivir con la gente, sufrir con la gente, pasar con ellos las dificultades por las que pasan e identificarse con ellos de la misma manera que Cristo se identificó con el hombre.”

Luego de una larga hora de viaje a través de polvorientos caminos llenos de baches en terreno montañoso, Geralda sale del estrecho asiento trasero de una camioneta para saludar con una sonrisa a la gente de un quilombo

La penumbra cae sobre el pueblo, pero un rayo de luz se filtra por la ventana abierta de una iglesia donde Geralda regularmente se reúne con los quilombolas para adorar.

Ella sabe que los caminos de vuelta a través de las montañas estarán llenos de dificultades para el viaje de esta noche pero no está preocupada.

“El crecimiento del Reino de Dios no tiene precio,” dice Geralda.
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Kristen Heller es una antigua corresponsal extranjera de la Junta de Misiones Internacionales. Para saber más sobre cómo los voluntarios pueden participar en alcanzar Sudamérica para Cristo, vaya a samregion.org. Visite going.imb.org para ver oportunidades generales de voluntariado. Ofrendas a la Ofrenda de Navidad Lottie Moon pueden hacerse a www.imb.org/offering para apoyar a los más de 5.300 misioneros de la Junta de Misiones Internacionales en todo el mundo, incluyendo a Keith y Deborah Jefferson en Brasil.

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  • Por Kristen Hiller