BANKLA, Tailandia (BP)–Ella usa un bolígrafo de color plata para trazar figuras miniaturas de los sabios de oriente para la historia de la Navidad y luego corta las decoraciones de terciopelo que colgarán de los árboles de un sin número de hogares estadounidenses durante las fiestas navideñas.
Sin embargo, la Navidad no se celebra en la casa de Ponpit Sayom, en Tailandia. Para su familia no cristiana, Jesús es solamente otro hombre. En el día de Navidad, Sayom simplemente va a su iglesia para celebrar el nacimiento de su Salvador.
Sigue teniendo que ganarse el pan y necesita atender a sus nietos. Sayom es la proveedora principal de alimentos para su familia de ocho miembros, especialmente desde que el trabajo de su esposo ha sufrido retrasos por las fuertes lluvias y las inundaciones. Su oración es que un día su familia escuche la historia representada en las decoraciones navideñas que ella hace.
Sayom se gana el pan haciendo decoraciones navideñas cosidas a mano para Thai Country Trim, un ministerio que por 25 años ha provisto empleo para las mujeres en el área rural de Tailandia.
Thai Country Trim emplea a 22 obreros a tiempo completo en el centro del ministerio –- todos son creyentes que dirigen estudios bíblicos y grupos pequeños.
Este ministerio también emplea a docenas de mujeres que trabajan desde su casa, lo que les permite ganarse unos ingresos mientras cuidan de sus hijos.
Thai Country Trim fue el primer grupo artesano en el programa WorldCraft de la Unión Femenil Misionera (WMU, por sus siglas en inglés), que comenzó en 1996 y ahora cuenta con artesanos locales en 33 países.
El apoyo y promoción de la WMU permite que Thai Country Trim dé empleo a más obreros, dijo su directora, Cheryl Derbyshire. WorldCrafts es una de las muchas maneras que la WMU promueve la participación en las misiones entre los bautistas del sur.
Derbyshire se goza en ver que las vidas cambian mientras los 22 empleados a tiempo completo comparten el Evangelio con las mujeres que trabajan desde su casa y que no son creyentes. Sayom, quien ha trabajado para Thai Country Trim por 20 años, es una de las empleadas a tiempo completo.
Sayom parece el tipo de mujer que se pasaría el tiempo sentada en una silla mecedora, tomando té mientras arrulla a uno de sus nietos, hasta dormirlo.
Pero Sayom raramente tiene un rato de ocio. Se pasa los días y las noches checando meticulosamente las puntadas en las decoraciones navideñas. Si una de las puntadas está fuera de su lugar, tienen que deshacer toda la decoración.
Se levanta a las 5 a.m. para preparar a sus nietos para la escuela. Luego va al centro de Thai Country Trim y traza y corta las figuras de los personajes navideños.
Luego de trabajar de las 8 a.m. a las 5 p.m., regresa a su casa a cocinar para su familia, alimentarlos, duchar a sus nietos y atender a su anciano padre, quien padece de Alzheimer.
Cuando los demás están en la cama, ella se sienta con las piernas cruzadas, en el piso de linóleo, y cose a mano las decoraciones en forma de angelitos a la luz de la lámpara fluorescente, hasta la media noche, para ganarse un dinero extra.
Para pasar el tiempo mientras cose y decora los adornos, Sayom canta canciones de alabanza y susurra oraciones por su familia. Ella cuida de tres generaciones, su padre, sus hijos y sus nietos.
ANHELANDO AMOR
Una amiga le presentó a Thai Country Trim a Sayom y le ayudó a conseguir un puesto haciendo decoraciones. Ella nunca se había sentido amada antes, explica mientras las lágrimas caen detrás de sus lentes—lágrimas de dolor, heridas en el corazón y sanación. Su padre siempre fue un malvado con ella, dice, y su madre murió cuando ella tenía 7 años. Sayom dice que creció sola y anhelando amor.
“Cuando sea anciano, no quiero cuidarlo,” le dijo Sayom una vez a su hermano.
Pero las cosas cambiaron cuando comenzó a trabajar para Thai Country Trim. Se dio cuenta que ella tenía valor. La felicitaban por su trabajo manual y comenzó a sentirse orgullosa de él.
En los estudios bíblicos semanales que forman parte de la jornada laboral en el centro ministerial, Sayom escuchó que Dios es como un padre y que la ama incondicionalmente. Ella vio Su amor en las vidas de sus compañeros de trabajo.
“Mis amigos cristianos me amaron,” dice Sayom. El amor que mostraron los empleados cristianos la impulsaron a creer en Cristo.
Por el amor de Cristo, ella dice que ha podido amar a su padre. Después de haberse sometido a una cirugía mayor, su padre necesitaba vivir con uno de sus hijos. Él preguntó si podía quedarse con ella.
“Yo no quería,” admite. “Pero gracias a Dios, cuando pude conocerle, Dios cambió mi parecer para así poder amar a mi padre.”
Dios también está cambiando el corazón de su padre. Aunque todavía no es un creyente, él ahora trata a Sayom con más respeto.
Derbyshire ha visto la transformación de Sayom. Mientras aumentaba su autoestima, comenzó a acercarse a los demás. Sayom comenzó a trabajar desde su casa y ahora trabaja en un puesto a tiempo completo en el centro. Ella ayuda a dirigir los estudios bíblicos semanales con las mujeres que todavía no han creído en Cristo.
Gracias a Thai Country Trim, Sayom puede sustentarse a sí misma y a su familia. Cuenta con una comunidad cristiana que la apoya y la nutre.
La vida es difícil para Sayom. Su familia todavía no es creyente. Como la madre de sus hijos y de sus cuatro nietos, debe continuar proveyendo financieramente para sus necesidades.
Pero, “Dios es más grande,” dice Sayom, sonriendo.
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