fbpx
Articulos en Español

FIRST-PERSON: Demonizar huérfanos


LAKELAND, Fla. (BP)–Recientemente me quedé sin habla mientras miraba el preestreno de la película “La Huérfana.” Esta película de horror es un relato de ficción que trata de una pareja que perdió a su niño sin nacer y decide adoptar a una niña de nueve años llamada Ester.

Poco después de llegar a su hogar, Ester enloquece y comienza a atacar a otros niños y a sus padres sin ninguna razón. La consigna para la película que se ve en el preestreno y en los carteles es: “Algo Está Mal con Ester.”

Concedido, no soy fanático de las películas de horror, pero este breve preliminar me enfermó. Me dolió pensar en cada niño adoptado que pudiera ver este tráiler de la película. Mi preocupación es que niños adoptados o niños en espera de ser adoptados enfrenten bromas crueles y ridículas de otros niños como único resultado de haber visto los preliminares. Me estremece pensar que las familias que estén considerando adoptar sean influenciadas negativamente por temores infundados.

No he visto la película (la cual no ha salido a los cines) y no planeo verla. El preestreno por sí solo es una afrenta a la dignidad y al respeto que se les debe a los huérfanos. No estoy en una campaña contra Hollywood, pero sí estoy en una campaña para fomentar el interés por los niños huérfanos.

Algunas personas pueden leer esto y decir: “Relájate, es solo una película.” Cada día en Florida en Baptist Children’s Homes (Hogares Bautistas de Florida para Niños) vemos la tragedia de niños que han sido abandonados y abusados. Vemos las caritas de preciosos niños que anhelan tener una amorosa familia perdurable a través de la adopción.

Considere que hay aproximadamente 130.000 niños en EE. UU. esperando ser adoptados, incluyendo 7.400 niños en Florida. Además, hay 133 millones de huérfanos alrededor del mundo.

Los niños llegan a Florida Baptist Children’s Homes por diferentes razones, pero todas las razones son trágicas. La gente necesita entender que los niños huérfanos son víctimas. Son víctimas de los padres que los han abandonado, abusado o simplemente no les importan.

Los niños que son puestos a nuestro cuidado enfrentan muchos desafíos. Muchos de ellos, cuando llegan, están atrasados en la escuela, tienen escasas habilidades sociales y tienen profundos sentimientos de inadecuación y baja autoestima. Tan ridículo como parezca, muchos niños se sienten responsables de la tragedia de su situación, y combinan más allá los sentimientos de culpa y vergüenza.

Nuestro altamente entrenado personal trabaja duramente a través del cuidado apropiado y la consejería para ayudar a todos nuestros niños con sus desafíos. Sin embargo, es la gracia de Dios actuando a través de nuestro personal la que verdaderamente cambia y restaura a estos niños. Dios cambia vidas, y estoy en la afortunada posición de poder ser testigo de esto en forma regular.

Como cristianos todos deberíamos ver esto como nuestra responsabilidad de ayudar a “atender a los huérfanos” (Santiago 1:27) y “abogar por el huérfano” (Isaías 1:17). Considere las diferentes maneras en las que la gente puede servir a Dios a través del ministerio de atención al abusado, abandonado y a los niños en orfandad:

1) Conviértase en un padre adoptivo, especialmente de un niño mayor o de un grupo de hermanos.

2) Conviértase en un padre temporal ya que necesitamos muchos más hogares temporales cristianos.

3) Alístese como voluntario de los establecimientos de Florida Baptist Children’s Homes’, o de hogares para niños de su área.

3) Apoye financieramente y con sus oraciones a los hogares para niños.

4) Vaya con nosotros a hacer una diferencia internacionalmente en la vida de un huérfano.

Levantémonos como un cuerpo de creyentes para proveer cuidado amoroso y apoyo a los huérfanos con cualquier capacidad que Dios nos haya dado. De esta manera verdaderamente estaremos defendiendo a los huérfanos de aquellos que simplemente los explotan por las ganancias de las taquillas.
–30–
Jerry T. Haag es presidente de Florida Baptist Children’s Homes

    About the Author

  • Jerry T. Haag