EL PASO, Texas (BP) — La mañana del tiroteo masivo en un Walmart de El Paso, la Escuela Immanuel Christian tenía un día de trabajo para que los maestros y los miembros de la iglesia prepararan el lugar para el inicio de clases.
Immanuel Christian, un ministerio de la Immanuel Baptist Church, está a dos minutos caminando del Walmart de El Paso donde 22 fueron asesinados el 3 de agosto a manos de un pistolero solitario.
“Ese es nuestro Walmart. Siempre está lleno,” le dijo el pastor de Immanuel, J.C. Rico al TEXAN. “Cualquiera [de los que estaban trabajando ese día] pudo haber dicho: ‘Necesitamos bolsas de papel. Necesitamos ir rápido a Walmart.'”
No lo hicieron.
De hecho, sin saberlo aquellos que participaban en el día de limpieza, el tiroteo ocurrió aproximadamente a la misma hora que los maestros y los miembros de la iglesia terminaron su trabajo y se reunieron afuera en la caliente mañana de El Paso para orar.
“Estábamos orando en el patio de recreo de la escuela al mismo tiempo que el tiroteo estaba sucediendo. No teníamos ninguna idea,” dijo la maestra de Biblia de los grados 7 a 10 de Immanuel, Eva Gutiérrez.
Gutiérrez se dirigió al Walmart Cielo Vista después de que terminó en la escuela esa mañana, solamente para, en vez de eso cambiar de idea y manejar al Walmart más cercano a su casa. Mientras estaba en ese Walmart, recibió una llamada de su esposo, policía en El Paso, advirtiéndole sobre el tiroteo activo.
Una maestra de preescolar de Immanuel estaba de hecho en el estacionamiento del Walmart de Cielo Vista cuando la gente huía aterrorizada de la tienda. El director atlético de la escuela había estado allí 40 minutos antes del tiroteo. Otros estaban en el Sam’s Club contiguo.
El tío de un estudiante de Immanuel, Alexander Hoffman de origen alemán, residente de Juárez, estuvo entre las víctimas.
Usualmente el inicio de clases significa compra de artículos escolares, o finalizar la lectura veraniega o adquirir uniformes y zapatos nuevos.
El primer día de clases en muchas escuelas públicas y privadas en El Paso, no fue lo que nadie esperaba.
Para la Immanuel Christian, el regreso de sus 455 estudiante a la escuela el 12 de agosto significó seguridad extra y entrenamiento en cierre de emergencia para el personal y los maestros la semana antes, reuniones para tranquilizar a los padres, y la presencia de consejeros, incluyendo a los capellanes de Alivio en Desastres de los Bautistas del Sur de la Convención de Texas, para los niños y las familias.
“Hemos tenido seguridad en el pasado y protocolos de prevención en el pasado, pero esto definitivamente trajo las cosas cerca de casa,” le dijo John Davis, líder de la escuela Immanuel, al TEXAN, al explicar que además de las medidas que ya estaban en funcionamiento como cierres automáticos y puntos limitados de entrada, la escuela añadió oficiales armados de seguridad — policías fuera de turno de El Paso — este año.
A las familias se les pidió contribución para los gastos inesperados que no estaban incluidos en el presupuesto, y muchos lo hacen, dijo Davis.
Héctor Vásquez, policía de El Paso que fue uno de los primeros en responder en Walmart el 3 de agosto, está entre los nuevos guardas de seguridad en Immanuel. Él está agradecido por la oportunidad de estar en la escuela.
“Me gusta. Interactúo mucho con los niños. Creo que es bueno. Eso ayuda. Ahí afuera cuando estoy trabajando, no tengo mucho tiempo para hacer policía comunitaria. Aquí tengo mucho tiempo para hacer eso, realmente interactúo con los niños y les muestro, eh, los policías no son malos. Estamos acá para ayudar,” dijo Vásquez.
Davis dijo que él cree que es un gran testimonio a la comunidad y a los oficiales.
“Los niños han respondido realmente bien. Y tener a los oficiales acá interactuando con los niños, eso ha sido una gran cosa para nuestros niños y para los oficiales, también,” dijo Davis. “El departamento de policía de El Paso dijo que ese es un lugar en el que los [sus] oficiales quieren estar, porque nuestros niños son muy respetuosos y participativos.”
Para el momento en que las clases comenzaron, los estudiantes mayormente parecían haber vuelto a la normalidad, dijo Gutiérrez, aunque algunos padres reportaron que sus niños tenían problemas para dormir o estaban contrariados al principio.
Gutiérrez dio pasos especiales para calmar a sus estudiantes de la Biblia.
“Comenzamos cada una de las clases con un devocional y un tiempo de oración,” dijo. También dijo que ahora intencionalmente pone cantos cristianos que animan a soltar el temor y dárselo a Dios. Y con cada petición de oración de cada día, sus clases de la Biblia también oran por protección y por un día seguro.
“Ellos oyen que el Señor está con nosotros en nuestro miedo,” dijo Gutiérrez. “Y están oyendo que estamos orando para que Dios nos mantenga seguros.”
Desafortunadamente, el mundo ha cambiado, añadió.
“No es si viene alguien, es cuándo viene alguien,” dijo. Pero no podemos vivir atemorizados. Simplemente tenemos que confiar en el Señor y continuar y estar ahí los unos para los otros.”