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MAÑANA ES MUY TARDE: Eric y Ramona Reese ministran con urgencia en los barrios marginados de Brasil


RIO DE JANEIRO, Brasil (BP)–Con las ventanillas de su camioneta abiertas y varios miembros de su equipo dentro, Eric Reese continúa por el camino de tierra una noche en Río de Janeiro, Brasil, mientras escucha el inconfundible sonido de los disparos que resuenan en la favela (barrio pobre).

Eric enciende la luz interior de su camioneta mientras aminora la marcha hasta detenerse. Él no necesita ver el interior de su vehículo, pero después de seis años de trabajar en los barrios pobres con los marginados, sabe que los que están fuera necesitan la luz para mirar dentro de la camioneta.

Un hombre se acerca a la ventanilla abierta del lado del conductor y muestra una AK-47. “Calma, calma”, dice Eric. “Acabamos de terminar una reunión evangelística y nos estamos yendo”. Cuando el traficante de drogas se aparta de la ventanilla y les saluda con un movimiento de su mano, Eric, 42, pone en marcha la camioneta y se dirige a su casa a encontrarse con su esposa, Ramona, y sus dos hijas.

“Creo que Dios honró nuestra presencia aquí”, dice Eric. “Si Dios pudo abrir las aguas del mar Rojo y decir ‘mi pueblo va a pasar’, Dios puede decir ‘ustedes no pelearán ahora’. Creo que la gracia de Dios dijo, ‘calma’. Lo creo.

“En estas comunidades, uno tiene que tratar con mucha maldad”, dice Eric, “pero lo tienes que hacer. No podemos estar aquí parados y simplemente dejar que esta gente dispare y se mate sin que se les predique el evangelio”.

Con tiroteos frecuentes, prostitución y narcotraficantes en las calles, las favelas no son lugares para los niños. Pero Eric vino esta noche con el único propósito de compartir el evangelio con los niños de ese lugar.

“Si podemos alcanzar a estos niños”, dice Eric, “podemos cambiar esta comunidad”.

Eric no está tratando de cambiar las favelas por su cuenta. Él y Ramona trabajan junto con un equipo de jóvenes que comparten la pasión de ver personas transformadas por el mensaje del evangelio.

Cuando Ciro Montes, de 26 años, le pidió ayuda a Eric en 2003 para establecer un club para jóvenes cristianos solteros, él inmediatamente aceptó. Después de que muchos de estos jóvenes comenzaron a interesarse en el evangelio, Eric desafió a Ciro a compartir el evangelio en las calles.

Ciro despertó la curiosidad de Eric cuando pidió prestado un equipo para tomar la presión arterial, tijeras para cortar el cabello y un equipo de sonido.

No fue sino hasta que Eric acompañó a Ciro a la favela a descargar el equipo que pudo entender lo que los jóvenes estaban haciendo. Por medio de ofrecer cortes de cabello gratis, tomar la presión y ofrecer otros servicios sociales, los jóvenes también pudieron presentar el evangelio a los residentes.

“Yo no cabía dentro de mí”, dice Eric. “Esto es lo que significa ser un misionero: impactar a los nacionales para que hagan aquello que Dios les ha capacitado para hacer”.

Ver más allá de la violencia y la corrupción que hay en las favelas es un desafío permanente para esta pareja de la Iglesia Bautista Sherwood en Albany, Georgia. Pero la misma autodestrucción que impide que algunos lleguen a Cristo es precisamente lo que impulsa a los Reese a compartir el evangelio.

“La comunicación del evangelio con esta gente no puede esperar hasta mañana”, dice Eric. “Tienes que compartirlo con ellos hoy, porque no sabes lo que les espera mañana”.
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  • Por Kristen Hiller