La carta de Laura Martínez a sus seguidores en México nos recuerda a las cartas del Nuevo Testamento. Hace poco escribió sobre su rápida adaptación a la cultura, el clima, la geografía y la gastronomía de Colombia. Enumeró las diferencias en las estaciones y las interpretaciones de ciertas palabras en español, y se sorprendió gratamente de que la calidad del agua en Colombia sea superior a la de su lugar de origen en México.
Más importante aún, expresó su gran alegría por participar en la tarea de la Gran Comisión.
Martínez es una compañera misionera global (CMG) que sirve en un equipo de la Junta de Misiones Internacionales en Colombia. Fue enviada desde el Seminario Teológico Bautista Dr. G.H. Lacy en Oaxaca, México, un seminario fundado por misioneros de la Junta de Misiones Internacionales (IMB, por sus siglas en inglés).
Los CMG reciben apoyo financiero de la iglesia u organización que los envía y sirven con los equipos de la JMI.
Amanda Davis, directora de globalización de la JMI, dijo que a través del programa de CMG, la JMI puede asociarse con instituciones como el seminario en Oaxaca para ofrecer a los estudiantes un lugar donde servir en pasantías de un semestre en misiones transculturales.
“Se trata de una oportunidad beneficiosa tanto para el seminario como para la JMI. Los estudiantes pueden servir en un equipo establecido con misioneros veteranos de la JMI”, dijo Davis. Los estudiantes reciben experiencia y formación en estos equipos.
“Nuestros misioneros reciben más obreros para la cosecha, más testigos del Evangelio, y tienen la oportunidad de volcarse en las vidas de jóvenes estudiantes del seminario, que se convertirán en la próxima generación de misioneros internacionales”, continuó Davis.
Corto plazo, gran impacto
Después de la orientación con los instructores de la JMI, los CMG Roy y Dirce Cooper, Martínez sirve ahora con los misioneros de la JMI Brian y Ronda Massey.
Trabaja con los zenúes, un pueblo indígena de Colombia. Ejerce su ministerio en una reserva y con niños y jóvenes en una iglesia local. Su función incluye trabajar con los misioneros de la JMI en el diseño de materiales orales para el discipulado y la capacitación de creyentes locales en dos iglesias zenúes y una iglesia ya plantada.
“Mi deseo es que las familias de estos grupos sean alcanzadas y discipuladas para la gloria de Dios”, escribió Martínez a sus seguidores.
El equipo celebró recientemente el bautismo de nuevos creyentes.
“Espero poder transmitir la alegría que hay en mi corazón por lo que el Señor está haciendo entre este pueblo”, escribió Martínez.
“Dios realmente la ha usado en el poco tiempo que lleva aquí para hacer un impacto para Su reino”, dijo Brian Massey. “Laura tiene un corazón tan sensible al Señor y ha sido usada para ministrar en varias ocasiones a niños zenúes que han tenido diferentes tipos de traumas en su pasado”.
Martínez recientemente planeó, organizó y dirigió una Escuela Bíblica de Vacaciones y entrenó a cristianos zenúes. Varios niños hicieron profesión de fe y trajeron a sus padres a la iglesia.
“[El seminario] ha hecho un gran trabajo preparándola para el trabajo transcultural”, dijo Brian. “Su experiencia es exactamente lo que necesitábamos en nuestro equipo”.
Martínez escribió: “Estoy tan feliz y agradecida al Señor por darme esta oportunidad de servirle en Colombia, también por la gracia que me da, por su cuidado, por su provisión [y] por su amor inagotable.”
Roy Cooper dijo que los misioneros de habla hispana, especialmente los estudiantes del seminario, son muy eficaces.
“Ellos ya saben que parte de su papel es entender el nuevo contexto y adaptarse para llegar a la gente donde están. Tanto su preparación como el hecho de venir de Latinoamérica son una ayuda tremenda”, afirma Roy.
En una carta a los Coopers, el Dr. David Tamez, presidente del seminario, expresó su gratitud por el apoyo y la dedicación de la JMI a los estudiantes del seminario. Dijo que la ayuda de los Coopers ha sido “crucial en el proceso de preparación ministerial de estos siervos que están preparados para extender el Evangelio a través de las misiones globales”.
Y añadió: “Uno de los aspectos más alentadores que escuchamos constantemente de nuestros socios misioneros globales es el impacto transformador del compromiso intercultural. Muchos comparten historias de construcción de relaciones significativas, siendo testigos de cambios positivos en las comunidades a las que sirven y experimentando el crecimiento personal a través de los retos y alegrías de la labor misionera.”
“El programa no sólo equipa a los estudiantes para las misiones internacionales, sino que también les capacita para servir en una variedad de capacidades, tanto a nivel mundial como local”, continuó Tamez.
Dirce Cooper espera que servir como CMG confirme el llamado de los estudiantes, ya sea que los lleve a un campo misionero internacional o local.
“Mientras trabajan en nuestros equipos de la JMI, oramos para que Dios les hable sobre Su llamado específico para cada uno de ellos porque eso es lo que quieren saber: ‘¿Qué tiene Dios después de esto, después de que me gradúe del seminario?” dijo Dirce.