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Nueva Plantación hispana en San Ángelo ya busca plantar más iglesias


El camino de Santiago Machado para seguir a Cristo y pastorear el Centro Cristiano Beraca fue oscuro y difícil.

Creció en un hogar donde todos, incluida su madre, practicaban la brujería. Cuando cumplió 16 años, empezó a servir en el ejército en su natal Cuba, donde se encontró con muchos problemas, incluyendo un accidente en un camión de combate que se estrelló debido a un descuido de su parte. Sobrevivió al accidente, pero fue condenado a tres años de prisión militar.

Machado describe que su vida en ese momento se encontraba “muy mal en todos los sentidos”.

Hasta que Jesús apareció en la vida de Machado de la forma más inesperada. 

Al principio de su encarcelamiento en la prisión militar, Machado le pidió a un amigo que fuera a su casa y le contara a su madre lo que le había ocurrido. El amigo hizo lo que se le pidió y volvió para informar a Machado de lo que había averiguado: que su madre había entregado su vida a Cristo después de escuchar el Evangelio un mes antes. No sólo eso, sino que el amigo le dijo a Machado que él mismo había entregado su vida a Jesús después que la madre de Machado le compartiera el evangelio.  

Al oír el testimonio de su amigo y cómo Jesús había cambiado la vida de su madre, Machado –en un acto de desesperación– decidió entregar también su vida a Cristo. Comenzó a leer el Nuevo Testamento que le había dado su amigo y, en poco tiempo, empezó a ver a Dios obrando en medio de sus circunstancias.

Dios tenía planes para mí

A los quince días de su encarcelamiento, el director de la prisión llevó a 50 presos en un gran camión a realizar trabajos forzados. Cuando los presos regresaban del trabajo, un capitán pidió a Machado y a otro preso que pusieran una linterna en la parte trasera del camión porque estaba oscureciendo. Mientras los dos hombres se dirigían a la parte trasera, el camión fue embestido por otro vehículo que iba a muy alta velocidad. Murieron muchos de los que iban en el vehículo, incluido el capitán. 

Machado se arrastró fuera del camión y cayó en la carretera. Los equipos de emergencia lo encontraron fuera del vehículo, consciente, pero en estado de shock. “Yo podía hablar”, dijo Machado, “pero sentía que Dios me decía que no hablara. Mis labios estaban sellados”.

Machado no habló durante los tres meses siguientes, ni en el hospital ni cuando lo devolvieron a la prisión. Como los oficiales de la prisión no sabían qué hacer con él porque no hablaba, lo devolvieron a su unidad militar. Después de 20 días en su unidad, un médico declaró que Machado no estaba apto para seguir en el ejército, por lo que fue dado de baja. Machado declara que Dios obró un milagro aquel día. De una condena de tres años de prisión, sólo estuvo 15 días.

“Dios tenía planes para mí”, dijo Machado.

Vivir al servicio del Señor

Al volver a casa de su madre, Machado empezó a servir al Señor en la iglesia. Iba con su madre a compartir el Evangelio en su comunidad, lo que alimentó su pasión por ver a los perdidos salvados. Fue en esta iglesia donde Machado conoció a su esposa, Irene, comenzando una familia que incluía dos hijos y un matrimonio que lleva 35 años y sigue creciendo.

Los Machado fueron eventualmente enviados como misioneros a Punta Brava en La Habana por tres años, comenzando en 1986. Él pasó a pastorear ocho iglesias y a fundar 15 grupos de estudio en hogares. Ocho de esos grupos se convirtieron en iglesias que siguen funcionando.

En el 2012, Machado recibió una oferta para pastorear una iglesia en San Ángelo, Texas, la cual aceptó. Pero a medida que pasaban los años, comenzó a sentir que el Señor lo llamaba a plantar una nueva iglesia centrada en las misiones y la evangelización, dos cosas muy cercanas a su corazón. Sintiendo que Dios lo movía en una nueva dirección para convertirse en un plantador, Machado dio un paso de fe y dejó su iglesia y la seguridad financiera que le proporcionaba. Fue entonces cuando conoció a Edgar Trinidad, pastor del Centro Cristiano Kairo en San Ángelo. 

A medida que Machado y Trinidad se fueron conociendo, descubrieron que compartían la visión de plantar una iglesia en San Ángelo. Trinidad finalmente propuso una asociación que permitiría a Machado servir como pastor asociado voluntario en Kairo mientras aprendía más sobre la plantación de una iglesia. Machado aceptó el reto.

Una nueva plantación, un nuevo camino

Machado trabajó bajo la dirección de Trinidad durante dos años y medio. Su formación incluyó el trabajo con Send Network SBTC, una asociación de plantación de iglesias entre la Convención de los Bautistas del Sur de Texas y la Junta de Misiones Norteamericanas. Después de ser certificado como plantador por la convención, Machado y Trinidad comenzaron a explorar un lugar para plantar. El Señor los dirigió al norte de San Ángelo, en donde la iglesia de Trinidad pudo comprar un edificio que albergaría la nueva obra.

El primer servicio en la nueva iglesia, Centro Cristiano Beraca, se celebró el 1 de octubre de 2022. A medida que la iglesia se acerca a su primer aniversario, entre 25 y 30 personas asisten ahora los domingos.

“Dios nos ha dado muchas estrategias” para llegar a la comunidad, dijo Machado. Por ejemplo, el Centro Cristiano Beraca abre sus puertas para dar de comer a la comunidad todas las semanas. Es una oportunidad para que la iglesia alimente a la comunidad no sólo físicamente dice Machado, sino también espiritualmente. Se predica el Evangelio antes de servir la comida, lo que ha llevado a 20 personas a tomar la decisión de seguir a Jesús y ser bautizados.

Y aunque todavía es una iglesia joven, el Centro Cristiano Beraca ya está tratando de formar a la próxima generación de plantadores para que la misión pueda seguir adelante.

“La visión de la iglesia no es permanecer estática”, dijo Machado. “Tenemos que levantar misiones e iglesias. Esa es nuestra pasión”.

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  • Por Arlene Sanabria