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Ofrenda misionera de Cuba incluye $201 y una camisa remendada


ONTARIO, Calif. (BP)–Cuando llegó el momento de la ofrenda misionera, un joven cubano creyente se sacó la camisa remendada, fue hasta el frente y la depositó en la caja.

Era todo lo que tenía, pero lo ofrendó con gozo.

Otro creyente ofrendó sus calcetines. Varios otros entregaron sus relojes y sus anillos. Otro ofrendó un pañuelo que llevaba escritas las palabras de la Biblia: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”

Un misionero Bautista del Sur presenció esta escena en una visita reciente a Cuba, donde habló en una conferencia de entrenamiento misionero que abarcó a más de 300 participantes, casi todos jóvenes misioneros nacionales de toda la isla.

“Nunca había visto este tipo de ofrenda sacrificial; ni en mi país ni en ningún otro de los países donde serví,” dijo este misionero a los fideicomisarios de la Junta de Misiones Internacionales durante su reunión del 29 al 31 de enero en Ontario, California. “Ellos dieron todo lo que tenían.”

Esta ofrenda misionera improvisada ocurrió después de que el misionero terminó de compartir lo que había planeado presentar en la conferencia. El pastor cubano que organizó la sesión anual anunció inesperadamente: “Estamos felices de que nuestro hermano misionero continúe con nosotros. Hermano, quisiera que regrese después de la comida y nos comparta durante 30 minutos lo que Dios está haciendo en el mundo. ¿Podría hacerlo?”

El misionero tragó, aceptó y durante la comida preparó un apurado panorama global. Después de presentarlo a los participantes de la conferencia, el pastor cubano ocupó el púlpito otra vez.

“Vamos a involucrarnos en las misiones mundiales” dijo. “No podemos ir a compartir por todo el mundo, pero nosotros oramos por las misiones, y hoy vamos a ofrendar. Algunos de ustedes dirán: ‘No tenemos nada para dar. Dependemos de lo que otros nos den para que nosotros alcancemos a Cuba para Cristo. Algún día, cuando tengamos más, podremos dar’. Pero si esperamos hasta tener más, tampoco entonces vamos a dar. Hermano: ¿Qué lugar en el mundo necesita nuestro grano de arena, nuestra ofrenda misionera?”

El misionero de la IMB sugirió la China, donde cientos de millones de almas todavía no han oído del amor salvador de Jesucristo.

“Entonces vamos a dar una ofrenda para China”, declaró el pastor. “Oremos.”

Mientras los cientos de cubanos inclinaban sus rostros, el misionero pensó en los recursos financieros de este grupo. La mayoría de ellos servían en iglesias locales con un salario promedio equivalente a $10 a $12 dólares mensuales. No quería pensar en desafiarlos a ofrendar para otros que viven muy lejos de los límites de ese país tan necesitado.

“Lo que ocurrió después fue algo que yo jamás hubiera esperado”, relata. “Cuando el pastor dijo ‘amén’, los jóvenes corrieron al frente y comenzaron a vaciar sus bolsillos en las cajas. Cuando se hizo el recuento final y se lo convirtió a dólares, resultó una ofrenda de $201,55.”

Más tarde, el misionero le dijo al pastor cubano que a él le gustaría “redimir” con una ofrenda personal los objetos que habían entregado, para poder devolver los elementos básicos como camisas, calcetines y dinero para alimentos a aquellas personas que los ofrendaron.

El pastor se ofendió.

Muy ásperamente le dijo al misionero: “Hermano, ellos no le ofrendaron estas cosas a usted. Ellos se las dieron a Dios, y Dios las va a usar como a él le parezca. Ellos no quieren que se las devuelva.”

Luego envolvió los artículos y el dinero, y le entregó el paquete al misionero con la orden de que se usara para los ministerios en China. Más tarde, el misionero escuchó que habían empezado a orar pidiendo que Dios multiplicara esa ofrenda — como los panes y los peces de la antigüedad — hasta alcanzar 1 millón de pesos cubanos; lo que equivale a $53.000 dólares.

“Ellos creen que Dios lo va a hacer,” les dijo el misionero a los fideicomisarios de la IMB. “Yo también lo creo. No sé cómo, pero Dios lo va a hacer.”

Luego entregó la ofrenda de Cuba — con la camisa remendada y todo — al presidente del comité, John Floyd, y al presidente del comité internacional de los fideicomisarios, Chuck McAlister. Incluyó una ofrenda adicional de $160 de un grupo de jóvenes Bautista del Sur que entregó su propia ofrenda cuando escuchó de la ofrenda sacrificial de los cubanos.

“Esta ofrenda es sagrada,” dijo Gordon Fort, vicepresidente para las operaciones internacionales de la IMB. “Cuando el Señor vio la ofrenda de la viuda dijo: ‘De todas las cosas que se entregaron, esta es la más grande.’”

Un buen número de los fideicomisarios presentes se pusieron de pie y preguntaron si podían contribuir ellos también. Cuando comenzaron a circular el paquete conteniendo la camisa remendada y los otros artículos de Cuba, los presentes entregaron $2.867.

La multiplicación por la que oraron los cubanos ha comenzado.
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  • Por Erich Bridges