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BIRMINGHAM, Ala. (BP)–Uno de los títulos más frecuentemente usados en los libros del evangelio para referirse a Jesús es el de Maestro. El término Raboni o Rabí “es el titulo honorífico con el cual los judíos llamaban a personas expertas en la enseñanza de la Torá (la ley).”

Los discípulos, los fariseos, los necesitados, los admiradores como el joven rico, los que le querían bien y los que deseaban matarlo; todos le reconocieron como Maestro, por la simple razón de que vivió desde su temprana edad enseñando. Dedicó tiempo y energía a compartir con los que le rodeaban las buenas noticias. Anunció el mensaje profético hecho realidad, que Dios se había acercado y tendía un puente de reconciliación a través de Jesucristo, el mensaje vivo, la Palabra de Dios viviente.

Nuestro Señor Jesucristo se describió como Maestro en Juan 13:13–15. Después de su magistral presentación audiovisual acerca del llamado a ser servidores unos de los otros, al lavarles los pies a sus discípulos, Jesús concluyó su lección con una síntesis clarificadora, por si alguno había perdido el enfoque de la enseñanza, en el versículo 15: “Yo les he dado un ejemplo, para que ustedes hagan lo mismo que yo les he hecho.”

Hoy en día hay centenares de miles de creyentes que han seguido el ejemplo de Jesús y se han convertido en maestros que tienen como meta presentar al Maestro al mayor número de personas. Por eso han escogido el magisterio, la noble carrera de enseñar a las nuevas generaciones a través de los diferentes temas y en los diferentes niveles del sistema educativo. Me gustaría presentarle dos de esas personas, quienes nos hablan de su vocación y cómo han vivido el llamado.

En sus propias palabras: maestra de muchos niveles de edad

“Mi nombre es Eréndira Riggs. Nací en México. He sido maestra por 25 años. Me gradué en Bethel College en Mishawaka, Indiana, en la carrera de educación, con certificado para enseñar en las escuelas primarias y para enseñar español en la secundaria. Saqué mi maestría en educación de la Universidad de Azusa, en Azusa, California. He enseñado todos los grados de kindergarten a la preparatoria. Incluso inicié mi propio centro preescolar cuando éramos misioneros en Pifo, Ecuador. He enseñado tanto en escuelas cristianas como en escuelas públicas. He enseñado también a mis hijos en casa.

“Desde hace cinco años trabajo como maestra substituta en el distrito de Hayward, California. Enseño en todos los niveles, con la oportunidad de observar mucho de lo que está pasando en las escuelas públicas. Allí la violencia y la desmoralización son pan de cada día. Cada vez más, diferentes grupos amorales tratan de introducir sus agendas a cualquier costo en el sistema educativo.

“Ha sido de gran bendición ser cristiana y poder enseñar en las escuelas públicas, aunque no ha sido un camino fácil. Mi primer conflicto lo tuve cuando estaba haciendo mi práctica de maestra. Mi evaluador me advirtió que no iba a poder hablar de mi ‘religión’ en las escuelas públicas. Me dijo que si quería tener éxito en este ambiente, tendría que dejar compartir de mi ‘religión’ en el aula.

“Ese mismo semestre en esa escuela en Indiana, con la ayuda de Alianza Pro Evangelización del Niño (APEN), pude tener un Club de Buenas Nuevas afuera en una capilla rodante. A ese club asistieron muchos de mis estudiantes de esa misma escuela. Poco tiempo después uno de mis estudiantes, que asistió al club y que había recibido a Cristo, se ahogó en un lago. Fue de gran bendición saber que Cristo había entrado en el corazón de ese niño, antes de que él partiera de este mundo.

“Algo similar ocurrió unos años después en California. Estaba enseñando en primer grado. Siempre me ponía un prendedor que tenía los colores del ‘Libro sin Palabras.’ Una niñita me empezó a preguntar qué significaban los colores, y pude compartir el evangelio con ella. Estaba tan interesada que me seguía preguntando, hasta que llegué a la página en donde le pregunté que si ella quería recibir a Cristo. Ella dijo que sí. Allí mismo en el salón de clase recibió a Cristo. Dos semanas más tarde, fue atropellada por un camión de carga al cruzar la calle. Pude hablar con sus padres y compartir con ellos la esperanza que tenemos en Cristo.”

Desafíos y oportunidades

“He tenido que enfrentarme a diferentes desafíos en las escuelas públicas. Por ejemplo, se celebran muchos días festivos que tienen origen en varias religiones, como el Hanukkah. Para el año nuevo chino, los niños participan con tambores, espantando a los espíritus, mientras que algunos niños están disfrazados como el dragón. Un año quise poner el nacimiento para Navidad, pero no me lo permitían. Fui a hablar con el superintendente, y él me lo permitió siempre y cuando lo presentara como un evento histórico y no como un evento religioso.

“En otra ocasión durante la celebración de Halloween, no permití que los niños se disfrazaran de brujas. Se me llamó la atención, y expliqué que había varios padres que no querían que sus hijos participaran en eso, incluso los ‘Testigos de Jehová.’ Más recientemente la bibliotecaria me llamó la atención porque les había dado a los alumnos mi opinión sobre el libro de Harry Potter. Hablé sinceramente con la bibliotecaria y le dije cómo yo veía que estos libros estaba afectando el comportamiento de los estudiantes.

“En la secundaria he tenido la oportunidad de hablar con muchos estudiantes de Cristo. Hoy mismo en una clase donde estaban hablando acerca de la evolución, les hablé de los que enseñan que la “evolución” es una teoría así como la “creación,” y que ambas deberían ser, por ende, enseñadas y comparadas. Les compartí de la Biblia la teoría de la creación.

“Muchos de los alumnos, cuando me oyen mencionar a Dios o Cristo en el salón, especialmente en los grados superiores, me reclaman y me dicen que no se debe hablar de Dios en el salón. Mi repuesta siempre es, ‘Si ustedes sí lo pueden mencionar de manera ofensiva e irrespetuosa, por qué yo no,’ y les hablo de Dios y de cómo respetar su nombre.

“Pudiera contar muchos relatos de cómo Dios me ha dado la oportunidad de hablar a los alumnos de Cristo a través de todos los temas que tengo que enseñar. Me da mucho gusto oír cuando los alumnos cristianos se identifican y me dicen: ‘Yo también soy cristiano.’ He tenido muchas charlas con los alumnos sobre la moralidad y he podido compartir principios cristianos que les pueden ayudar a formar su carácter.

“En los últimos dos años, Dios ha abierto las puertas para que podamos tener Clubes de Buenas Nuevas o estudios bíblicas adentro de las escuelas públicas, después de las horas de clases regulares. Ha sido de gran bendición poder hablar de Cristo libremente en estas clases y ver los cambios en la vida de los alumnos que han recibido a Cristo como su Salvador. Han habido cambios no sólo en los alumnos, sino también en la vida de los padres que también han asistido al club.

“Mi oración diaria al ir a la escuela es que los alumnos y maestros puedan ver a Cristo en mí, en la manera que me comporto, en la manera que reacciono, en la manera que uso mi tiempo y trato a los estudiantes, en la calidad y preparación de mis lecciones. Es una bendición y un gran desafío poder estar en las escuelas públicas y ser ahí la luz de Cristo diariamente.”

Para Eréndira su labor como maestra es más que un trabajo; es un ministerio. También en el caso de mi siguiente entrevistada, el ser maestra y ver de primera mano el poder de Dios actuando en sus alumnos, se ha convertido en su gran pasión. Esta pasión la impulsa a seguir preparándose más para servir mejor.

Peligros y oportunidades

Mónica Manríquez, oriunda de Chile, es madre de tres adolescentes y esposa de pastor. Se graduó de bachillerato en 1984 en Charleston Southern Universtity. Tiene más de 20 años como maestra en el sistema de educación pública. Su vocación la descubrió en un colegio cristiano, Academia Cristiana Santiago en Santiago, Chile.

Son muchas las experiencias que puede contar. Muchas de esas experiencias son dramáticas, ya que por los últimos seis años ha trabajado en uno de los distritos escolares más difíciles y peligrosos de toda California.

Dice Mónica: “Recuerdo cuando llegó a uno de nuestros campamentos femeniles una hermana con un brazo en cabestrillo. Todas le preguntábamos cómo se había roto el brazo. Para nuestro asombro nos relató de que una alumna la había agredido físicamente a raíz de que le había pedido que dejara de comer sopa en el aula de clases.”

En varias ocasiones la violencia pandillera ha reclamado la vida de algunos de sus alumnos. Recientemente una joven fue baleada frente a la escuela por su novio, el cual luego se quitó la vida frente a docenas de alumnos. También las drogas y el alcohol han segado la vida de jovencitas y jovencitos. Siguiendo modelos equivocados, se deslizaron por abismos sin salida en una carrera desenfrenada que terminó con sus vidas sus sueños y los de sus padres. Mónica ha sido testigo de estos hechos, pero se ha convertido en una verdadera testigo de Jesucristo para miles de jóvenes y sus familias en esa comunidad educativa.

Uno de los grandes logros que Dios le ha dado es el de facilitar clubes cristianos en las escuelas secundarias donde ha laborado. Últimamente se logró que el distrito auspiciara ferias y presentaciones de grupos de música cristiana y oradores que exaltaron las enseñanzas de Jesucristo como modelo para la vida de los jóvenes. Hasta los agentes policiales enviados a guardar el orden del evento testificaron que era increíble que se estuviera realizando todo de una manera tan ordenada y en paz. El Gran Maestro estuvo presente y activo ese día.

Preparación para su visión

En la actualidad Mónica se prepara para la posición de directora (principal) de su plantel. Con grandes sacrificios y limitaciones ha asumido este desafío. Cuenta con el apoyo de su familia y las oraciones de sus hermanas en Cristo. La alentamos a continuar hacia la meta y seguir el ejemplo de su Maestro, llevando no sólo la enseñanza de materias, como historia o matemáticas, sino el gran mensaje de esperanza de que Dios tanto al mundo amó que a su hijo Cristo envió, para que todo aquel que en Él crea no se pierda mas tenga vida eterna (Juan 3:16).

Mónica anhela reclamar los colegios para Cristo. Piensa que los cristianos hemos “tirado la toalla” y hemos dejado que el mundo haga lo que quiera con nuestras escuelas. Nuestra meta es reclamar en el nombre de nuestro Señor Jesucristo las escuelas nuevamente para Cristo. “Necesitamos más maestros que no sean de secreta,” que con convicción sean ejemplos para nuestros niños. Debemos ser inteligentes y convertirnos en una “armada para Cristo,” pues Él todavía es la única esperanza.

Dentro del pueblo cristiano hispano encontramos grandes educadores, con preparación y el don de la enseñanza. Necesitamos que muchos más salgan de las aulas de la iglesia y sigan en las pisadas del Maestro en el mundo que aún sigue sin Dios y sin esperanza. Necesitamos que sigan preparándose nuevas generaciones de maestros que decidan vivir su llamado en la educación.
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Dorothy (Lennie) Lockward de Guerrero, madre de tres hijos, es directora del Campamento Femenil Bautista de California. Vive con su esposo en Brea.
Tomado con permiso de Nuestra Tarea (septiembre/octubre de 2006), revista de misiones y ministerios de WMU.

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  • Por Dorothy (Lennie) Lockward de Guerrero