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Un brasileño anteriormente rico encuentra riquezas en Cristo


RIO DE JANEIRO, Brasil (BP)–Rascacielos que albergan edificios de apartamentos se alinean en la costa de la sección rica de Río de Janeiro, cada uno un testimonio del privilegiado vivir dentro de sus portones de seguridad.

Este es el lugar donde una vez vivió Félix Alves.

Él era rico, exitoso y popular. Después de obtener su título en ingeniería, pronto disfrutó de una ganancia al año de cifras de seis ceros cuando trabajaba en una compañía estadounidense de suplementos dietéticos.

Entonces, el efectivo al alcance de sus manos comenzó a írsele como agua entre los dedos. Carros nuevos. Ropa cara. Cenas en restaurantes ostentosos.

Pero, como dice el dicho: “Todo lo que sube, baja.”

“Perdí todo el dinero,” dijo Félix. “Durante tres meses, solo comí arroz y frijoles. Dos veces me cortaron la electricidad porque no tuve $10 para pagarla.

“Gané $350.000 en dos años y medio. En los otros dos años y medio llegué a deber…$25.000.”

Al mirar hacia atrás a su mala fortuna financiera, Félix sabe que cada cosa pasó por una razón.

“Creo que Dios la usó [la deuda] para volver mi atención hacia él,” dijo.

Si no hubiera sido porque él y su esposa Luciana tocaron fondo, Félix no hubiera buscado fervientemente la paz espiritual. Sin lugar a dudas no hubiera comenzado a liderar un ministerio de establecimiento de iglesias entre los ricos de Río.

Pero primero tuvo que volverse a Dios.

Al estar quebrados, Félix y Luciana se vieron forzados a vender sus posesiones y trasladarse a la casa de los padres de él.

Las esquinas y las paredes de la vivienda estaban adornadas con murales de la Virgen María, amuletos orientales y talismanes como estatuas de diferentes dioses y espíritus que la madre de Félix sentía que protegían la casa.

Félix y Luciana comenzaron a interesarse en el budismo, el hinduismo y el espiritismo. “Probamos toda clase de religiones y filosofías,” dijo él. “Pero todavía ese vacío no se llenaba.”

SIN EXCUSAS

Entonces, una amiga cristiana animó a la pareja a ir a la iglesia con ella. En dos años, solamente asistieron cuatro veces, dijo Félix, e inventaban excusas para todos los otros domingos que faltaban.

Pero a la amiga finalmente se le llenó la cuota de aceptación de excusas. Ella llamó un domingo para decirles de una iglesia que necesitaban probar. También les informó que estaba en camino para recogerlos. “No” nunca fue una opción, recordó Félix con una risita.

“Fuimos muy bien recibidos,” dijo él. “Me gustó el estilo [del servicio]. El predicador hablaba sobre… lo que la Biblia dice sobre el estrés.”

Félix nunca antes había oído un sermón como ese. El pastor habló claramente dirigiéndose a las necesidades de Félix. Eso fue algo nuevo para él.

En el pasado, Félix nunca se había sentido parte de ningún tipo de servicio de iglesia al que hubiera asistido. No entendía la mayoría de las palabras “religiosas” que fueron usadas. Nada de lo que el orador enseñaba pertenecía a la vida diaria. Las personas de la concurrencia más bien parecían marionetas sin vida que asistían por obligación o solo para ser vistos.

Esta vez, sin embargo, “Todas las cosas que yo buscaba en otras religiones, las descubrí ese día en Jesucristo y el Espíritu Santo.

“Sé que el Espíritu Santo me tocó el corazón,” dijo. “Pero no oré porque no sabía qué hacer.”

Félix y su esposa continuaron asistiendo a la iglesia cada domingo; en menos de un año se hicieron cristianos cuando se dieron cuenta que Jesús era la pieza que faltaba en la vida de ellos.

A través de la iglesia, Félix encontró al misionero bautista Guy Key de Texas, quien lo ayudó a esbozar un plan para salir de deudas en dos años. Sobre todo, Key enfatizó la importancia de devolverle a Dios a través del diezmo.

“Le dije: ‘No tengo un dólar,'” dijo Félix. “Él dijo que hiciera un plan para pagar mi deuda… además de comenzar a dar 1 por ciento… e incrementarlo cada mes 1 por ciento hasta alcanzar 10 por ciento.”

Félix y Luciana escogieron dar más – mientras todavía pagaban la deuda de $25.000.

“Decidimos dar 3 por ciento, luego 5, 7, 9 y 10,” dijo. “En seis meses salimos de la deuda [diezmando el 10 por ciento]. Era un asunto de fe, no de si teníamos dinero o no.”

PREPARACIÓN PARA EL MINISTERIO

Félix comenzó a sentir al Espíritu Santo trabajando en su vida.

“… Estaba siendo llamado a ser pastor,” dijo. “Todas las cosas que hice, todas las experiencias que tuve fueron para prepararme [para el ministerio].”

Key comenzó invitando a Félix a ir a correr con él. A través del ejercicio, su amistad creció hasta lo que es ahora más de seis años de discipulado espiritual. Félix comenzó a orar para dar su vida para el establecimiento de iglesias en diferentes partes de Río de Janeiro.

Félix es una persona “espiritualmente sensible”, dijo, y las relaciones interpersonales son un deber para él. Fue el sentido de relación el que lo impulsó a él y a su esposa a continuar visitando la iglesia donde finalmente llegaron a ser cristianos.

“No era un templo o un edificio de iglesia. Era un edificio ‘normal’. Si usted invita a alguien a un lugar que le resulta cordial, se siente más acogido,” dijo Félix sobre las notables diferencias en esta iglesia.

“Es por eso que comencé mi primera iglesia en un hotel,” añadió. La iglesia está ahora localizada en el primer piso de un pequeño centro comercial. Estratégicamente localizada — en el centro de la parte que crece más rápido en Río, llamada Barra da Tijuca — la nueva congregación apunta hacia los resistentes segmentos de las clases media y alta.

Entre los retos están los muros y portones de seguridad que rodean los edificios de apartamentos. A menos que un conocido viva entre las paredes de un edificio de apartamentos, Félix no puede poner un pie en la propiedad.

El dinero es otro reto. La mayoría de las personas que viven en Barra da Tijuca son pudientes. Seguros, acomodados, ricos y sin que les falte nada, ¿por qué querrían cambiar?

Félix puede identificarse con esto.

Sin embargo, ahora el mayor reto para él es simplemente soportar el dolor de saber lo que ellos están perdiendo.

“Cada día se me rompe el corazón de nuevo debido a que la gente está muriendo aquí, y no tiene a Jesucristo,” dijo Félix. “Necesitamos iglesias en el área que hablen la lengua de la gente que vive aquí.”
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Emilee Brandon es escritora de la Junta de Misiones Internacionales. Las ofrendas a la Ofrenda de Navidad Lottie Moon proveen apoyo vital a los más de 5.300 misioneros de la Junta de Misiones Internacionales en todo el mundo, incluyendo a misioneros como Guy Key quien establece iglesias en Río de Janeiro. Para saber más sobre la ofrenda y cómo dar, vaya a imb.org/offering.

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  • Por Emilee Brandon