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Un pastor hispano dice ‘ahora’ para África — ‘este es el tiempo de ir’


NIGERIA, África Occidental (BP)–Mientras el pastor Herberto Becerra paseaba por el pueblo polvoriento, hombres que vestían batas brillantes, por su fe musulmana, salían de sus casas de barro para saludar al extraño.

El pastor de la Primera Iglesia Bautista Hispana de Plantation, Fla., les preguntó a los hombres por sus hijos, sus esposas, sus cosechas, pero no por su fe. Eso pudo haberle ocasionado problemas.

La ley islámica “sharía”, de estrictas reglas sociales basadas en el Corán, gobierna esta parte de Nigeria.

“A todas partes donde voy, quiero hablar sobre Jesús” –dijo el pastor Becerra, a quien su iglesia envió en un viaje de “visión” al norte de Nigeria para explorar oportunidades de misiones. “Aquí, no puedo hacerlo”.

Becerra, quien es cubano, entiende lo que es la persecución. Antes de mudarse a los Estados Unidos, hace 20 años, estuvo encarcelado bajo el régimen comunista por haber evangelizado.

“No podíamos hablar de Jesús en la calle” –recuerda. “Uno no podía caminar por la calle con una Biblia en la mano. Teníamos que llevarla en una bolsa, o en la mente”.

“Muchos pastores (cubanos) en el sur de la Florida entienden lo que es la persecución porque han vivido en esa misma situación. Este es un tipo de ministerio diferente.

Becerra piensa que las iglesias hispanas están listas para tomar las riendas de este tipo de ministerio. Uno que los lleve más allá de los típicos viajes misioneros a las regiones de habla hispana. Uno que los lleve a la Ventana 10/40, la región en el hemisferio oriental donde vive el 95% de los pueblos no alcanzados del mundo, en Asia y partes de África.

“Siempre nos hemos ocupado de Latinoamérica” –dijo Becerra, quien reconoce que casi todos los 400 miembros de su congregación en la Florida hablan español. Solo el año pasado su iglesia envió grupos misioneros al Perú y a la República Dominicana; pero esta vez Becerra sintió que Dios lo guió a explorar la necesidad de misiones en África.

En su viaje de visión, Becerra descubrió formas en las que su iglesia puede ministrar en Nigeria. También aprendió de primera mano que los misioneros en África Occidental enfrentan situaciones difíciles.

Comió frijoles y arroz en el almuerzo en un quisco de la carretera. Espantó mosquitos infestados de malaria. Pasó horas en un camión de doble tracción por carreteras de tierra para encontrar las aldeas en el monte.

En África Occidental viven casi 280 millones de personas de 1.600 grupos étnicos. Cada etnia habla un dialecto diferente. Casi 350 etnias no tienen acceso al evangelio. Muchos de estos grupos no alcanzados viven cerca de una iglesia, pero permanecen separados por barreras como el lenguaje, la persecución y los rencores antiguos entre tribus.

Es necesario entrenar a los cristianos nigerianos en técnicas de evangelismo y plantación de iglesias. Aunque no sería el evangelismo abierto al que están acostumbrados muchos de los miembros de su iglesia, Becerra piensa que les asustará el desafío.

“Hay un llamado de emergencia a esta parte del mundo” –dice. “Ahora – este es el tiempo de ir”.
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  • Por Emily Peters