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EDITORIAL: ¿Qué necesitas hoy?


NOTA DEL EDITOR: La columna First-Person (De primera mano) es parte de la edición de hoy de BP en Español. Para ver historias adicionales, vaya a https://www.bpnews.net/espanol.

SPRINGFIELD, Tenn. (BP) — Conocer a Cristo y confiarle a El nuestra vida nos asegura de una fuente inagotable de bendiciones. La vida puede estar llena de malos ratos, desvíos y momentos difíciles, pero la promesa que Dios pastoreará a sus hijos es un tesoro invalorable.

David al igual que muchos creyentes experimentaron esto en su propia vida. Conoció en carne propia los temores de guerra, los peligros de enemigos, el dolor del pecado y la pérdida de seres queridos. Luchó con conflictos familiares, envidia, amenazas de enemigos y falta de dirección. Había estado confundido, carente de dirección y en angustia. En medio de todo esto, el salmista pudo declarar que el Dios de Israel era quien le guiaba, guardaba y restauraba su alma. Dijo: “Jehová es mi pastor” (Salmo 23:1). David sabía que nada le faltaría.

“¿Qué quieres que te haga?” Esa fue la pregunta de Jesús al ciego Bartimeo quien fue a su encuentro al escuchar que el Maestro pasaba por Jericó (Marcos 10:46-52). Aquel día Bartimeo percibió la presencia de un peregrino especial cerca de el. Comenzó a “dar voces” con el fin de llamar su atención. En una actitud decidida y vigorosa clamó diciendo “¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!”. A pesar de la oposición y la multitud, el Buen Pastor se detuvo y mandó a llamarle.

La reacción de Bartimeo al llamado del Maestro fue inmediata y entusiasta. Arrojó su capa, se levantó y fue hacia el. Sin pensarlo dos veces, le pidió algo concreto al Señor. Había comenzado pidiendo “misericordia” (Marcos 10:47-48) pero luego cuando estuvo ante el concretó su pedido de misericordia: “Maestro, que recobre la vista”. Aquel ciego sabía muy bien lo que quería y lo pedía con precisión y constancia. A veces oramos de forma tan genérica que nunca llegamos a ver respuestas concretas. Bartimeo es un buen ejemplo del que “pide con fe, no dudando nada” (Santiago 1:6).

¿Qué necesitas hoy? ¿Habrá algo que te preocupe? ¿Te ha mantenido despierto una situación estas últimas noches? ¿Estás tomando una decisión importante en tu vida? ¿Necesitas valor, sabiduría, consuelo o esperanza en este tiempo? Cristo ha prometido que estará contigo todos los días de tu vida.

Si sientes que te falta algo, acude a El en oración. Póstrate ante su presencia y derrama tu ansiedad delante de El. Cuidará de tí. Como oveja de su prado, te cargará y defenderá del enemigo. Con su fortaleza, te dará aliento. Saciará tu boca con lo que necesitas y dará fuerza a tus huesos. En enfermedad, te sanará y como medicina sostendrá tu alma. Atenderá a tus súplicas y al escuchar tu suspiro inclinará su oido ante tí. El te custodia a ti y a los tuyos. Ungirá tu cabeza con aceite para librarte de los que quieren hacerte daño. Llenará tu corazón con alegría al entrar a su santuario. El es el Gran Pastor de todos tus días.

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  • Luis R. López

    Luis R. López es Director Asociado de Misiones y Trabajo Étnico de la Asociación Bautista del Condado de Robertson en Tennessee.

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