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EDITORIAL: Navegando las olas y manteniéndose a flote durante este virus

Clara Molina


Leí una cita acerca del coronavirus que dice, “Debemos navegar las olas sin hundirnos”, y eso es exactamente lo que debemos hacer como seguidores de Cristo. La necesidad de tener fe, orar por la gracia de Dios y navegar las olas de la incertidumbre e inseguridad a medida que aumentan cada día, se puede considerar como una emergencia espiritual. Es hora de enfocarnos en Dios y no en las circunstancias que nos rodean. Las olas de incertidumbre, desesperanza, egocentrismo y desesperación pueden surgir y crear un gran desánimo y una enorme cantidad de ansiedad.

Debido a este virus, muchas personas han perdido sus trabajos y por obedecer la ley y mantener las personas fuera de peligro, las iglesias también tienen limitaciones. Hay mucho miedo de: enfermarse y morir, no poder proteger a los seres queridos y el quizás no poder enterrar los difuntos familiares y amistades. Algunos incluso tienen miedo de quedarse sin papel higiénico. Es difícil seguir simplemente nadando y alejarse de las olas. Quedarse en casa para evitar que el virus se propague puede hacer que una persona se sienta como si hubiera perdido la libertad de poder hacer lo que se ha hecho por costumbre. Algunos pueden desanimarse porque no están capacitados para enseñar a sus hijos en casa, y algunos pueden sufrir el síndrome de que no son importante para nadie. En momentos como este, debemos de decir: “navegaremos en las olas y nos mantendremos a flote aferrándonos de nuestras convicciones espirituales:

  • Manteniéndome a flote navegando sobre las olas con la esperanza: no hay nada peor que un cristiano desesperado; arrastran a todos a su alrededor a un abismo sin retorno. Virus o no, los cristianos representan al Salvador como embajadores e hijos de Dios, “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11-NVI).
  • Manteniéndome a flote navegando la ola con la fe: perder la fe no es nada nuevo porque la fe no es tangible, “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1 (RVR1960). Debido al desánimo, a veces la fe carece de consistencia como las olas. Pero la palabra de Dios dice: “Sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe, y que sabe recompensar a quienes lo buscan” (Hebreos 11:6-RVC). La fe en Dios y en su palabra ayudará al cristiano a mantenerse a flote en tiempos de incertidumbre.
  • Manteniéndome a flote navegando en la ola amando a su prójimo como a así mismo: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.” El segundo en importancia es: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” No hay mandamientos más importantes que éstos” (Marcos 12:30-31-RVC). Durante este tiempo de incertidumbre, algunas personas pueden enfocarse en el yo, en lo mío y en lo que me pertenece más que nunca en vez de expresar el amor de Jesús a los demás. Cuando se expresa el amor a otros se está demostrando el amor del Señor Jesús a los demás. Él dijo: “En esto conocerán todos que ustedes son mis discípulos, si se aman unos a otros” (Juan 13:35-RVC). Muchos de nosotros hemos comprado cosas que no son necesarias, por si acaso no se pueden volver a encontrar. El amor se puede expresar dándole algunas de las cosas que ya compró a alguien que lo necesite. El amor también se puede expresar haciendo una llamada telefónica y orando con alguien, enviando mensajes de texto, publicando un mensaje de aliento en las redes sociales, enviando una nota por correo, o simplemente dejando un plato de comida o galletas en la puerta de alguien (Lucas 6:38). Las acciones expresan más que las palabras.
  • Manteniéndome a flote navegando en la ola perdonando a otros y cambiando su corazón: “Nunca sabremos el momento exacto en que produciremos el último respiro. Este virus ha hecho que muchas personas piensen en su propia mortalidad y en el legado que dejaran después de su muerte. El perdonar a alguien puede dejar un legado de humildad y creará paz en el corazón durante y después de este virus. También puede cambiar corazones. Permitiendo que Dios tome el control de su corazón para que él pueda cambiarlo. Dios dijo, “Les daré un corazón nuevo, y pondré en ustedes un espíritu nuevo; les quitaré el corazón de piedra que ahora tienen, y les daré un corazón sensible” (Ezequiel 36:26-RVC). Hay que alabar porque el corazón cambia cuando alabamos a Dios sin tomar en cuenta lo que suceda a nuestro alrededor (Salmo 104: 33).

Mientras navegas sobre las olas de este virus, la palabra de Dios trae aliento, esperanza y fuerza: “El Señor da fuerzas al cansado, y aumenta el vigor del que desfallece. Los jóvenes se fatigan y se cansan; los más fuertes flaquean y caen; pero los que confían en el Señor recobran las fuerzas y levantan el vuelo, como las águilas; corren, y no se cansan; caminan, y no se fatigan” (Isaías 40:29-31).

    About the Author

  • Clara Molina

    Clara Molina, miembro de la Red Nacional Bautista Hispana, es conferencista y autora de ¡Oh no! ¡Mi esposo es el pastor!, y en inglés, Oh no! I Married the Pastor! y A Legacy of WisdomTiene una maestría de Educación Escolar Cristiana del Seminario Teológico Bautista Southwestern (SWBTS) y un doctorado del Seminario Teológico Bautista Midwestern (MBTS)

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