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Clases sobre agricultura abren camino en los Andes de Venezuela


NOTA DEL EDITOR: Este artículo forma parte de una serie que se será publicada con antelación a la Semana de Oración por las Misiones Internacionales, a celebrarse del 30 de noviembre al 2 de diciembre. El enfoque de esa semana son los misioneros que sirven en Sudamérica, así como las iglesias que se asocian con ellos, ejemplificando el apoyo global que alcanzan las donaciones a la Ofrenda de Navidad Lottie Moon de los bautistas del sur. El tema del 2008 es “¡Dime la historia de Jesús!”

CANAGUÁ, Venezuela (BP)–Durante los últimos 27 años, Reinaldo Meza ha manejado la misma camionera amarilla Land Cruiser por los caminos de tierra de los Andes de Venezuela.

Después de manejar por 45 minutos desde el mercado hasta las montañas circunvecinas, Meza se detiene a un lado del camino. Él y la familia Bohlen escalarán por 30 minutos unos angostos caminos antes de llegar a la granja de Meza, pero éste ya está acostumbrado a hacerlo.

Después de seis años trabajando en las áreas rurales de los Andes venezolanos, también los Bohlen se han acostumbrado al paisaje. Aunque los Bohlen viven en Mérida, pasan unas dos semanas de cada mes en Canaguá, una comunidad en la montaña en la región Pueblos del Sur. Viajan por los caminos en la montaña y escalan sendas para construir relaciones con agricultores andinos como Meza.

“El Evangelio no se ha predicado por aquí. Ni si quiera se ha escuchado,” dijo Forrest. El nativo de Iowa anteriormente fue pastor en Texas. “Nuestra meta es llevar el Evangelio a donde aún no se ha predicado.”

Muchas de las personas de aquí han escuchado el nombre de Jesús, pero pocos saben quién es o tienen una relación personal con Él, dice Becky, oriunda de Arizona.

Mientras que los agricultores siembran semillas en las laderas de las montañas, los Bohlen siembran las semillas del Evangelio.

“Aquí en este país, usan una frase: ‘Palanca.’ A quién conoces,” dice Becky. “Si los conoces, entras al círculo, pero si no estás relacionado con ellos, estás fuera.

“Las relaciones son lo principal,” dice. “Es el puente mediante el cual puedes compartir a Cristo con ellos.”

ABRIENDO CAMINO

En las comunidades agricultoras de Pueblos del sur, el café es el precursor de esas relaciones.

Después de revisar su ganado en el campo, Meza regresa a la casita donde Forrest prepara café usando una fogata. Mientras pasan una pieza de pan y toman el tradicional café venezolano, Forrest y Becky conversan y se ríen con Meza.

“Es algo cultural el ofrecer algo a alguien cuando entran a tu casa… y normalmente es café,” dice Forrest. “Si llegamos hablando de Jesús primero, nos echamos la soga al cuello porque entonces construiríamos un muro en la relación y nos quedaríamos del otro lado del muro.”

La amistad se va construyendo conforme se va tomando café.

“De hecho, yo pienso la mayoría del tiempo que ni siquiera estamos sembrando semillas, estamos apenas surcando la tierra,” dice Forrest. “Tenemos que entrar y quebrar esta capa espiritual dura y costrosa, antes de poder plantar una semilla—y así son las relaciones.”

‘ESPERANDO QUE ALGUIEN ME LO DIJERA’

Los Bohlen sirvieron durante 10 años a los pobres en el área urbana de San Cristóbal, donde notaron que la gente de la ciudad vendía productor agriculturales y estudiaban agricultura y medicina veterinaria.

Así que Becky y Forrest, quienes crecieron en una granja de lácteos, crearon la Fundación Agropecuaria El Sembrador o FUNDASEM para ofrecer clases de agricultura local con la ayuda de voluntarios provenientes de los EEUU.

Cuando los Bohlen fueron a conocer una escuela de agricultura en Mucuchachí, una comunidad cercana a Canaguá, la profesora Lilimar Rivas les invitó a su casa junto con unos cuantos profesores.

Al final del día, Lilimar y su colega Zulay Guillén oraron para recibir a Cristo.

“Lloré porque sólo estaba esperando que alguien me dijera [sobre Cristo],” dice Guillén, quien ahora es la anfitriona de unos estudios bíblicos en su hogar.

“Desde el principio de nuestra carrera misionera, hemos visto que esto es un “deber” pesado,” dice Forrest. “No es que nos sentimos con el talento o que sentimos que somos unos profesionales en esta área. Es algo que se “debe” hacer, que se necesita hacer.”

A pesar de enfrentar retos debido a su fe, Rivas recuerda el vacío que sentía sin Cristo y no tiene intenciones de regresar a eso.

“Cristo llena ese vacío,” dice.

Los Bohlen también están discipulando a una familia en Canaguá quienes han creído en Cristo.

“Creemos que equipar a los nacionales es lo mejor para alcanzar esta área para Cristo—entrenar a los venezolanos—quienes están dispuestos a subir hasta aquí y vivir aquí,” dice Forrest. “O quizás es mejor desarrollar a nuestros propios discípulos, hacer crecer a nuestros propios agricultores para que alcancen a su propio pueblo.”
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Para aprender más sobre las oportunidades misioneras en Sudamérica, visite samregion.org. Puede enviar un correo electrónico a [email protected] para saber cómo usted puede apoyar a los Bohlen en sus clases de agricultura en Venezuela.

Las donaciones para la Ofrenda de Navidad Lottie Moon proveen apoyo vital para los más de 5,300 misioneros de la Junta de Misiones Internacionales trabajando en todo el mundo, incluyendo a los Bohlen. La meta nacional para la ofrenda de este año es $170 millones. Para hacer una donación a la ofrenda cualquier día del año, vaya a imb/org/main/give.

Kristen Hiller es una fotoreportera que labora en la Junta de Misiones Internacionales de los bautistas del sur.

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  • Por Kristen Hiller