
WASHINGTON (BP)–La industrial del aborto ha encontrado una manera de esquivar el apoyo que la Suprema Corte da a una prohibición federal de una técnica grotesca: atacar al bebé nonato con dosis letales de medicina antes de darle a luz parcialmente para completar el aborto.
El diario The Boston Globe reportó el 10 de agosto que muchos doctores abortistas en Boston y en otras partes de los Estados Unidos están utilizando este nuevo método para así protegerse de ser acusados de violar la Ley de Prohibición del Aborto de Nacimiento Parcial al dar a luz un bebé ya muerto. El nacimiento parcial de un bebé muerto en lugar del de uno vivo pudiera violar el espíritu de la ley del 2003, pero aparentemente no transgrede la letra de la prohibición.
“Esto muestra el extremo al que los médicos que han abandonado su Juramento Hipocrático y se han convertido en soldados de la primera fila en una cultura de la muerte están dispuestos a llegar para perpetuar la matanza de bebés nonatos que en la mayoría de los casos son bebés salubles,” dijo Richard Land, presidente de la Comisión de Ética y Libertad Religiosa de los Bautistas del Sur. “Los legisladores de nuestra nación necesitan hacer frente a esta situación urgentemente y aprobar medidas que protejan a los más indefensos de entre nosotros, nuestros ciudadanos por nacer.”
La Suprema Corte sostuvo la prohibición con una votación de 5 contra 4 en abril pasado. La ley veda el procedimiento, que usado típicamente, implica que un bebé intacto es dado a luz con los pies por delante hasta que sólo su cabeza queda dentro del canal de nacimiento. El doctor agujera la base del cráneo del infante con unas tijeras quirúrgicas antes de insertar un catéter en ese orificio y succionar el cerebro, matando al bebé. La técnica, normalmente utilizada en el quinto mes de embarazo como mínimo, provee una manera más fácil para sacar la cabeza del bebé. La ley permite una excepción en el caso de que la vida de la madre esté en peligro.
Tres hospitales de Boston están usando rutinariamente la técnica de la inyección letal, según reporta The Globe. Beth Israel Deaconness, Brigham and Women’s, y el Hospital General de Massachussets — todos son hospitales afiliados con la Universidad Harvard — inyectan medicinas letales en los bebés nonatos cuando tienen un mínimo de 20 semanas de gestación, dijo Michael Greene, director de obstetricia en el hospital Massachusetts General.
Mark Nichols, profesor de obstetricia y ginecología en la Universidad de Salud y Ciencia de Oregon, dijo que siente que en el país la mayoría de los doctores que hacen abortos de embarazos avanzados están inyectando dosis letales de medicina a los bebés nonatos como si fuera un procedimiento estándar, según reporta el diario antes mencionado.
Las inyecciones no son riesgosas y son “trivialmente sencillas,” comparadas con otros procedimientos obstétricos, afirmó Greene.
Philip Darney, director de obstetricia en el Hospital General de San Francisco, California, decidió no utilizar las inyecciones. “No creemos que nuestros pacientes deben correr un riesgo cuyo único beneficio es el legal que recibe el médico,” dijo Darney a The Globe a través de un correo electrónico.
CÉLULAS MADRE EN EL BANCO — Los pacientes que han pasado por una fertilización in vitro y que ya no quieren dar a luz a más hijos, pueden solicitar que se les extraigan células madres a sus embriones sobrantes y con ellas tratar a sus familiares [enfermos].
El nuevo servicio, sin embargo, tiene algunas desventajas serias e incluso letales: al obtener las células madres se provoca la destrucción del embrión; las células extraídas de los embriones todavía no han provisto tratamientos para padecimientos de los seres humanos y el servicio no es caro.
StemLifeLine, una firma con sede en el área metropolitana de San Francisco, anunció el 31 de julio que se ha asociado con las clínicas de fertilidad en Colorado, Idaho y Nevada para proveer el primer servicio de este tipo. Ana Krtolica, la directora general de la compañía, dijo que StemLifeLine está “comprometida con ofrecer nuevas alternativas para los pacientes que ya han completado sus metas de planeación familiar.”
Las clínicas determinan el costo, pero el servicio está disponible por menos de $10,000, según StemLifeLine, reportó The Journal of Life Sciences. La cuota incluye dos años de almacenamiento de las resultantes líneas de células madres. El cargo anual después de este periodo es de $350, reportó dicha revista especializada.
Los embriones de fertilización in vitro normalmente son congelados a los tres días, informó la revista mencionada. Durante el proceso que StemLifeLine ofrece, los embriones se descongelan hasta que crecen las células madre. Cuando se extraen las células, el embrión muere. La firma anima a sus pacientes a que donen 10 embriones para aumentar las posibilidades de producir una línea de células madres, reportó The Journal.
El servicio se parece a algo tomado de las “extrañas películas de ciencia ficción,” comentó Joseph Zanga, de la Escuela de Medicina Brody en la Universidad del Este de Carolina. “Nunca deberíamos de tratar o intentar tomar la vida de una persona para mejorar la propia,” dijo a Family News in Focus.
CASO CERRADO EN NUEVA ORLEANS — Ha terminado la investigación realizada en torno a la muerte de unos pacientes en un hospital de Nueva Orleáns luego del Huracán Katrina. Lo anterior fue confirmado el 6 de agosto por la oficina del procurador general de Louisiana.
Un jurado especial de acusación había votado el 24 de julio en contra de acusar a la cirujana Anna Pou con cargos de homicidio emanados de la muerte de nueve pacientes del Memorial Medical Center después de la devastadora tormenta del 2005. Aunque el Procurador General Charles Foti está buscando obtener los documentos del caso a través de una liberación ordenada por la corte, un portavoz dijo que no es un intento de extensión de la investigación sino para obedecer la ley estatal de registros públicos, reportó el diario de Nueva Orleáns Times-Picayune.
“Nadie es el blanco esta vez. El caso está cerrado,” dijo la Procuradora General Asistente Julie Cullen, según el periódico mencionado.
El año pasado, Foti acusó a Pou y a dos enfermeras por el asesinato de los pacientes en la sección que el hospital reservaba para los más débiles. Él dijo que ellas les habían inyectado dosis letales a nueve personas. El hospital no tenía energía eléctrica ni agua después que Katrina llegó, dejando en condiciones extremadamente difíciles a los pacientes y al personal médico.
Los cargos en contra de las enfermeras fueron retirados y testificaron ante el gran jurado, reportó Times-Picayune.
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