NASHVILLE (BP) — La semana Santa o Mayor como la conocemos en nuestro contexto Hispanoamericano, nos lleva a recordar y a reflexionar sobre la persona de Jesús. El séptimo arte, el cine en los últimos años, ha tomado a Jesús y su pasión en todo el sentido de la palabra, como el principal personaje o actor de la historia bíblica, que nos narran los evangelios acerca de su vida, muerte y resurrección.
Recuerdo hace unos cuantos años atrás la película Jesús, producida por Campus Crusade, basada en el evangelio de Lucas, donde nos presentan a un Jesús bíblico, con un mensaje singular de solidaridad con los menos afortunados, pero a la vez un mensaje integral para toda la humanidad de salvación.
En contraste, la película Pasión , que fue estrenada con mucha controversia, por el énfasis al presentarnos a un Jesús sangriento y donde la violencia hacia estremecer nuestros corazones, mostrándonos que las heridas físicas de carácter mortal, resaltaba en el mensaje que trasmitía este película. Sin negar las heridas físicas que sufrió Jesús y que narran los evangelios, debemos mirar más cerca y con mas intencionalidad Las Otras Heridas de Jesus.
La Herida de la Indiferencia, Mateo en capitulo 23:37; nos señala de manera contundente en la entrada a Jerusalén, como Jesús siente esta herida profunda de su propia gente, de manera punzante, al decir: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!”
Realmente la herida de la indiferencia al mensaje de libertad, de salvación, de regeneración continúan hasta el día hoy lamentablemente, sin entender que la apatía del parte del mundo judío y gentil, marcaron una profunda herida en la vida de Jesús.
La Herida del Rechazo, El Apóstol Juan, en capitulo 6:63-66, recoge de manera acertada esta otra herida a Jesús, en el contexto de la disertación de algunos discípulos, que la duda los había ganado. “63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.64 Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar.65 Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.66 Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.”
El rechazo a las demandas y verdades del evangelio en la persona de Jesús son más hirientes que las heridas físicas que el sufrió.
La Herida de la Traición, Mateo una vez más nos revela esta otra herida que sufrió Jesús, en el capitulo 26:14-16 “14 Entonces Judas Iscariote, uno de los doce discípulos, fue a ver a los principales sacerdotes 15 y preguntó: ¿Cuánto me pagarán por traicionar a Jesús?. Y ellos le dieron treinta piezas de plata. 16″A partir de ese momento, Judas comenzó a buscar una oportunidad para traicionar a Jesús. NTV.”
Judas era parte del equipo ministerial y una persona cercana, que había convivido con Jesús, sin embargo, se cegó y clavo la estaca de la traición, de la cobardía hacia su maestro. Todavía el día de hoy, traicionamos al maestro con nuestras actitudes y conductas.
Finalmente, la Herida de la Negación, En el evangelio de Juan 18:15-18, nos presenta una de las otras heridas de Jesús, que seguramente causaron en el Jesús humano, la mayor tristeza y decepción, cuando alguien nos paga con la ingratitud y deslealtad. No habían pasado 24 horas de que Pedro, había prometido toda la lealtad y amor del mundo hacia su maestro. Pedro había negado al Mesías, es decir su propia salvación. Hay gente que aunque han escuchado, crecido, han visto milagros, con su manera de vivir niegan, que Jesús sea su Señor y salvador.
En esta semana Mayor, les invito a que reflexionamos en las otras heridas de Jesús, y proclamemos al Cristo resucitado, como la única alternativa a otro estilo de vida saludable y de carácter eterno. Una bendecida Semana Santa.