HOLLYWOOD, Fla. (BP) — La palabra Providencia viene del Latin “providere”. Dicho vocablo latino no solo tiene el sentido de que Dios previamente conoce todas las cosas, sino que las provee, las prepara, las planea, y las arregla con conocimiento de antemano.
De manera que Providencia significa no solo que Dios tiene una visión previa de las cosas, sino que Dios las provisiona, las supervisa y las cuida con una determinación anticipada.
Esto implica que Dios tiene cuidado de su creación y de sus criaturas, y el ha tomado una prevención con el propósito de llegar a un fin deseado.
El profesor Gregg R. Allison tiene una perspectiva correcta cuando afirma que la Providencia Divina es “La obra continua de Dios de sustentar este universo creado, en existencia y dirigirlo hacia su fin”.
Su afirmación es acertada puesto que Dios mantiene su creación y a sus criaturas y Él colabora, coopera y dirige todas las cosas con un fin previamente establecido (cf. Mateo 5:45; 10:29-30).
Tal afirmación concuerda con la Palabra de Dios donde leemos “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito (Romanos 8:28 LBLA).
La palabra “cooperan” en la Biblia de las Américas (traducida como “les ayudan” en la RV1960) tiene una traducción apropiada puesto que su etimología viene del Griego “sunergeo” que significa “colaborar conjuntamente”. Adicionalmente, el tiempo presente de este verbo denota una acción continua.
Esto significa que Dios de manera habitual y continua, colabora y hace que todas las cosas sucedan, trabajen y ayuden para el bien de los que Él ha llamado. Es notable que el texto dice que estos son llamados “conforme a su propósito” (cf. Efesios 3:11; 1 Pedro 3:9).
Cabe resaltar que aunque Dios tiene un plan y un propósito determinado final, aún las personas son responsables por sus decisiones voluntarias (Génesis 50:20). No obstante, su mano providencial siempre triunfa debido a que un bien mayor siempre es el resultado de su plan. Recordemos que el fruto del sufrimiento de Cristo en la cruenta cruz fue la expiación por nuestros pecados (cf. Isaías 53:10; Hechos 2:23-24; Hebreos 10:14).
Esta verdad es de gran consuelo para nosotros, puesto que todas las cosas por las cuales atravesamos en esta tierra (sean alegres o tristes) no son el producto de la casualidad, el azar (como afirman los deístas), el destino, el chance o la fatalidad, sino que más bien son las herramientas del buen Pastor para guiarnos a su propósito eterno (Efesios 1:6).
La Fe y Mensaje Bautistas del 2000 (The Baptist Faith and Message 2000) en el artículo II, sección A, coincide con esta idea cuando menciona que “Dios como Padre reina con cuidado providencial sobre todo su universo, sus criaturas, y el fluir de la corriente de la historia humana de acuerdo a los propósitos de su gracia.”
De manera que la mano providencial de Dios dentro del marco de sus propósitos cuida benéficamente de su creación y de sus criaturas. No obstante, en lo que respecta a sus hijos manifiesta su cuidado paternal (cf. Mateo 6:25-26).
¿Te encuentras pasando por una situación particular en tu vida? No pierdas de vista la mano providencial de Dios (Santiago 1:5).