NASHVILLE (BP) – Las relaciones sexuales meramente “consensuadas” pueden ser dañinas, escribe un joven columnista del Washington Post en un nuevo libro, “Rethinking Sex”.
La cultura actual, aparentemente liberada, no calcula si el sexo consentido es “éticamente bueno, moralmente bueno, bueno para la persona que lo tiene, bueno para el encuentro y lo que crea en la sociedad en general”, dijo Christine Emba en la serie de entrevistas a autores de C-SPAN “After Words” en junio.
Los cristianos, sin embargo, no deben sucumbir a la presión cultural del sexo consentido, exhorta el pastor de Florida Dean Inserra.
“En las Escrituras el diseño de Dios para la sexualidad humana es tan claro y llano como cualquier otra doctrina importante”, señaló Inserra, autor de un nuevo libro, “Pure: Why the Bible’s Plan for Sexuality Isn’t Outdated, Irrelevant, or Oppressive”.
“Lo que Dios dice sobre el matrimonio y el sexo es tan claro como lo es Jesús caminando sobre el agua”, dijo en el podcast Digital Public Square de la Comisión de Ética y Libertad Religiosa de los bautistas del sur.
Emba, describiendo la presión cultural, dijo que muchos adultos jóvenes “sienten que para ser vistos como modernos, para ser vistos como ‘positivos en cuanto a sexo’, tienen que estar dispuestos a tenerlo todo el tiempo (y) que quejarse o plantear escrúpulos sobre cierto acto o encuentro significaría que son críticos o represivos o anticuados de alguna manera.”
Emba dijo estar comunicando a los lectores: “No es una locura querer algo mejor que la cultura sexual que tenemos ahora”.
El sexo puede ser consensuado -dentro de los límites legales donde “sí significa sí y no significa no”- pero aun así puede ser “malo, degradante, traumatizante”, dijo Emba. Muchos de los jóvenes adultos a los que entrevistó “tenían relaciones sexuales que se suponía que debían disfrutar, pero no lo hacían. … Puede haber mucho dolor y heridas ocultas y preguntas importantes que acaban siendo barridas debajo de la alfombra”. La cultura actual del sexo casual no tiene “un lenguaje” para “hablar de lo que es bueno o malo”.
Los entrevistados a menudo “hablaban de la intimidad, la trascendencia, el deseo de ser cuidado, incluso amado” en sus rutinas sexuales, dijo Emba, “pero se sentían casi avergonzados de decir que querían que el acto significara algo porque sentían mucha presión cultural para decir que no significaba nada”, que sólo estaban “coleccionando experiencias”.
“En la era moderna, (nosotros) hemos empujado la idea de la moralidad, o al menos de una moralidad compartida, fuera del ámbito público”, añadió. “Se puede hablar de si las cosas son legales, si son consentidas, si algo fue realmente criminal, pero profundizar y preguntar: ‘¿Qué dice esto de nosotros? ¿Cuáles son nuestras normas y marcos morales? Eso se ve como algo privado y personal, algo que puedes tener para ti mismo, pero que no puedes imponer en otra persona”.
Emba, que es católica, dijo que imagina “un mejor estándar para el sexo, una ética sexual mejor”: la Regla de Oro, “que pienses en el bien de la otra persona tanto como pensarías en el tuyo. Considera el cuidado de la otra persona tanto como el cuidado de ti mismo. … Todos tenemos una idea de cómo podría ser la prosperidad humana. Y todos queremos eso para nosotros”.
Para Inserra, pastor principal de CityChurch en Tallahassee, las relaciones sexuales y el matrimonio tienen una importancia mayor que se extiende al corazón del Evangelio.
En las Escrituras, “es indiscutiblemente claro que Dios ha hecho que el matrimonio sea entre un hombre y una mujer, un marido y una esposa. Debían unirse para convertirse en una sola carne”, dijo Inserra en el podcast de junio de la CELR. “Dios tiene un diseño sexual y salirse de ese diseño, de cualquier forma o manera, es pecado”.
El relato de la creación de Adán y Eva “se repite a lo largo de la historia de la Biblia”, continuó. “Cuando le preguntan a Jesús sobre el matrimonio en Mateo 19, hace referencia a Génesis como un acontecimiento histórico, a Adán y Eva como personas reales, como un diseño de Dios”.
Cuando el apóstol Pablo se dirige a la iglesia de Corinto en cuanto a su pecado sexual (1 Corintios 6), Inserra señaló que Pablo cita igualmente Génesis al enseñar que Dios hizo al hombre y a la mujer para que se convirtieran en una sola carne en el matrimonio.
Luego, en Efesios 5, Pablo cita el matrimonio “para mostrarnos la relación entre Cristo y la iglesia… que el retrato visible de un hombre y una mujer juntos como casados -esa única carne- nos da una comprensión de la realidad invisible de la relación entre Cristo y la iglesia”, dijo Inserra. “La institución del matrimonio en realidad nos señala nuestra unión con Cristo.
“Para nosotros, retroceder en eso, callar en eso, deslindar responsabilidad, ser apologéticos es para nosotros tomar a la ligera lo que Dios ha dicho y dejar que la cultura, y cómo somos vistos por la gente, determine la narrativa en lugar de las Escrituras”.
Los jóvenes cristianos se enfrentan a “una nueva realidad en la que se espera que haya relaciones sexuales”, reconoció Inserra. “Lo que antes era el primer beso ahora es acostarse juntos. Aceptar una cita con alguien es aceptar acostarse con él, si no en la primera cita, en la segunda”.
“Por eso animo a los cristianos a salir con otros cristianos. No sólo es bíblico, sino que es fundamental en este momento que la gente tenga la misma ética que tú respecto al designio de Dios. … Por favor, ni siquiera intentes salir con alguien que no sea creyente. No estoy diciendo que dos cristianos estén exentos de estas tentaciones, pero espero que al menos la expectativa no esté ahí”.
La sexualidad, la cultura de los encuentros sexuales casuales, el adulterio, la homosexualidad y la pornografía no pueden ser “temas tabúes” en la iglesia, dijo Inserra, señalando que “hay una manera de ser apropiado con ellos en términos de audiencias mixtas” o con un público joven. “Pero tenemos que asegurarnos de hablar de esto” porque los cristianos “no pueden quedarse en el medio cuando se trata de temas de sexualidad” ya que reflejan “el camino de Jesús de la verdad y la gracia” ante quienes los ven como fanáticos y mojigatos sexuales.
“Te van a poner en un aprieto sobre lo que crees en ciertas cosas”, dijo Inserra, expresando su admiración por aquellos que “se mantienen firmes en términos de sexualidad y pureza, de valorar el matrimonio en un mundo que realmente ya no (lo valora) mucho”. … Los estudiantes universitarios cristianos con verdadera convicción y los jóvenes adultos con verdadera convicción (están) tratando de hacerlo de la manera correcta porque aman a Dios y aman a los demás.”
