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Los niños también reciben ayuda después de desastres naturales


TUSCALOOSA, Ala. (BP)–Mientras algunos voluntarios en desastres naturales están ocupados al frente de la crisis, otros están ayudando detrás de escena cuidando a las víctimas más pequeñas y vulnerables — los niños.

Los miembros del equipo de ayuda a los niños damnificados operan unidades que proveen un lugar seguro y lleno de amor para que los niños se queden mientras sus padres solicitan ayuda o limpian sus casas.

“Algunas veces creo que somos el secreto más guardado de la Ayuda a los Damnificados de los Bautistas del Sur (SBDR por sus siglas en inglés),” caviló Donna Swarts, de Magee, Missouri, coordinadora del cuidado a los niños de SBDR, mientras los voluntarios bautistas del sur se involucraban en una variedad de ministerios luego de los tornados del 27 de abril que azotaron Alabama y los estados circunvecinos.

Alabama tiene dos unidades de ayuda a niños damnificados, una que es operada por la Junta de Misiones de los Bautistas del Estado de Alabama y otra que es un ministerio de la Asociación Bautista de Tuscaloosa.

En las secuelas de los tornados, la unidad de SBOM estuvo estacionada en Rainsville, Alabama, donde un promedio de 30 niños al día recibieron cuidado de parte de los voluntarios, dijo Becky Luther, presidenta de la Unión Femenil Misionera de Alabama quien sirve como coordinadora del cuidado de niños para la ayuda a damnificados del estado.

La unidad fue montada en un centro de servicio de la Federal Emergency Management Agency (Agencia de Gestión de Emergencia Federal) donde la gente completa las solicitudes para obtener ayuda del gobierno. Pasar por este proceso puede tomar horas, dijo Luther, miembro de la Iglesia Bautista East Gadsden en Gadsden.

Durante su tiempo en la unidad de cuidado infantil, los niños cantan, juegan, disfrutan una comida y hacen manualidades. También escuchan del amor de Dios y de Jesús, un componente importante del cuidado debido a que “la mayoría no se congrega en ninguna iglesia,” dijo Luther.

Como una manera de ayudar a que los niños se sientan mejor, se les da un juguete, una cobija y un juego de salud cuando dejan la instalación de Rainsville, dijo ella, indicando que a los padres de bebés se les dan pañales y toallitas húmedas.

Un aspecto importante del cuidado a los niños damnificados es que los voluntarios les dan a los niños la oportunidad de hablar sobre su experiencia.

“Ellos hablan con nosotros de lo que pasó, y nosotros escuchamos,” dijo Luther.

De hecho, los niños algunas veces sienten la angustia de los padres y no les dicen cómo se sienten. El 3 de mayo, voluntarias cuidaban a una niña de 7 años que no había hablado desde que el tornado asoló el condado DeKalb el 27 de abril. Una voluntaria le dio un papel para que ella hiciera un dibujo. Cuando la trabajadora le preguntó qué color de crayón quería, la niña respondió: “Verde.”

Después de eso, ella comenzó a comunicarse con los voluntarios. Su madre lloró cuando llegó a recogerla y la oyó hablar, relató Luther.

Ese comportamiento no es raro entre los niños que han experimentado un desastre, dijo ella. Los niños han perdido sus hogares, sus juguetes y su base de seguridad.

“Ellos simplemente no entienden,” dijo Luther.

Los voluntarios tratan de ayudar a los niños asegurándoles que pasan situaciones que la gente no entiende y que las posesiones se pueden reponer. Algunas veces los niños han perdido a un miembro de la familia y simplemente necesitan oír del amor de Dios.

El 5 de mayo, cinco voluntarios estaban en Phil Campbell, otra parte de Alabama devastada por las tormentas del 27 de abril. Una de las cuatro maestras de cuarto grado en Phil Campbell Elementary School estaba entre las más de 20 personar que murieron en el pueblo. Los voluntarios estuvieron disponibles para ayudar a los estudiantes a hablar de sus sentimientos y pensamientos, dijo Luther.

La razón principal del cuidado a los niños damnificados es proveerles un ambiente seguro y amoroso a los niños que han pasado por circunstancias increíbles y para ayudar a los padres en crisis, dijo Candace McIntosh, directora ejecutiva de la Unión Femenil (WMU por sus siglas en inglés) de Alabama.

WMU facilita entrenamiento y provee voluntarias para el cuidado de niños damnificados, y el componente para el cuidado de niños de ayuda en desastres naturales recibe financiamiento del Programa Cooperativo de la Ofrenda para Misiones Estatales Kathleen Mallory de los Bautistas de Alabama para los ministerios del estado de la WMU.

McIntosh describió el cuidado a los niños damnificados como un ministerio nicho que llena las necesidades que a menudo son pasadas por alto.

“Es un ministerio muy importante,” dijo McIntosh. Después del huracán Katrina, ella leyó en un artículo que la forma en la que un niño es tratado después de las influencias de un desastre afectará el adulto en el que él o ella se convierta.

Por esta razón, es crucial para los niños que hayan experimentado un desastre recibir el amor y el cuidado de alguien que conozca a Jesús, dicen los oficiales. Los niños — algunas veces las víctimas olvidadas — obtienen de los voluntarios del cuidado de niños la atención y la seguridad que sus padres posiblemente muy angustiados, ocupados o distraídos no pueden proveerles en ese momento, dijo McIntosh.

Bebe Barnett dijo que los voluntarios ayudan a crear alguna normalidad en las vidas de niños que han visto su mundo volverse al revés.

Barnett, directora de la unidad de cuidado a los niños de la Asociación Bautista de Tuscaloosa y miembro de la Iglesia Bautista Northport, trabajó con los evacuados del huracán Katrina que llegaron a Tuscaloosa en el 2005.

Ella y otros voluntarios descubrieron que los niños ansiaban regresar cada día a la unidad estacionada en la Iglesia Bautista Skyland Boulevard. Solamente necesitaban a alguien que los amara en ese particular momento de sus vidas, dijo Barnett.
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Leigh Pritchett es corresponsal del Alabama Baptist. Para ver la última edición del periódico, visite online.thealabamabaptist.org.

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  • Por Leigh Pritchett