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Protestas y violencia continúan en Venezuela; los creyentes se aferran a la fe


CARACAS, Venezuela (BP) — En años recientes, los misioneros de la IMB en Venezuela han luchado para esparcir el evangelio en medio de dificultades en continuo aumento. En la capital Caracas, la rampante pobreza, la violencia incidental y la escasez de alimento son una parte de la vida diaria, y simplemente caminar en la calle equivocada y a la hora equivocada puede ser un error fatal.

A pesar del desasosiego político, el aumento en la violencia y la disparidad económica en Venezuela durante los pasados pocos meses, los misioneros de IMB y los creyentes venezolanos están trabajando para esparcir el amor de Cristo en un lugar cada vez más peligroso.

Matthew y Mónica Starr*, misioneros de IMB en Caracas, dijeron que las condiciones desde febrero han pasado de malas a peores; la situación es “extremadamente volátil,” dijo Mónica.

Los manifestantes antigubernamentales han escenificado continuas protestas callejeras y han erigido barreras que bloquean el tráfico. La guardia nacional venezolana ha contraatacado con gas lacrimógeno, balas de goma y alegados abusos a los derechos humanos, de acuerdo a los reportes de noticias. Cerca de 3.000 manifestantes han sido arrestados, y 200 de ellos todavía están en la cárcel. Además, miembros de los colectivos — brigadas motorizadas que apoyan al gobierno — presuntamente han amenazado, asaltado e inclusive asesinado a algunos manifestantes, dijeron los reportes de noticias.

Mientras tanto, en violencia atribuida a ambos lados del conflicto, por lo menos 42 personas han muerto y cerca de 800 han sido heridas durante los más de tres meses de disturbios en toda Venezuela, de acuerdo a los reportes de noticias.

El descontento comenzó en febrero cuando un grupo de frustrados estudiantes se expresó en contra de la ascendente inflación, la escasez de alimentos y el cada vez más aumento del crimen. Pero lo que comenzó como una demostración estudiantil se volvió un levantamiento violento, cuando según se dice las autoridades venezolanas les dispararon a tres manifestantes antigubernamentales durante una protesta pacífica en Caracas.

Para mediados de mayo, la violencia ha recibido atención mundial como si se representara en un escenario mundial. Un reporte de ABC detalló una escena de “huesos quebrados, negación de tratamiento médico y amenazas de saqueo o muerte” por el gobierno en contra de miles de manifestantes. Por lo menos 10 de las 42 muertes reportadas han sido clasificadas como tortura por los Observadores de los Derechos Humanos, declaró el artículo.

Nadie pensó que los problemas se prolongaran tanto como lo han hecho, dijo Matthew.

“Una de las cosas que muchos creyeron de las protestas fue que eran una llamarada, y que muy pronto todo el mundo volvería a su vida normal,” dijo.

Para algunos misioneros de la Junta de Misiones Internacionales, incluyendo a los Starr, las protestas y los violentos exabruptos han limitado sus actividades misioneras normales. Las barricadas de la policía y los retenes frecuentemente les hacen difícil dejar su vecindario — y casi imposible para Matthew llegar a los eventos de entrenamiento que él dirige para los creyentes venezolanos.

Otros misioneros que viven en Caracas pero que trabajan afuera de la ciudad no han podido viajar durante semanas, añadió Matthew.

Pero de algunas maneras, estar confinados en las casas ha abierto puertas y creado oportunidades de relaciones que no estaban allí antes, dijeron los Starr. Forzados a quedarse encerrados en sus edificios de apartamentos e incapacitados para llevar su vida usual, los misioneros han podido pasar tiempo con sus vecinos, y han encontrado maneras para compartir el evangelio.

“Siempre hemos tenido a muchísimas personas en nuestro hogar; hemos tenido inclusive más así [desde que comenzaron los disturbios en febrero],” dijo Mónica.

“Hemos tenido gente que, desde el momento que llegan a la puerta y yo la abro y los abrazo, han llorado hasta que se van dos o tres horas después.

“Hay personas que están pasando circunstancias horribles y cambia vidas en las que su vida nunca será la misma de nuevo, así que mucho de nuestro ministerio está justo allí en la casa — teniendo gente que llega, teniendo gente para comer quienes no han comido durante días porque están muy estresados, diciéndoles ‘ustedes están seguros aquí, acuéstense y tomen una siesta, nosotros cuidaremos a los niños.'”

Aunque la proximidad acerca a los misioneros a los perdidos, también lleva a los creyentes más cerca de Dios, añadió Matthew.

“Una de las cosas que están sucediendo que creo que es muy positiva es que esto está llevando a nuestras iglesias a un nivel mucho más profundo de oración — oración por Venezuela, oración por las familias que están pasando por situaciones muy duras,” dijo. “Esto les está permitiendo a las personas tener más tiempo con no cristianos para orar por ellos y con ellos y solamente para mostrarles cómo relacionarse con el Señor.”

Matthew habló con un pastor que, varias horas antes de una marcha planeada, hizo una caminata de oración con otros miembros de la iglesia a través de áreas usadas para manifestaciones. Los miembros de la iglesia continuaron orando mientras los manifestantes llegaban y se quedaron para orar con aquellos que quisieron unirse a ellos.

Otro pastor bautista va a la sede de la Guardia Nacional venezolana y ora con los soldados, dijo Matthew.

“Las iglesias están tratando de encontrar maneras en las cuales poder ministrar a la gente de ambos lados,” dijo.

Pero aunque los creyentes nacionales trabajan para alcanzar a aquellos en su propio terreno, los continuos problemas políticos de Venezuela no están afectando solamente a las iglesias locales.

Juan Moreno*, pastor de una iglesia bautista venezolana, dijo que las revueltas son la culminación de la larga historia de la nación de frustración política y declive económico.

El continuo declive en las finanzas y la prosperidad personal ha resultado en que muchas iglesias venezolanas han sido incapaces de sostener a sus propios misioneros en el extranjero, dijo.

“Hay una expresión venezolana que dice: ‘nadie sabe lo que tiene hasta que no lo tiene más,'” explicó Moreno. “Hemos perdido ahora esta oportunidad de sostener misioneros afuera de Venezuela a pesar de que tenemos más gente con el deseo de ir a las misiones, pero no tenemos lo que se requiere para sostenerlos.”

“Necesitamos organizarnos, y la Convención Nacional Bautista de Venezuela está trabajando en esto para poder ayudar en estas otras áreas,” continuó. “Algunas iglesias grandes que pudieron haber hecho algo en el pasado, ahora no están haciendo nada. Podría haber una iglesia grande trabajando con una iglesia pequeña para hacer algo para poder hacer más.”

Encima de los incrementados riesgos de la violencia, la agitación también ha aumentado problemas como la escasez de alimentos y la carencia de artículos básicos para la vida diaria. Como la escasez de cosas como leche y café no son raros en Venezuela, la gente espera horas haciendo fila en las tiendas de comestibles para adquirir artículos que realmente no llenarán sus necesidades.

“Estamos hablando de lugares donde las filas dan la vuelta a la esquina y la gente espera horas para obtener los cuatro rollos de papel higiénico que se les permiten, o una caja de leche que pueden llevar a la casa para su familia de cinco,” dijo Mónica.

Para muchos, las manifestaciones simplemente añadieron más combustible a un fuego de violencia y crimen que ha estado ardiendo durante casi dos décadas, dijo Mónica. En tanto que la vida diaria en Venezuela era ya difícil en el mejor de los casos, el aumento en los ideales antisocialistas les ha dado ahora a los enojados venezolanos un propósito. También ha puesto a los defensores del gobierno listos para defender su continuidad en el poder.

“Usted puede recibir un tiro mortal solamente al ir a clases o al ir por comestibles por ninguna otra razón más que alguien quiere su celular o su cartera de mano,” dijo Mónica.

“Creo que la gente se está dando cuenta de que ‘si de todas maneras voy a perder la vida, quiero perderla por una causa y por algo que pueda hacer un cambio en mi país y quizá provea un mejor país para mis hijos y mis nietos.'”

En medio de los continuos disturbios, conversaciones sobre la paz comenzaron a mediados de abril entre el presidente venezolano Nicolás Maduro y los líderes opositores. Sin embargo, el 13 de mayo la oposición suspendió las conversaciones diciendo que no iban para ninguna parte y criticando al gobierno por reprimir a los manifestantes, dijeron los reportes de noticias.

De acuerdo a un reporte de la BBC, estudiantes reunidos en un campus en Caracas se habían convertido en foco de saqueo para la Guardia Nacional venezolana. Uno de tales saqueos a principios de mayo llevó a la muerte a tiros de un soldado y al arresto de 243 manifestantes, a quienes el gobierno etiquetó de “manifestantes fascistas.”

Sin embargo, dando una mirada a través de la gruesa y humeante neblina de una nación abrasada por la ira y la violencia existe la esperanza de que Dios trabaje a través de los misioneros y bautistas venezolanos para alcanzar a los perdidos durante un tiempo de terror y tragedia.

“La iglesia bautista venezolana no va a caer,” dijo el pastor Moreno. “Va a ser fortalecida y crecerá. De hecho, a pesar de la crisis, la Convención Nacional Bautista de Venezuela no está apática o cayendo. Es una convención que está aprendiendo a ser más dinámica. Hay regiones que están haciendo mucho más de lo que hubiéramos esperado…de lo que hubiéramos soñado.”

Misioneros de la IMB como los Starr comparten el mismo evangelio que Dios usará a través de los creyentes venezolanos para alcanzar a los perdidos a lo largo y ancho de su propio país y el mundo.

“Una cosa que me anima es que en ningún otro tiempo en la historia ha habido tanta oración por Venezuela,” dijo Matthew. “Dios va a hacer algo que creo que será maravilloso.”
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*Nombre cambiado. Emily Pearson funge como escritora de IMB en América Latina. Thiago Molina, periodista de IMB en América Latina, contribuyó a esta historia.

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