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¡Seamos agradecidos!


EL PASO, Texas (BP)–Entre varias cosas que me han impactado positivamente que suceden en este querido país es la celebración del día de Acción de Gracias.

La mayoría de lectores seguramente conocen la historia y las razones para que en este país se mantenga esta celebración (y no voy a repetir estos datos históricos). Tampoco voy a comentar de las intenciones de algunos de hacer de esta celebración una más en el calendario del “marketing” y de la comida. Tengo la tentación de escribir algo sobre la tragedia de haber quitado la expresión “a Dios” en la celebración de Acción de Gracias, pero no lo voy a hacer en este espacio. Otra cosa de la que mejor no diré nada es la actitud de algunos que solamente por tradición le llaman a esta celebración “el día del pavo” (Turkey day).

Más bien quiero motivar a los lectores a pensar seriamente en los tantos motivos de gratitud que debemos expresar “a Dios” durante esta celebración. Debemos reconocer que toda la gracia de Dios abunda hacia sus seguidores; todas las bendiciones de Dios son a nuestro favor. Cuando somos agradecidos con Dios también somos impulsados a ser bondadosos con nuestros semejantes. La gratitud es una decisión de nuestra madurez espiritual y creciente relación personal con Dios.

Damos gracias a Dios por la salvación en Cristo Jesús, porque podemos compartirla con aquellos que no lo concen.

Damos gracias a Dios por el perdón de los pecados, porque somos responsables de perdonar a los que nos ofenden.

Damos gracias a Dios por el Espíritu Santo que nos guía a toda verdad en Cristo Jesús, porque de esta manera podemos manifestar fruto espiritual a otros.

Damos gracias a Dios por nuestras familias tanto las que viven con nosotros como aquellas que se quedaron esperando que algún día volviéramos.

Damos gracias a Dios por nuestros hijos, porque no son obstáculos ni problema sino un gran motivo de la bendición de Dios.

Damos gracias a Dios por nuestras madres y padres que con esfuerzo y valentía nos proveen para las necesidades básicas. Esto nos impulsa a no abandonarlos en una “guardería para adultos” cuando lleguen a viejitos.

Damos gracias a Dios por nuestros maestros y líderes que se esmeran en darnos buen ejemplo del amor de Dios.

Damos gracias a Dios por nuestros vecinos a quienes Dios usa para afirmar nuestra paciencia y comprensión amorosa, porque podemos compartirles el amor de Dios.

Damos gracias a Dios por el trabajo que nos provee y que nos ayuda a desarrollar aquellos talentos y habilidades que el mismo Dios nos dio. Estimados lectores, celebremos la tradición y comamos, pero ¡seamos agradecidos!
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Un buen libro que nos ayudará a imitar a Jesús en la gratitud y en 31 hábitos que él practicó es: Los hábitos de Jesús, de Jay Dennis. Este libro ha sido publicado por Editorial Mundo Hispano www.editorialmh.org

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  • Por David Fajardo