NOTA DEL EDITOR: La columna First-Person (De primera mano) es parte de la edición de hoy de BP en español. Para ver historias adicionales, vaya a https://www.bpnews.net/espanol
FRESNO, Calif. (BP) — Era una mañana muy hermosa cuando salí a caminar. El sol comenzaba a salir y yo admiré la belleza de la creación de Dios en medio de una mañana refrescante, diferente a los usuales días calientes y áridos en Fresno. Me acercaba a mi destino cuando comencé a oír el piar de los pájaros. Pero a medida que me acercaba a casa aquel piar se iba convirtiendo en un cuarteto y luego, inesperadamente, se organizó un coro. La belleza del momento me maravilló.
Mi sorpresa me abrumaba al pensar en la bondad de Dios y Su creación. Enseguida recordé el Salmo 118:24: “Este es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él”. Ese día los pájaros me recordaron lo mucho que nuestro Padre Celestial se interesa en nosotros y la esperanza que Él ofrece por medio de Jesucristo, su Hijo.
La belleza y la serenidad del momento se quebrantaron al pensar en todas las cosas que están pasando en las vidas de personas que conozco. Estamos viviendo en un mundo cambiante y a veces estos cambios suceden a una velocidad espantosa. Las organizaciones a las que estoy asociado están cambiando sus énfasis de ministerio, los pastores que conozco se están trasladando a nuevos lugares de servicio y las familias con las cuales me relaciono se están mudando, no tan solo a otra casa, sino a un nuevo país y a una nueva cultura.
También recordé a otros que están viviendo en lugares donde les rodean la destrucción y la muerte, como por ejemplo Nepal. Pensé en los cristianos que viven en otros países donde bombardean sus casas de adoración y asesinan a los cristianos. Y recordé el acto sin sentido del joven en Carolina del Sur quién se sentó, escuchó la Palabra de Dios y luego asesinó a nueve personas que estaban en un grupo de estudio bíblico.
De inmediato mis pensamientos regresaron a Dios y Su bondad, gracias al coro de las aves que cantaban del “poder de Dios”, lo cual me recordaron las palabras del conocido himno que en ese momento se oía tan real: “En la natura, buen Señor, la vida a todos das; doquier que miro alrededor allí presente estás”.
Nuestro Dios siempre está presente y es nuestra esperanza para todo lo presente y lo por venir. Pensar acerca de la presencia de Dios en mi vida y ofrecer lo mismo a otros mediante Jesucristo, hace que mi corazón se llene de compasión por nuestro mundo y por todos los disturbios y dificultades que en este existen. A menudo se me hace difícil pensar en el dolor y los sufrimientos que estamos experimentando en este mundo, sin embargo, mi confianza está en nuestro inquebrantable Dios. Nuestra confianza debe continuar en Él. Otros pueden cambiar, pero nuestro compromiso debe permanecer firme: proclamar las Buenas Nuevas de Cristo Jesús a cada hombre, mujer, niño y niña en California y alrededor del mundo.
El Evangelio de Cristo Jesús debe reflejarse en el amor hacia los pecadores. No creo que este sea el momento para nuevas estrategias o evaluaciones, sino para “volverse a comprometer y buscar nuevas energías” para impartir la esperanza de Cristo y traer transformación espiritual a las vidas de aquellos que nos rodean.