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EDITORIAL: Estoy cansado


Estoy cansado. No me refiero a estar cansado físicamente por las actividades normales de la vida cotidiana que ahora han sido trasformadas por la pandemia global que todos estamos enfrentando. Es verdad que nuestras rutinas han cambiado y ahora tengo más trabajo que antes y esta “normalidad” de enseñar virtualmente requiere mucho más tiempo y esfuerzo que antes. No, estoy cansado emocional y espiritualmente. No es un cansancio temporal sino uno que se ha ido acumulando por mucho tiempo y que ha llegado a punto que requiere un cambio radical. ¡Necesito el verdadero descanso! ¡Necesito el descanso que solamente viene de Jesús!

A nuestro alrededor hay tanta indiferencia, justificación e incluso promoción de violencia, racismo, machismo y todo tipo de maldades en contra de seres humanos creados a la imagen de Dios que estoy al borde de la desesperación. Fundamentos básicos de la fe cristiana como amar a Dios y al prójimo son con demasiada frecuencia relegados a posturas políticas e ideológicas que marcan alianzas con aquellos que concuerdan con nosotros y establecen como enemigos a aquellos que piensan diferente. El valor central de los seres humanos está en la imagen de Dios en la que todos hemos sido creados, pero las diferencias de género, color o etnicidad son percibidas por muchos como razones para degradar la dignidad de aquellos que son diferentes.

Estos problemas no son nuevos, pero nunca antes había visto que seguidores de Jesús que antes consideraba ejemplos de virtud hoy se han convertido en modelos de intolerancia, falsedad y apatía. Muchos proclaman seguir a Cristo, pero realmente solamente buscan sus intereses y son capaces de fomentar odio y hacer enemigos de sus hermanos con tal que gane su partido político y se imponga su género o grupo étnico. No, no es un problema de las redes sociales ni solamente una consecuencia de los tiempos políticos y sociales sino un problema del corazón.

No me considero mejor que nadie, pero estoy cansado de tratar de entender este comportamiento tan común a mi alrededor. Estoy cansado de las descalificaciones fáciles en contra del carácter de otros cristianos solamente porque tienen opiniones o preferencias diferentes. Estoy cansado de intentar explicar que aquellos que han sufrido cualquier tipo de discriminación no se quejan porque se quieren hacer las víctimas o quieren crear problemas sino porque realmente han sido discriminados. Estoy cansado de la falta de empatía que destruye cualquier tipo de relación. Estoy cansado que se intente poner a Jesús como pretexto para justificar ideologías humanas. Estoy cansado.

En estos momentos necesito a Jesús. Los seres humanos creemos que nuestras opiniones y enseñanzas son las correctas y pensamos que solamente los que son inteligentes o sabios como nosotros pueden entendernos. Olvidamos que el mensaje de Cristo es sencillo y está disponible para todos. De hecho, en Mateo 11: 25-27 Jesús estableció claramente que solamente podemos seguirlo si somos sencillos como niños y que solamente Él es el Señor de todo el universo:

“En aquel tiempo Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. »Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo”.

Después Jesús hizo la invitación que tanto necesito en estos momentos. El verdadero descanso no se logra desconectándose de lo que acontece a nuestro alrededor o volviéndose cínico por los problemas a nuestro alrededor. El descanso tampoco se logra cambiando de iglesia o denominación o haciendo cualquier cosa. El descanso solamente se encuentra en Jesús quien nos invita a entrar en su reposo:

»Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana».

Mateo 11: 28-30

Estoy cansado, pero estoy aprendiendo a descansar. La enseñanza de Jesús es sencilla y es refrescante. El ejemplo de sencillez y humildad de Jesús me motiva a imitarlo. Cuando busco cambiar a otros me canso, pero cuando mi enfoque está en Jesús todo cambia a mi alrededor. Ser cristiano es ser un mensajero de paz a un mundo tan necesitado. En estos momentos estoy aprendiendo una vez más cuánto necesito a Jesús. Si usted está cansado como yo, lo invito a que juntos aceptemos la invitación de Jesús a descansar en Él.

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  • Octavio J. Esqueda