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EDITORIAL: Somos Misioneros (Filipenses 4)


LAUREL, Md. (BP) — La Biblia nos enseña que cada “Cristiano” es un misionero donde quiera que se encuentre. Por lo tanto, cada “Discípulo de Cristo” tiene la responsabilidad y el gran privilegio de proclamar la Palabra de Dios. ¿tendrás tú una pasión que te llevará fuera de tu comodidad para contarle la historia de Cristo a otros? Yo espero que sí porque hay muchas personas a nuestro alrededor que esperan que alguien les dé “Buenas Noticias.”

Como misioneros debemos reconocer que nuestra motivación se encuentra en las últimas palabras de Jesús, “Por tanto id y haced discípulos … (Mateo 28:19-20).” Veamos tres elementos necesarios para que seamos misioneros eficaces.

Primero, El ministerio es relacional (4:1-5) — No podemos ministrar a menos que sean con y a través de otras personas. El gozo que Pablo muestra es resultado de la participación de los hermanos en el evangelio — cuando participamos, colaboramos, ayudamos — en contar la historia de Cristo — Dios no solo nos llena de gozo, sino que también crecemos espiritualmente. El apóstol Pablo reconocía el aspecto relacional del ministerio. El trato con personas que lo admiraban como Timoteo; pero también trato con los filósofos de Atenas donde pacientemente les habló del Dios que él conocía. Cristo también rompió las barreras culturales de su tiempo y le hablo a la mujer Samaritana.

Segundo, El ministerio busca refugio en las promesas de Dios (Filipenses 4:7,13,19) — Aunque el ministerio es un privilegio y gozo, en ocasiones puede ser algo frustrante. Desafortunadamente, algunas personas deciden correr y algunos dejan el ministerio que Dios les ha dado. En medio de las tantas promesas que encontramos en la Palabra vemos tres lugares donde podemos refugiarnos en momentos difíciles.

Nos refugiamos en la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento (Fil. 4:7). La paz que es el antídoto para la ansiedad. La paz de Dios nos trae calma. Cuando pasamos por los momentos mas difíciles en nuestras vidas es la paz de Dios la que nos da una inexplicable calma.

Nos refugiamos en el poder de Dios (Fil. 4:13). En medio de las necesidades físicas y materiales; en medios de las fluctuaciones diarias de la economía; Pablo tiene la estabilidad que le permite sobrepasar todas las circunstancias. Pablo está hablando del “PODER” que es dado a él por Dios –“En todo, soy fuerte en Él que es mí dinamita …”

Nos refugiamos también en las provisiones de Dios. Pablo dice a los Filipenses, “ustedes me han dado ayuda económica desde lo más profundo de su pobreza, pero mi Dios proveerá de la abundante riqueza en el cielo. Has proveído solo para UNA parte de mi necesidad, pero mi Dios suplirá TODAS tus necesidades.

Tercero, El ministerio incluye responsabilidad (1:27; 3:20). Yo no creo que una persona debe de tener una posición sin ninguna responsabilidad en la Iglesia. No es razonable decir que “somos de Cristo” sin tener un compromiso profundo por Cristo que nos lleve a actuar responsablemente.

Amigo, si estas pasando por un momento difícil en tu ministerio toma refugio en las promesas de Dios, pero no corras de Dios — corre a Dios. Si en estos momentos todo esta bien en tu ministerio recuerda que esto es algo temporal. Usa este tiempo de calma para animar a otro que esta pasando por las aguas turbulentas.

    About the Author

  • Gustavo V. Suarez

    Gustavo Suarez es profesor adjunto de evangelismo y misiones en el Southwestern Baptist Theological Seminary en Fort Worth, Texas.

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