fbpx
Articulos en Español

EDITORIAL: Testificar es obedecer—Pablo


William Ortega

Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;  …y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo… (2 Corintios 5:18-20, RVR60).

Uno de los gozos más grandes que podemos tener como cristianos es el de reconciliar a las personas perdidas con Dios a través de testificar de Cristo. ¡Piénsalo! Usted y yo podemos ser los instrumentos de Dios en la salvación de otros.

Uno de los personajes del Nuevo Testamento que más habló sobre la importancia de testificar y que fue un ejemplo de obediencia en cuanto a testificar de Cristo fue el apóstol Pablo.

El verbo testificar es usado por el apóstol Pablo en el siguiente pasaje:

Pero Dios me ha ayudado hasta hoy, y así me mantengo firme, testificando a grandes y pequeños. No he dicho sino lo que los profetas y Moisés ya dijeron que sucedería: que el Cristo padecería y que, siendo el primero en resucitar, proclamaría la luz a su propio pueblo y a los gentiles (Hechos 26:22,23—NVI).

Pablo estaba testificando de lo que él había experimentado y visto con el Señor.

¿Qué nos enseña el apóstol Pablo en cuanto a testificar?

Primero, el apóstol Pablo nos enseña a través de su propia vida de que no hay que dejar pasar mucho tiempo desde la conversión de una persona para que todos comprendan que deben testificar a tiempo y fuera de tiempo (2 Timoteo 4:2), al ser obedientes al mandato de Cristo (Marcos 16:15).  Inmediatamente después de su conversión, dice Hechos 9:20, que Pablo como un nuevo creyente “…en seguida testificaba de Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios”.  Muchos no testifican de Cristo porque piensan que hay que esperar para ser un tremendo orador, tener dones súper especiales o hasta tener un conocimiento profundo de toda la Biblia para poder testificar, pero el único requisito para testificar de Cristo es haber tenido una experiencia de salvación y conocer lo que significa el evangelio. Como lo hizo la mujer samaritana, Cristo la ganó y la transformó y ella con su testimonio personal, conmovió a toda una ciudad (Juan 4:39).

Segundo, el apóstol Pablo nos enseña que el testificar es una responsabilidad que tenemos como cristianos.  Él dijo en 1 Corintios 9:16, “Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y !!ay de mí si no anunciare el evangelio!” Entonces, no solamente nos es permitido como cristianos difundir y proclamar las buenas nuevas de salvación, estamos obligados a hacerlo; a tal punto que el Señor dijo que, si nosotros no lo hacemos, las piedras hablarían (Lucas 19:40). 

Tercero, el apóstol Pablo nos enseña en 2 Corintios 5:18-20 que a todos se nos ha dado y encargado el ministerio de reconciliación, y que, en consecuencia, somos embajadores en nombre de Cristo. Algunos no testifican de Cristo porque piensan que no tienen el don de evangelismo; pero en ningún lugar la Biblia enseña que hay un “don” de evangelismo; la gran comisión es para cada creyente. ¿Quién puede tener el privilegio de llevar a otros a Cristo? ¡Cualquier creyente! No es deber de unas cuantas personas escogidas. Dios llama a cada cristiano a testificar por Cristo, y cada cristiano puede ser pescador de hombres. El Señor Jesús dijo: “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres“(Mateo 4:19).

Cuarto, el apóstol Pablo nos desafía en Filipenses 1:14 que tenemos que testificar sin temor: “Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor”.  Hay cristianos que los vence el temor y que no se sienten capaces para testificar.  Quizás el problema no sea el temor tanto como una falta de motivación, pasión y amor por los perdidos.  La motivación y el amor son los requisitos necesarios para ser un testigo que testifica sin temor.

En quinto lugar, Pablo nos enseña que hay que aprovechar cada oportunidad para testificar, aun en medio de la adversidad.   Sabemos que Pablo estuvo prisionero en distintas oportunidades por causa del evangelio de Cristo, pero eso no lo paró, más bien Pablo prefirió mirar sus adversidades como una oportunidad maravillosa para seguir testificando.  Por eso él dijo en cuanto a su propio testimonio:

Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio, de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo… (Filipenses. 1:12-13).

La mayor pasión de Pablo era testificar de Cristo a otros. Es por esta razón que Pablo veía cada situación, aún las más adversas, como una oportunidad tremenda para seguir testificando de Cristo, llegando incluso hasta donde nunca habían oído hablar del Señor.  Hasta el último momento de su vida, lo vemos animando y desafiando a su joven discípulo Timoteo, retándolo a que continúe testificando de Cristo cuando le dijo, “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo…que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo…” (2 Timoteo 4:1-2).

    About the Author

  • Por William Ortega