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Insólitos iniciadores de Iglesias prueban efectividad


GUAYAQUIL, Ecuador (BP)–Siete años de humedad y exposición a través del barato marco de madera han dañado el delgado papel, pero el desteñido certificado retiene su prominente lugar en la pared de cemento. Carlos Solís señala orgullosamente la inscripción: Él es un iniciador oficial de iglesias.

Solís y cerca de una docena más de ecuatorianos igualmente orgullosos de sus certificados no eran exactamente las personas que el misionero Guy Muse había ambicionado cuando empezó el entrenamiento de iniciadores de iglesias en julio del 2000. Una mujer era ciega. Otros tres eran muy viejos. Aun Carlos y su esposa María, eran tomadores que vivían en “La Frontera” — una zona de Guayaquil donde las pandillas se reunían y se atacaban, y las puertas se cerraban con llave a las 5 p.m.

Sin embargo, en seis semanas, los insólitos trabajadores han comenzado cuatro iglesias. Un año después, ellos y otros creyentes locales han establecido 70 más. Ahora, más de 100 iglesias se reúnen en las calles y barrios de la pobre y asolada Guayaquil.

Guy y su esposa Linda, ambos oriundos de Texas, han servido entre los 3.3 millones de mestizos — mezcla de españoles e indios — del área de Guayaquil por 20 años.

La gente de esta ciudad, la cual sirve como puerto a las Islas Galápagos, se mantiene firme en una cultura de catolicismo romano nominal, con menos de un 5 por ciento de evangélicos.

“La gente de la costa ecuatoriana es muy abierta,” dice Guy. “Ellos saben que son pecadores. Saben que necesitan a Dios. Estas son cosas que nos ayudan porque preparan el camino para presentar a Cristo. Estamos por obtener la cosecha que muchos de nuestros compañeros misioneros que llegaron antes de nosotros plantaron y regaron.”

Guy fue uno de los primeros bautistas misioneros en sembrar las semillas en suelo ecuatoriano. En 1963, llegó a la ciudad capital de Quito como hijo de misioneros. Él recuerda cuando repartía tratados con su papá en las esquinas y veía a la gente que luego de hacer trizas el papel se lo tiraba en la cara.

La apertura al evangelio — y las estrategias usadas para llevarlo al pueblo ecuatoriano — han cambiado en los pasados 30 años. En 1997, con un porcentaje de siete personas bautizadas al año por la iglesia bautista, el trabajo tomó una nueva dirección. Los misioneros comenzaron a enfocarse en construir iglesias-casa en vez de comenzar iglesias con edificios.

En marzo del 2000, los Muse y el equipo de Guayaquil comenzaron a orar para que el Señor enviara ayudantes. Cinco meses después, la iglesia de Solís se convirtió en la primera respuesta a esas oraciones.

En una reunión de la misión, Linda anunció que la meta poco confiable del inicio de una iglesia podía ser posible.

“El año siguiente en la reunión de la misión,” dijo Linda, “tuvimos que levantarnos y decir; ‘Hasta diciembre llevamos 33 iglesias.'”

Proyectar la visión de alcanzar la ciudad más grande del país es una de las primeras cosas que Guy hace cada siete semanas cuando comienza otro grupo de entrenamiento. A través de anuncios de radio y en forma oral, de 20 a 30 creyentes ecuatorianos llegan al centro de entrenamiento cada semana para aprender cómo comenzar una iglesia en su casa.

Cuando estos siervos-líderes guían a la gente a Cristo, se espera que les den un seguimiento dentro de las primeras 48 horas en inmediatamente comiencen a discipularlos. Al cabo de cuatro semanas, cada aprendiz ha de empezar un nuevo estudio bíblico que se convertirá en una iglesia-casa en función. El papel de Guy es entrenar a estos discípulos en habilidades para iniciar iglesias para que los ecuatorianos alcancen a su propia gente.

Marlene Lorenti, madre soltera y peluquera ahora es maestra de la Biblia; éste es uno de los resultados del entrenamiento de Guy. Testimonios de la fidelidad de ella para guiar a sus vecinos y amigos a Cristo vienen de aquellos que se reúnen en su salón de belleza para tener iglesia. De la reunión de este grupo, comenzó una nueva iglesia a 45 minutos en otra área.

“Marlene es una ardiente evangelista,” dijo Guy. “Ella ha hecho todo lo que hemos hablado. Siento que mi trabajo es fortalecer a la gente.”

A través de siervos-líderes como Marlene, el número de iglesias-casa en Guayaquil continúa expandiéndose, algunas inclusive replicándose a la segunda y tercera generaciones. Mientras los Muse y su equipo continúan catalizando el inicio de iglesias buscan compañeros de EE. UU. para que lleven el evangelio a lugares no alcanzados de su provincia. Al asociarse con iglesias ecuatorianas, los bautistas del sur tienen una oportunidad de estratégicamente llevar las Buenas Nuevas a la gente de la zona costera ecuatoriana.

“Este es el tiempo cuando necesitamos hacer nuestro mejor esfuerzo,” dijo Guy. “Tenemos una ventana abierta a las oportunidades como nunca antes. Este no es el tiempo para echar para atrás. Necesitamos hacer lo mejor para acabar esta tarea. Es acabable.”
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Dea Davidson escribe para la Junta de Misiones Internacionales. Para ofrecerse como voluntario, vaya a la sección “Go” de samregion.org. Los Muse están entre los más de 5.500 misioneros internacionales bautistas del sur sostenidos por la Ofrenda de Navidad Lottie Moon. La fecha límite para recibir ofrendas para el 2008 es el 31 de mayo del 2009. Para saber más sobre la ofrenda, vaya a imb.org/offering.

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  • Por Dea Davidson