Mientras la guerra continúa en su país, muchos ucranianos viajan a lugares lejanos en busca de refugio. Brasil es uno de los países que ha abierto sus fronteras a los refugiados.
El misionero Vitalii y su esposa Iryna, de apellido Arshulik, son ucranianos, y viven en Brasil como plantadores de iglesias. Ejercen su ministerio en una zona donde el 80 % de la población es de su mismo origen. Colaboran con Elías Dantas, un pastor brasileño residente de Estados Unidos, quien está en contacto con ucranianos que buscan asilo en otros países.
La labor misionera de Vitalii e Iryna representa una combinación de esfuerzos de organizaciones e iglesias evangélicas de todo el mundo para ayudar a los refugiados. La Junta de Misiones Internacionales desempeña un papel activo en este esfuerzo.
En marzo, Vitalii fue enviado por la Primera Iglesia Bautista de Curitiba a San Pablo para recibir al primer grupo de 29 ucranianos. El grupo estaba compuesto por ocho familias. Dos de ellas tienen tres o más hijos, y por esa razón se le permitió al padre viajar con ellos.
Una vez que llegaron, los miembros de la iglesia los atendieron y los llevaron a recorrer la región, introduciéndolos a la cultura y la comida tradicional brasileña. Durante ese tiempo, los refugiados compartieron, entre lágrimas, sus experiencias personales de la guerra. Después de la transición inicial a Brasil, la iglesia les ayudó a encontrar viviendas permanentes en las comunidades vecinas.
Después del primer grupo, han venido más refugiados y han sido recibidos con la misma atención y cuidado. Las iglesias bautistas brasileñas locales se han comprometido a ayudar a los refugiados durante un periodo más largo.
Los refugiados son todos hermanos en Cristo procedentes de iglesias evangélicas de Ucrania, y ya están causando un gran impacto en la ciudad. La iglesia de Prudentópolis, donde sirven Vitalii e Iryna, alquiló un espacio más grande para el servicio, ya que cada domingo se reúnen más de 100 personas. También han comenzado un grupo de jóvenes.
Este impacto ha ido más allá de su ciudad. Los misioneros han sido invitada a muchos programas de televisión y radio para compartir sus experiencias. Además, su influencia ha llegado a otros países, y se han reunido con embajadores de Estados Unidos, Canadá, Ucrania, Inglaterra y la Unión Europea para encontrar formas de ayudar a los refugiados ucranianos a adaptarse a la nueva cultura.
La familia de Vitalii ha liderado este proceso porque conoce la cultura ucraniana y puede comunicarse con los refugiados en su propio idioma. Ellos pueden ver cómo Dios los preparó para estas oportunidades de ministerio. Además de su llamado original de alcanzar a los descendientes de ucranianos brasileños para Cristo, ahora también tienen el deseo de ayudar a sus propios paisanos física, emocional y espiritualmente.
Valeria Roy sirve con la IMB en Brasil.
