fbpx
Articulos en Español

EDITORIAL: Preparando nuestro corazón para un avivamiento


Arlene Sanabria

“Sin pretensiones, sin orgullo, sin espectáculo. Sin manipulación. No querrás irte”, escribió Bill Elliff

Así describe el pastor Bill Elliff, el avivamiento que está ocurriendo en la Universidad de Asbury en Wilmore, Kentucky. Comenzó el 8 de febrero de 2023, en un día normal de adoración en la capilla como acostumbraban. Al final del servicio, testigos cuentan que un grupo de jóvenes se quedó para adorar a Dios espontáneamente. Poco a poco se fueron añadiendo otros estudiantes al punto de que, al día de hoy, todavía más personas de otras partes y de todas las edades siguen uniéndose. El mundo lo está viendo y lo está anhelando.

Sin embargo, me llamó la atención cómo Elliff, en lugar de describir lo que está ocurriendo, él describe lo que no está ocurriendo allí. Dice que no hay orgullo, pretensiones,  espectáculo o manipulación. Suena como si cada vez fuera común ver este tipo de conducta hoy día dentro de algunas de las experiencias de adoración. Siendo honestos, yo también he percibido lo mismo.

Cuantos más cantantes o grupos de adoración veo y cuantos más predicadores observo en las redes sociales, más de estas cosas observo. Es como si el mover de la presencia de Dios dependiera de la calidad de los músicos, de las luces, de nuestra programación o de nuestra fuerza humana. Me he preguntado, ¿seré yo la única que observa esto? pero al parecer no.  

Mientras meditaba en esto, el Señor me mostraba la urgencia de que en este tiempo se levanten más adoradores que lo hagan en espíritu y en verdad, como Jesús le dijo a la mujer en el pozo en Juan 4:23-24. Una adoración que transcienda las tradiciones, estereotipos, lugares, fórmulas y egoísmos. Personas que tengan sed de Él, y deseen ser saciados de la fuente de agua que brota para vida eterna (Juan 4:14).  No es que no haya tales adoradores actualmente, simplemente parece que cada vez hay menos y la Palabra dice que Dios anda en busca de ellos.

Por otra parte, pienso, ¿será éste un problema en general que nos toca a todos? La verdad es que si no tenemos cuidado, es fácil caer en una adoración religiosa, litúrgica, cómoda y egocéntrica que se aleja cada vez más de la adoración que busca el Señor.

Hace unos 10 años, cuando recién nos mudamos a los Estados Unidos, empezamos a asistir a nuestra nueva iglesia. Durante el tiempo de adoración en el servicio, sólo pensamientos de crítica pasaban por mi mente, me encontraba evaluando todo lo que sucedía. El estilo de la adoración no era igual al que yo estaba acostumbrada, y mi mente se centraba en lo que yo pensaba que estaban haciendo mal o que podían mejorar según mi experiencia.

Me sentí frustrada y desconectada. No podía entrar en el mismo espíritu de adoración que los demás. Cuando de repente sentí que el Espíritu Santo habló a mi corazón diciendo: “Tu adoración no depende de lo que esté ocurriendo delante de ti, ni de lo que diga o haga el líder de adoración, ni siquiera de la canción que están cantando, surge de un corazón agradecido que se postra delante Mí.”

Le pedí perdón a Dios y ese día Dios comenzó una transformación en mí. Poco a poco, aprendí a revisar constantemente mi corazón para que mi adoración no dependa de ningún factor externo, sino de la ofrenda de gratitud que sale de mi corazón y de mi necesidad de Dios.

A veces pensamos que el único responsable de que Dios se mueva es aquel que está ministrando en el altar, pero realmente el Espíritu de Dios se mueve en medio de los que se humillan, le invocan, oran y buscan su rostro. Se manifiesta en medio de los que se arrepienten y se apartan de sus malos caminos. De los que tienen sed de Él, a pesar de lo que ocurra a su alrededor. (2 Crónicas 4:14)

Estos estudiantes en la Universidad de Asbury decidieron seguir buscando la presencia de Dios sin importar lo que decía el programa o el calendario. Parece que ellos simplemente tenían lo que se necesita, sed de Dios y disposición a encontrarlo, lo demás lo hace el Espíritu de Dios.

¿Cómo podemos preparar nuestros corazones para un avivamiento?

Oremos por un avivamiento que comience con nosotros. De adentro hacia afuera. Que caigan los altares del orgullo, que destronemos al dios del trabajo, el celular y las redes sociales, que se rompan las cadenas de la vanidad, las apariencias y el consumismo, que Dios destrone todo lo que nos quita tiempo para buscarle, y que nuestra mayor pasión sea Dios, Su presencia, el evangelio y la Gran Comisión.

El avivamiento comienza con arrepentimiento.

“Arrepentíos, pues, y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y para que él envíe a Jesús, el Cristo que os ha sido señalado…” Hechos 3:19-20

    About the Author

  • Por Arlene Sanabria