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Semana de oración: A los 90 años abrió brecha entre los sordos checos


NOTA DEL EDITOR: La Ofrenda de Navidad Lottie Moon complementa el Programa Cooperativo sosteniendo a más de 5.000 misioneros Bautistas del Sur mientras comparten el evangelio en el extranjero. La meta nacional para las iglesias hispanas para este año es $1 millón. El enfoque es celebrar lo que Dios ha hecho en años recientes, alabándole por permitir a los Bautistas del Sur ser parte de su obra, mientras se enfatiza que alcanzar a aquellos que permanecen sin tener contacto con el evangelio es una tarea realizable. Pero estos serán las etnias más difíciles de alcanzar, requiriendo que los creyentes oren, vayan, se asocien y den más que nunca. La Semana de Oración por las Misiones Internacionales es del 28 de noviembre al 5 de diciembre. Para encontrar recursos sobre la ofrenda, vaya a hispanos.imb.org/ofrenda.

PRAGA, República Checa (BP)–Nunca subestimes la diferencia que una persona puede hacer.

Mark y Vesta Sauter fueron a la República Checa para comenzar iglesias entre los sordos de la nación. Pero los misioneros de Indiana y de Texas no tenían mucho éxito hasta que Dios trajo una voluntaria poco común, Lillian Beard de 90 años.

Beard, de Fort Worth, Texas, era pionera en el trabajo entre los sordos de los Bautistas del Sur y mentora de Vesta. Las dos mujeres tenían algo en común. Ambas eran hijas oyentes de padres sordos y aprendieron las señas como su primer idioma.

Sirviendo a través de la IMB, los Sauter pasaron tres años contándole a los sordos checos acerca de Jesús. Hicieron amigos sordos, cenaron en hogares de sordos, hablaron en reuniones de sordos y hasta enseñaron en escuelas para sordos. Pero pese a sus esfuerzos, ni una sola persona sorda había aceptado a Cristo, y había mucho en juego como para fracasar.

Casi 50.000 sordos viven en la República Checa. Cuando los Sauter llegaron en el 1996, no había iglesias para sordos y muy pocos cristianos sordos. Y lo peor es que las congregaciones de la nación no estaban haciendo nada para cambiar esto.

“La iglesia puede ser una de las experiencias más desalentadoras y opresivas para la gente sorda,”, dice Vesta. “Ninguna tiene una puerta abierta. Aun si un sordo dijer ‘voy a entrar a esa iglesia, voy a encontrar la manera’ sería puesto al margen. Sólo sería un objeto para el ministerio de alguien.”

VOLUNTARIA POCO COMÚN

Los Sauter compartieron sus luchas con Beard, quien les dijo que ella ya no estaba satisfecha con sólo orar por su ministerio; ella quería ir a la República Checa para ayudar. Ellos pensaron que su amiga de 90 años estaba loca.

“Puedo morir allá de la misma manera que podría morir aquí” ella les dijo. Y si eso pasara “Pueden ponerme en una caja y enviarme a casa…. Servirle a Él es lo que quiero hacer.”

Aunque Vesta amaba a Beard, ella no estaba receptiva a la idea. “Estaba muy aprensiva; ella tiene 90 años, está en silla de ruedas y no sabe el lenguaje de señas checo. Yo pensé: ‘¿qué voy a hacer con ella?'” dice Vesta.

Pero Beard estaba decidida.

Aceptando de mala gana, los Sauter usaron sus contactos para organizar una comida en el club de sordos en Praga para que Beard fuera la oradora. Lo que no sabían era cuán profundo la historia de Beard iba a tocar a Anna Smolkova, una mujer checa sorda con un corazón particularmente duro.

Smolkova es la matriarca de una familia muy grande de sordos (más de 60 miembros) que está muy bien conectada con los círculos de gente sorda del país. Vesta sabía que la conversión de Smolkova podría favorecer los esfuerzos de plantar la primera iglesia sorda de la República Checa, pero Smolkova se había resistido mucho, aun había sido hostil hacia el evangelio.

“Quiero dejarles muy claro que no quiero que nadie en mi familia sepa de Jesús o de Dios,” recuerda Vesta de cómo Smolkova le advertía.

Pero Smolkova no había conocido a Lillian Beard.

El club de sordos en Praga estaba lleno el día en que ella habló porque la gente estaba muy intrigada de que una americana de 90 años cruzara el Atlántico sólo para hablarles. La gente exigió ver el pasaporte de Beard como prueba de su edad, pasándolo alrededor del salón para que todos lo vieran.

Beard contó la historia de su vida, de una persona oyente sumergida en el mundo sordo. Siendo huérfana y luego adoptada por padres sordos, ella se volvió una excelente intérprete para sordos, ayudando en la Sociedad de Sordos de Texas, el Registro Nacional de Intérpretes y la Conferencia Bautista del Sur para Sordos. Pero los logros de Beard no fueron lo que impresionó a Smolkova.

“No podía creer que esta mujer tenía 90 años. Estaba sorprendida de lo hermosa que era, de cómo brillaba. Algo acerca de ella me tocó muy adentro,” dice Smolkova. “Yo tenía un corazón muy duro- uno ateo. En realidad no sabía o creía nada sobre Dios…. El evangelio era tan extraño, tan nuevo, no se parecía a nada que yo hubiese escuchado antes… Algo comenzó a tocar en mi corazón… y no me soltaba.”

Conmovida con el testimonio de Beard, Smolkova la bombardeó con preguntas después de la comida, arrodillada ante la silla de ruedas de Beard para poder ver sus ojos.

“¿Qué es? ¿Por qué eres tan hermosa? ¿Por qué brillas?” recuerda Smolkova de haberle preguntado. “Y ella me afirmó, ‘Es el amor de Jesús’… Eso me tocó en el corazón y no podía huir de eso.”

Con la ayuda de Vesta, Smolkova le pidió a Cristo que entrara en su vida ese día. El cambio fue dramático.

DE ALCOHÓLICA A EVANGELISTA

“Yo era chismosa, una alcohólica. Amaba emborracharme,” dice Smolkova. “Puedo recordar el primer trago que tomé después de que Jesús vino a mi vida y fue horrible…. Comencé a recordar mi vida, cómo había actuado, cómo había hablado, cómo me había comportado, y estaba muy agradecida de no tener esas cosas controlando mi vida.”

Familiares y amigos notaron el cambio de Smolkova. Ella no podía mantenerlo en secreto. Trabajando con los Sauter, ella hizo un plan de dar testimonio a toda su familia, al bautizarse durante su fiesta cuando cumplió 50 años.

“La cosa más increíble pasó durante mi bautismo. Tenía un auditorio lleno con mis familiares perdidos, y cuando entré al agua y salí, un rayo de luz atravesó el techo y me cubría a mi … era milagroso,” dice Smolkova.

“Hay un tragaluz que tiene un vitral en esta iglesia bautista checa,” recuerda Mark, quien bautizó a Smolkova. “De alguna manera, en ese momento, la luz del sol entró y como si fuera de Star Trek, un rayo de luz bajó y la rodeó…. Todos lo vieron y ella nos miró como preguntando ¿esto siempre pasa?”

Lenka Wienersova estaba allí ese día. Se había hecho amiga de Smolkova años antes en un hotel donde trabajaban juntas. Wienersova quedó impactada por la muestra pública de fe de su amiga, algo que ella vio extraño pero hermoso.

“Yo no entendía a esos que seguían a Jesús,” dice Wienersova. “Yo vi un cambio en ella, sí. Vi en Anna (Smolkova) un gozo que nunca había tenido y una sensación de paz.”

Finalmente, Wienersova no se pudo escapar de la verdad que encontró en las historias que Vesta y Smolkova le compartían de la Biblia.

“Ya no quería cargar con esos pecados. Ya no quería cargar con la vergüenza,” dice ella. “Y acepté a Cristo. Desde ese momento, la vida fue diferente. Luego comencé a entender por qué sus vidas eran tan diferentes, por qué la vida de Anna era tan diferente.”

Smolkova se entusiasmó cada vez más mientras Vesta la discipulaba para compartir su fe con otros sordos checos. Se reunían casi todos los días para que Smolkova pudiera aprender nuevas historias de la Biblia para usarlas en evangelismo, haciendo que la Escritura “tomara vida” a través de sus manos.

“Los sordos con los que me encuentro … son como yo. Tienen muchas dificultades para leer la Biblia. La palabra escrita no es su primer idioma”, explica Smolkova. “Cuando ven la historia en sus manos, luego en sus corazones, allí viene la convicción y en sus mentes viene el entendimiento.”

Smolkova ayudó a guiar a sus tres hijas al Señor, luego los esposos de sus hijas, bautizando uno de ellos en su tina de baño.

“Anna estaba llenando la tina de baño, y yo estaba mirando a su yerno. La tina era probablemente la mitad del tamaño de él, pero ella está tan emocionada,” recuerda Vesta.

“Quitamos la puerta del baño para que todos pudieran ver…. Ella y el yerno entraron en la tina y ella bautizó la mitad de él y luego bautizó la otra mitad.”

Y Smolkova no se detuvo con su familia y amigos. Ella empezó a viajar con Vesta a ciudades fuera de Praga, comenzando iglesias en un cuarto de hotel en Brno y en el hogar de sordos en Valasske Mezirici. Ella ayudó a comenzar iglesias en las casas de sus hijas y en su propia casa. Smolkova era tan apasionada en compartir de Jesús con los sordos que renunció a su trabajo para trabajar con Vesta de tiempo completo, además de limpiar casas para sostenerse mientras servía como socia principal en la plantación de iglesias con los Sauter.

Por sobre todo, Vesta cree que el impacto más grande de Smolkova ha sido en sus 14 nietos, muchos de los cuales ella ha guiado a Cristo. Su deseo de alcanzar niños la ha estimulado para comenzar un campamento de verano cristiano donde la juventud sorda checa pueda aprender de Jesús.

“Muchos sordos son ‘ciegos’ … pero hay una nueva apertura, un despertar a lo que Él es,” dice Smolkova. “Yo sé que no es lo que yo hice, sino es lo que Dios puede hacer a través de una persona que está dispuesta a decir que lo cree y lo seguirá.”

ANTES Y AHORA

Hoy, 10 años después de la visita de Beard, Smolkova continúa compartiendo de Cristo entre sordos checos y habla cariñosamente de su amiga americana que la llevó a Jesús. Beard permaneció como una defensora de los sordos y de su Salvador hasta su muerte en junio del 2010. Ella tenía 101 años. Desde entonces Dios ha ensanchado el alcance del trabajo de los Sauter. Ellos ahora lideran el trabajo de la IMB para alcanzar a los sordos alrededor del mundo.

“Dios realmente me mostró que un solo voluntario, una mujer de 90 años, estaba dispuesta a cruzar el océano en su silla de ruedas. Esa mujer penetró una barrera que yo había intentado penetrar durante años. No sé por qué esto habló tan fuerte a Anna o por qué la historia de Lillian quebrantó las defensas de Anna, pero sé que una mujer alcanzó a esa mujer que ahora ha alcanzado a una nación,” dice Vesta.

“Fue una hermosa y maravillosa experiencia,” dijo Beard de su encuentro con Smolkova. “¿Por qué me envió Dios?… Dios siempre puede usar a cualquiera que esté dispuesto a dar de su vida y decir ‘Heme aquí.'”
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Don Graham es un escritor para la IMB. Vea a Anna y Lillian en el video “El poder del silencio” en el DVD-ROM de la Ofrenda de Navidad Lottie Moon, disponible en hispanos.imb.org/ofrenda.

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  • Por Don Graham