NOTA DEL EDITOR: La columna First-Person (De primera mano) es parte de la edición de hoy de BP en español. Para ver historias adicionales, vaya a https://www.bpnews.net/espanol
BRENTWOOD, Tenn. (BP) — Estamos viviendo días muy especiales. Las noticias se han convertido en una especie de pesadilla: Los terroristas de ISIS continúan haciendo atrocidades, y aunque se les combate es como si lo que se hace no fuera suficiente. Un jovencito recibe como regalo de cumpleaños una pistola y decide entrar a una iglesia, durante un culto de oración, y luego de permanecer casi por una hora, comienza a disparar contra todos los presentes. La lista de actos diabólicos en verdad es muy es muy larga. Me recuerda a los días de Noé, cuando dice Génesis que se “corrompió la tierra delante de Dios”. En nuestro tiempo la corrupción ha llegado a prohibir la oración en las escuelas, legalizar la alteración de la institución natural del matrimonio, desestabilizar a la familia, atacar a los cristianos y mucho más.
La situación parece caótica. Hay muchas personas que me han preguntado: “¿Y por qué Dios permite que pasen estas cosas? En verdad Dios suele tener más de un propósito en cada una de las situaciones que se nos presentan en la vida y en todo momento, a pesar de lo terrible que parezca una situación, Él mantiene el control sobre las circunstancias y los hechos.
Esa es una verdad bíblica que se percibe claramente en las Escrituras. Mirémoslo desde esta perspectiva: ¿Puede existir un propósito para la muerte de un hijo? Ahí tenemos el caso de Jesús. Él es el Hijo unigénito de Dios y sus sufrimientos y muerte en la cruz, tenían el propósito de proporcionar la salvación de todo aquel que en Él cree.
Por experiencia puedo decirles que en algunas de las situaciones que me ha tocado vivir, que no han sido algo placenteras, al final he encontrado una intención divina para prepararme para poder consolar a otros que sufren o enfrentan una situación similar a la que yo tuve que enfrentar. El apóstol Pablo pudo alentar a los creyentes que sufrían en la ciudad de Corinto, usando su propia experiencia de sufrimientos.
Hace unos años, al caminar por las calles de la antigua ciudad de Corinto, al contemplar las ruinas de lo que en tiempos de Pablo fuera una de las ciudades más importantes de la época, no pude evitar un estremecimiento y un escalofrío al considerar la magnitud de la obra del apóstol en aquel lugar, con aquellos creyentes y cómo supo enfrentar las dificultades que se le presentaron para poder presentar el mensaje de Cristo sin alteraciones. Aún hoy las ruinas de Corinto son imponentes. Parado sobre un montón de ruinas llegué a la conclusión de que
una lección que debemos aprender de los cristianos de Corinto, es que con la ayuda de Dios, las dificultades y los peligros se pueden convertir en oportunidades de ministerio.
La ciudad de Corinto era notoria por su inmoralidad. Algunos creyentes, especialmente los gentiles que en este caso formaban la iglesia, habían vivido vidas con un comportamiento depravado (1 Corintios 6.9-11). En 1 Corintios vemos a una iglesia con problemas, caracterizada por cristianos “carnales” o mundanos (3.1-4). Pablo pasó mucho tiempo visitando a estos creyentes, comunicándose con ellos y orando por ellos. Les escribió: “Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres” (2 Corintios 3.2).
No todos los sufrimientos son el resultado de un pecado. Los justos también sufren por los pecados de otros. José, en el Antiguo Testamento, sufrió por causa de los pecados de otros, pero sus sufrimientos también estaban de acuerdo a la voluntad de Dios. Al final José comprendió que el propósito de sus sufrimientos había sido, entre otras cosas, para beneficiar a muchas personas (Génesis 50.16-21).
Dios estaba guiando a la nación de Israel, preparando el escenario para librarla de la esclavitud en años posteriores. Naturalmente, el mayor ejemplo del propósito de Dios en el sufrimiento de los justos se encuentra en la muerte de Jesucristo en la cruz (1 Pedro 3.18). Los justos que sufren según la voluntad de Dios pueden hallar consuelo al saber que Dios usa esos sacrificios para Sus propósitos. Por eso, no se desaliente, busque el propósito de Dios en esa situación que usted, un familiar o un amigo pudieran estar enfrentando. Los propósitos de Dios siempre son más grandes que los nuestros y tienen un alcance eterno, no olvide que Él está y estará siempre a su lado y que a pesar lo que está sucediendo a nuestro alrededor, Él está en control de todas las situaciones que enfrentamos y de las que enfrentaremos.