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Southeastern

Por Richard Land

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EDITORIAL: Una respuesta moral y justa a la crisis de inmigración

NASHVILLE, Tenn. (BP)--El tiempo ha llegado para nuestra nación de resolver su crisis de inmigración. Es imperativo que encontremos una solución aceptable al aprieto de millones de inmigrantes indocumentados que viven en nuestra nación. Actualmente, los dos extremos de la deportación o la amnistía están en juego el uno contra el otro lo que resulta en un estancamiento en el Congreso y una creciente frustración y división en la sociedad.       La reciente aprobación de la nueva ley en Arizona es un grito en busca de ayuda de los ciudadanos de un estado desesperado por el abandono vergonzoso y flagrante del gobierno federal de sus responsabilidades de controlar las fronteras de la nación y de imponer el cumplimiento de sus leyes. Esto es manifiestamente una responsabilidad federal y el gobierno de EE. UU. ha fallado en sus responsabilidades hacia sus ciudadanos tanto bajo la administración demócrata como bajo la republicana.       La ley de Arizona es un síntoma, no una solución. Aunque yo simpatizo con el aprieto de los sitiados ciudadanos de Arizona, la ley que han aprobado enfrenta severos desafíos. Abogados en los que confío y respeto me dicen que si la ley sobrevive los múltiples retos que enfrenta en la corte y entra en efecto, será abusada por genuina gente mala (como narcotraficantes y traficantes humanos) cuyos inescrupulosos abogados aducirán falsamente que ellos fueron víctimas del perfil racial y el prejuicio cuando fueron arrestados legítimamente.       Ninguna de las soluciones extremas de deportación o amnistía son soluciones apropiadas o viables. Forzar a aquellos que están aquí ilegalmente a salir no es ni políticamente viable ni humanitario. Ofrecer "amnistía" a aquellos que quebrantaron las leyes de inmigración de nuestro país es irrespetuoso para el estado de derecho. Lo que se necesita es una solución que respete el estado de derecho y al mismo tiempo trate a los inmigrantes indocumentados con compasión.       Como cristianos, debemos pensar sobre el asunto de la inmigración ilegal no solamente como ciudadanos preocupados, sino como cristianos compasivos. Como ciudadanos de EE. UU. tenemos el derecho de esperar que el gobierno lleve a cabo su divinamente ordenado mandato de castigar a aquellos que quebranten la ley y gratificar a aquellos que no lo hagan (Romanos 13:1-7).

Los candidatos políticos y su fe

NASHVILLE, Tenn. (BP)--El Artículo VI de la Constitución de los Estados Unidos dice, "Los Senadores y Representantes antes mencionados y los miembros de las varias legislaturas estatales, y todos los oficiales ejecutivos y judiciales, de los Estados Unidos así como de los varios estados, deben vincularse bajo juramento a apoyar esta constitución, pero nunca se exigirá un examen religioso como un requisito para ningún cargo civil o público en los Estados Unidos."       Nuestros Padres Fundadores prohibieron que una persona sea una persona de cualquier fe o de ninguna en particular a fin de ejercer un cargo oficial o público en los Estados Unidos. En lugar de ello, debemos elegir a los oficiales públicos con base en su carácter, su registro de póliza pública, sus posturas ante las pólizas y su visión para el país.       En el famoso discurso que John F. Kennedy dijo hace casi 50 años haciendo referencia a su fe religiosa y su candidatura a la Casa Blanca hizo énfasis en que aunque en 1960 era un católico la víctima de sospechas, en otros años los blancos [de la sospecha] habían sido un judío o un cuáquero o un unitario o un bautista debido a su fe.

El cristianismo ortodoxo crece en Europa gracias a África, Asia y Latinoamérica

NASHVILLE, Tenn. (BP)--Somos testigos de un aumento repentino y global del cristianismo. Mientras que hubo un día en que parecía que el cristianismo desaparecería en la Europa Occidental, estamos en medio de una tremenda transformación de la fe cristiana en esa región. Y por sorprendente que suene, su origen se encuentra en lo que conocemos como el "sur del globo."