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Dios ama …
a los demócratas y a los republicanos


NOTA DEL EDITOR: Este artículo se publicó primero en la revista Nuestra Tarea, tirada de noviembre/diciembre 2004. Publicado de nuevo y editado, presenta verdades sobre las responsabilidades del creyente cristiano en las elecciones estatales y nacionales que se acercan.

BIRMINGHAM, Ala. (BP)–Mientras escribo esto, estamos en plena carrera política de 2004. Los republicanos no tienen nada de gracia de decir sobre los demócratas, ni viceversa. Las acusaciones y los insultos vuelan y las promesas se aumentan cada día. Según las campañas, cada candidato es más inteligente y calificado que el otro y la política del otro va a destruir el país.

Si Jesús anduviera en la tierra hoy en día y si fuera Él ciudadano de los EE.UU., ¿por quién votaría? Qué pregunta más volátil en estos días: ¿Quién recibe el favor de Dios, los demócratas o los republicanos? No pienso que favorece ningún partido político, pero sé que Dios ama igualmente a los demócratas y a los republicanos.

Nuestra Tarea no es una revista política y no soy político. De todas maneras, para cada quien que es ciudadano de este país, viene la responsabilidad y el privilegio de votar por el candidato que piensa que hará el mejor trabajo para la nación. Y para cada creyente, ciudadano o no, residente permanente o no, con documentos o sin documentos, existe el mandato bíblico de orara por nuestros gobernantes. En esta edición, va a encontrar un artículo sobre la urgencia de orar por nuestros líderes políticos.

La Biblia dice que debemos de orar por nuestros gobernantes (1 Timoteo 2:1–5). Debemos recordar que pablo escribió este mandato en una época en que los líderes fueron unos de los peores pecadores inmorales que habían existido en la historia hasta ese momento. Es posible que el emperador romano durante el tiempo en que Pablo escribió este epístola fuera el infame Nero, el líder romano que inició la persecución a los cristianos.

Fíjese también que el gobernante regional que se encuentra en el libro de Hechos era uno de los más corruptos de su época. En Hechos 12, leemos que Herodes, el rey de Palestina, ordenó el asesinato de Jacobo, el hermano de Juan. Luego en el mismo capítulo leemos que, por la blasfemia del mismo rey, fue comido de gusanos. ¡Qué muerte más fea! Parece que Herodes de ninguna manera complació a Dios. Sin embargo, Pablo escribió que debemos orar por los gobernantes.

Estoy convencido, ahora más que nunca, que muchos de nuestros líderes del pasado y del presente tal vez no hubieran fallado moralmente si más creyentes hubieran orado por ellos. Sí, Dios es soberano y el hombre toma sus propias decisiones morales; pero Dios también contesta las oraciones de sus hijos. Lamento, también, que muchos creyentes, enojados por los líderes que apoyan el aborto, la homosexualidad, etc., no han orado por éstos que toman las decisiones, y esto es un error tremendo.

El apóstol Pablo, sabiendo de la inmoralidad de los gobernantes de su época y habiendo sufrido el encarcelamiento a manos de ellos, escribió que debemos orar “por los reyes y por todos los que están en eminencia.” ¿Cuánto más debemos orar nosotros, los que vivimos en un país de enorme libertad, por nuestros líderes, “para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad”?
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Tomado con permiso de Nuestra Tarea (noviembre/diciembre de 2004), revista de misiones y ministerios de WMU.

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  • Por Steve Murdock