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EDITORIAL: Animando a los desanimados

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Recientemente, he tenido la oportunidad de conversar con varias personas que me han manifestado que están desanimadas y tristes. Las circunstancias difíciles que están viviendo, han hecho mella en ellas, y se sienten desconsoladas, afligidas. Es evidente que lo que hemos pasado con la pandemia durante más de dos años y medio, ha producido una enorme crisis mundial a todos los niveles y ha dejado secuelas difíciles de superar. Estamos viviendo días caracterizados por la incertidumbre, el desánimo y la tristeza; cosas que si no se superan, producen efectos muy negativos física y espiritualmente.

El Dr. Chuck Swindoll, pastor, educador y escritor, dijo en cierta ocasión: “El desánimo está alcanzando niveles epidémicos en nuestra sociedad”. Los problemas que experimenta la sociedad y la confusión que producen, atacan con vehemencia al ser humano tratando de confundirlo y sumergirlo en un mar de desconcierto y tristeza. El desánimo, nos paraliza porque produce tristeza, desaliento, derrotismo, y aflicción. La mente sufre un bloqueo que no permite ver el presente y el futuro con esperanza y optimismo.

El apóstol Pablo, en 1 Tesalonicenses 5:14 dice: También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que

seáis pacientes para con todos. El apóstol nos insta a que alentemos a los de poco ánimo, que apoyemos a los débiles. Alentar significa entre otras cosas, animar, incentivar, dar fuerzas y confianza. Los cristianos, somos llamados a infundir aliento e ilusión a la gente que está desanimada, brindándoles compasión y el glorioso mensaje de la gracia divina.

En el Nuevo Testamento, encontramos a un discípulo fiel que llegó a ser conocido como el prototipo de un verdadero experto en alentar a los demás. Un cristiano que por su gentileza y gran deseo de ayudar a los desanimados, se destacó en la iglesia incipiente como un creyente ejemplar, digno de encomio, admiración, e imitación. Se llamaba José, pero debido a sus dones, y a lo que vieron los apóstoles en él, le pudieron por nombre Bernabé, que significa “hijo de consolación”. No le puso ese nombre cualquier persona que simpatizara con él, o que pensara que era agradable. Se lo pusieron los mismos apóstoles, que eran personas que habían caminado con el Señor, y tenían discernimiento del Espíritu Santo para saber quién era genuino y quién no. Era bondadoso, compasivo y comprensivo.

Hay tres ocasiones en el libro de los Hechos, que son dignas de resaltar porque revelan el impacto que tuvo él animando a otros.

  • Animó a los necesitados. Lo primero que hizo Bernabé fue demostrar que era generoso. En Hechos 4:36-37 se nos dice: Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por  sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre  como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles. Ante la pobreza de las personas que se unían a la iglesia y/o que eran desheredadas, él quería compartir lo que tenía para que no padecieran necesidad; que en muchos casos, es una de las razones para estar desanimados. El animó a los demás, dando un paso al frente y renunciando a una propiedad por amor a los hermanos. A veces, tenemos que desprendernos de lo que nos gusta o cuesta (tiempo, entretenimiento, placeres, etc.), para afirmar al que necesita ánimo con nuestra presencia, apoyo, y el mensaje de esperanza.
  • Animó a Pablo al recomendarlo cuando todos desconfiaban de él. Cuando Saulo llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, pero ellos dudaban en él, y posiblemente pensaban que quería engañarlos para poder apresarlos y acabar con ellos. Los discípulos no se habían percatado de que el más feroz perseguidor de la iglesia había sido alcanzado por el Señor de la iglesia. Desde entonces, el perseguidor se tornó en seguidor, y cambio su papel en la vida. De perseguidor, pasó a ser perseguido. Su entrega a Cristo fue uno de los acontecimientos más transcendentales del cristianismo.

Observen lo que hizo Bernabé, Hechos: 9:26-28: Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo. Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús.  Y estaba con ellos en Jerusalén; y entraba y salía. Bernabé convenció a los apóstoles de la sinceridad de Saulo, sacó la cara por él.

  • Animó a la iglesia de Antioquia. Cuando llegó la noticia a la iglesia que estaba en Jerusalén que un gran número de griegos se habían convertido al Señor, enviaron a Bernabé a Antioquia para inspeccionar el asunto y ver lo que pasaba. Hechos 11:23  dice: Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor.Bernabé, en vez de estar limitado por los prejuicios religiosos o racistas, animó a los hermanos, se fue a Tarso a por Saulo y lo llevó a Antioquía. Hechos 11:26 señala: Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía. Por el testimonio de sus vidas, los paganos les llamaron cristianos con ironía, despectivamente, y con desprecio; sin saber que ese repudio fue el mayor halago que le pudieran haber hecho a los seguidores del Señor. Con ese nombre, ahora somos reconocidos en el mundo como pertenecientes a Cristo. Un nombre que representa virtudes admiradas por los seres humanos, como amor, fe, entrega, fidelidad, honestidad, respeto y servicio. Bernabé animó a la iglesia, y al apóstol Pablo para que les enseñara.

Se dice que las personas tenemos tres características básicas que distinguen nuestra conducta: lo que somos, lo que hacemos, y como lo hacemos. Bernabé siempre demostró que su conducta estaba dirigida por su fe, su fidelidad al Señor, y el gran deseo de animar a otros a alcanzar su máximo potencial. Por eso dice Hechos 11:24 de él: Porque era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe.Que descripción más maravillosa de un hombre cristiano ejemplar.

Se necesitan muchas personas como Bernabé, que consuelen y animen a otras, que las alienten, las fortalezcan; que compartan el evangelio con los que no tienen una relación personal con Cristo. Que puedan hacerles sentir queridas, apreciadas y apoyadas. La epístola a los Romanos 12:15 dice: Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.

Por sus buenas acciones y por alentar a otros, Bernabé quedó registrado en la Biblia y en la historia del cristianismo con gran relevancia y distinción. Siguiendo su ejemplo, les invito a que esta misma semana, se pongan en contacto con una persona, matrimonio o familia que necesiten ánimo o consuelo, para que a través de su apoyo, adquieran conciencia de que Dios es el …Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones…  (2 Corintios 1:3-4).

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  • Por Frank Moreno