Nos encantan las historias, especialmente las que terminan bien después de grandes obstáculos y luchas para vencer y lograr cosas nobles y loables.
Las historias Bíblicas de personas quienes Dios llamó, formó, y usó son ejemplos y patrones para recordarnos y enseñarnos los procesos que El sigue utilizando en cada generación en vidas como las nuestras. Ellos no siempre entendieron cual sería el camino, los resultados, o la historia futura que sería impactada, pero decidieron confiar en Dios Quien los estaba llamando y guiando en maneras inesperadas aun en medio de grandes pruebas. ¿Te puedes identificar?
¿Estás listo para rápidamente recordar algunas de esas historias?
Abraham es el Padre de la fe que estaba dispuesto a salir de su tierra y eventualmente entregar a su único hijo en obediencia a Dios. David era un joven pastor de ovejas, hecho guerrero y Rey, pero siempre tuvo un corazón especial para Dios. Jose fue un carpintero con muchas preguntas en su mente porque estaba comprometido a una virgen joven llamada Maria de la cual nacería milagrosamente Jesucristo, el Salvador al mundo. Pedro era un pescador sencillo pero impulsivo que fue llamado, transformado, y usado como apóstol a pesar de sus limitaciones y errores del pasado. Saulo era un religioso altamente educado, pero también perseguidor de Cristianos el cual fue convertido en el Apóstol Pablo con pasión misionera a los gentiles y escritor por revelación divina de una buena parte del Nuevo Testamento. Y que decir de Juan, un discípulo amado, que vio la gloria de Jesus y revelaciones futuras de Su reinado eterno pero fielmente vivió exiliado hasta la ancianidad. Fueron personas escogidas y usadas en maneras únicas. Pero la humanidad de ellos y de tantas personas más en la Biblia no era tan distinta a la nuestra con oportunidades y desafíos para creer, crecer, y convivir en maneras que inspiran dejando un legado de fe.
“Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.” Hebreos 11:39-40
Gloria a Dios que tenemos a Jesucristo y Su gracia infinita para hacer real Su obra completa en nosotros. Lo que los antiguos héroes de la fe antes de Cristo no recibieron durante su vida, nosotros lo tenemos acertado en el fundamento de la gran salvación que tenemos en El. Pero en manera similar a ellos, hoy y cada día podemos ser forjados por Su gracia mientras intencionalmente decidimos trabajar a través del desafío, desanimo, distracciones, o dolor. Cuando así lo hacemos en fe cosechamos las recompensas dentro y más allá de nosotros mismos para vivir de acuerdo con Su voluntad pareciéndonos más a Jesucristo mientras perseveramos y le servimos. Un carácter Cristo-céntrico conducido por valores bíblicos forma una vida que honra a Dios, hace influencia para Sus propósitos eternos, y deja un legado para Su gloria.
Cuando Dios busca a personas para usar no hace prioritarios aspectos de imagen, posición, o éxitos. Muchas veces busca en el crisol de luchas, cambios, perdidas, y sufrimiento para aquellos que están calladamente sometiéndose en fe y sirviendo mientras están pasando esas pruebas. Es de esos tiempos y experiencias donde muchas veces nace la resolución, perseverancia, y “aguante” para perdurar cuando la oposición y batalla, o aún en niveles más difíciles el éxito y la tentación, tratan de distraer o contaminar Su llamamiento y propósitos mayores. Dios puede estar preparando Su obra mayor en ti cuando estás enfrentando tiempos tormentosos de inseguridades, desánimo, preguntas no contestadas, aparente silencio de parte de El, y hasta días oscuros. NO debes quedarte allí renegado, amargado o resignado. El estará contigo en cada etapa de la jornada de fe en maneras muy reales. Jesús lo prometió a los suyos. Puedes y debes escoger ejercitar la fe donde te encuentres para creer en Sus promesas, escuchar Su Palabra en tu alma, y moverte en obediencia dentro de Sus propósitos.
“Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de el misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isaías 55:6-9
Levántate donde quiera que puedas encontrarte, suelta cualquier excusa, y escoge creer que el favor de Dios y Sus propósitos están obrando en tu vida si le has sometido tu voluntad a El. Hay veces hay que comenzar con la necesidad de confesar pecado y reconciliarse con Dios. Las voces negativas externas o internas, ideas de darte por vencido, o sentimientos aún de desaparecer no vienen de un llamado o relación de confianza. Pudieran ser indicadores de cansancio, heridas, y dolores causados por desafíos prolongados, sufrimiento sin ningún aparente cambio positivo, o conflictos no resueltos. Mira más allá en fe y aprende a escuchar la Palabra eterna de Dios en los lugares profundos de tu alma. Es superior y distinta en esencia espiritual a cualquier cosa que podemos inventar. Esa Palabra verdadera siempre obra en maneras más profundas y duraderas que cualquier otra ilusión o promesa humana.
“Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. Isaías 55:11
Confía y obedece. Estírate en fe hacia adentro, arriba, afuera, y a tu alrededor. Toma el paso de fe y obediencia haciendo lo que El te pide. Siempre hay un primer paso… y después hay que seguir con un segundo, y tercero hasta que comienzas a apuntar más allá de tu lugar presente a los caminos que El va guiando. Cada parte de la jornada puede tener su emotividad y desafío distinto, pero cuando escogemos mantenernos cerca de Su Palabra, moviéndonos en fe en Sus propósitos, tenemos la oportunidad de ser parte de la historia que El está escribiendo en y a través nuestro. Puedes estar confiado mientras se escriben los próximos capítulos de tu vida cuando conoces al Autor.
“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.” Filipenses 1:6
Cuando el dolor es profundo o la dificultad es grande, profundiza en oración. No dejes que nada ni nadie robe, mate, o destruya la paz y gozo interno que Jesús quiere que experimentes a través de toda la vida. Es en la oración íntima, consistente, y perseverante donde reclamarás vitalidad espiritual y fortaleza para vencer.
“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.“ Jeremías 33:3
Esta vida de dependencia en oración nos regresa al lugar necesario de expectativa con Jesucristo, ese Autor y Perfeccionador de la fe. El quiere recordarnos quiénes somos y a Quien pertenecemos. En esa seguridad mayor hay una sanidad, esperanza, y salud integral que solamente El puede darnos en todas las áreas de la vida. Cuando dependemos de Dios en oración cultivamos una capacidad continua de ir más allá de nuestras habilidades naturales, deseos, y sueños porque Su voluntad siempre es sobrenatural. Solamente podemos experimentar y lograrla mientras nos encontramos sometidos a El a través de oraciones que sean informadas y formadas por Sus verdades eternas en la Palabra. Lo que El desea es atraernos de regreso y más profundamente a una relación fundamentada y arraigada en el amor de nuestro Padre celestial. En igual manera a la vida de Jesucristo, es desde esa relación íntima con el Padre donde todo el resto fluye, florece, y da fruto. Encuentra la libertad y satisfacción de estar lleno del Espíritu en esta cultivación relacional y compromiso espiritual a través de la oración.
“Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.” Judas 20-21
Realmente no se trata de nosotros, sino que TODO es para Su gloria. Observa, medita, escucha, aprende, obedece, y dale toda la gloria mientras simplemente haces lo que El te ha llamado a cumplir. Las historias de fe continúan siendo escritas y vividas por medio de todos los peregrinos, pioneros, plantadores, pastores, y personas quienes siguen a Jesus y Su Palabra eterna. Este es el único camino para que nuestras vidas lleguen a ser y hacer todo lo que El desea.
Entrégate, cree, y únete a ser uno más, que puestos los ojos en Jesus, le sigues donde quiera que te guíe y lleve para seguir escribiendo historias vivientes de fe que le traen gloria.
“Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de Su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.” Judas 24-25