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EDITORIAL: Tu Lotería


Cuando viajas, ¿alguna vez has comprado algo para llevárselo a un ser querido? Cuando mis hijos eran pequeños y viajaba sin ellos, me preguntaban al regresar “Papá, ¿me trajiste algo?” Su pregunta era una forma de saber si me había acordado de ellos durante el viaje. Un chocolate o un lápiz era suficiente para llenar su tanque de amor en esos momentos. El sentimiento de la soledad o la ausencia es siempre triste. ¡Cuán bueno es sentirse recordado y amado! Cuando alguien nos trae o hace algo por nosotros, nos sentimos apreciados. Nos hace sentir especiales y alegres. Es gratificante saber que alguien piensa en nosotros con amor, afecto e interés.

¿Cómo se compara esto ante la realidad de que Dios piensa en ti? El tiempo de Acción de Gracias se acerca. La ingratitud es algo peligroso. El viejo refrán dice ‘es de bien nacido ser agradecido’. Pero no siempre vivimos asi. La ingratitud es una conducta contraria al agradecimiento. Puede poner en peligro nuestra estabilidad emocional, mental y espiritual. Las personas desagradecidas suelen atraer consigo el rechazo social.  Cuando alguien no es capaz de corresponder debidamente a los beneficios que recibe de otros consigue muchas veces que los demás se alejen de él o ella. Dicho de otra forma, la ingratitud es una conducta tóxica que está directamente relacionada con el egoísmo y la mezquindad de una personalidad narcisista que incluso, cree tener un amor propio demasiado acentuado. Las personas desagradecidas son fáciles de identificar, ya que rara vez dan las gracias, reconocer los valores de otros o prestan atención a los demás.

Practicar la gratitud nos hace mucho bien. Por eso es bueno detenernos y meditar al respecto para darnos cuenta de lo bendecido que somos. Una meditación profunda precede la verdadera gratitud. He aquí cinco (5) pensamientos acerca de esta bendita actitud.

Primero, no debemos retrasar o guardar nuestra gratitud esperando que todo sea perfecto. Hay personas que piensan que todo debe estar bien para estar agradecido. Esto no es realista. La vida está llena de altibajos y no vivimos en un mundo imaginario.

Segundo, los pensamientos de Dios acerca de nosotros son pensamientos de amor. Dios es nuestro Padre y considera amorosamente a todos sus hijos. “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.” 1 Juan 4:9 (RVR1960) Su amor satisface lo más profundo de nuestra alma. En otras palabras, experimentar su amor nos hace felices.

Tercero, sus pensamientos sobre nosotros son constantes. En pocas palabras. Él nunca se olvida de ti. Piensa en nosotros constantemente, en todo lugar, tiempo y circunstancia. “El consejo de Jehová permanecerá para siempre; Los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.” Salmos 33:11 (RVR1960) En todo tiempo, desde el vientre hasta el último día que vivas en este mundo, piensa en ti.  En toda circunstancia, cuando hay mucho o cuando hay poco, en la escasez o en la abundancia, en la lucha como en la serenidad. En el valle o en la cima.

Cuarto, sus pensamientos sobre ti son pensamientos personales. No piensa en nosotros como parte de una multitud indefinida. “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” Jeremías 29:11 (RVR1960) El conoce tus más mínimos detalles. Sabe el número de cabellos en tu cabeza y sabe cuando una golondrina cae al suelo. En consecuencia, puedes vivir confiado.

Quinto y último, sus pensamientos acerca de nosotros son pensamientos sabios. Sus planes son los mejores. “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.” Isaías 55:8 (RVR1960) Por consiguiente, puedes descansar en El. Nada trae más descanso a tu vida que confiar en él. “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” Isaías 55:9 (RVR1960)

Podemos pensar, seré feliz cuando obtenga esto o lo otro. Lo conseguimos y nos contentamos por unos días. Luego, el sentimiento de felicidad se desvanece con el tiempo. Esto no quiere decir que no planifiquemos o deseemos tener cosas. Lo que debemos tener cuidado es con llegar a pensar que las cosas nos satisfagan plenamente. La ambición es lo opuesto de la gratitud. Un día le preguntaron a Drew Carey si se consideraba ambicioso, respondió: “Bueno, sí. Antes, creía que me ganaría la lotería o que tendría suerte. No me imaginaba lo que habría de hacer. Ahora no compro ni un número de lotería… Vivo confiado porque tengo a Cristo. Él es mi lotería.” Eso es vivir agradecido.

Gracias Señor por permitirme confiar en ti.

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  • Luis R. López

    Luis R. López es Director Asociado de Misiones y Trabajo Étnico de la Asociación Bautista del Condado de Robertson en Tennessee.

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