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¿Por qué nadie viene a mi iglesia? La responsabilidad individual de la revitalización de nuestra iglesia


Recuerdo la primera vez que escuché a un miembro de la iglesia decirme: “Ese no es mi trabajo, es su trabajo, usted es el pastor”. Esta conversación fue sobre nuestro próximo evento de evangelización. Desde ese día, he conocido a muchas personas que piensan que el pastor es el único que necesita hacer todo el trabajo del ministerio. Hay gente que cree que si la iglesia no crece, es solo por culpa del pastor.

He estado en el ministerio el tiempo suficiente como para haber visto malos pastores dañar a buenas iglesias, y también he visto malas iglesias dañar a buenos pastores. Ahora, esto no está escrito para señalar con el dedo a nadie, sino para recordarnos que todos tenemos un papel importante en la revitalización de nuestra iglesia. Lamentablemente muchos creyentes no funcionan en ese papel. Las iglesias necesitan revitalización por muchas razones. Comenzando desde la falta de voluntad para cambiar, el enfoque de la iglesia no es hacia la comunidad si no solo para sí misma, el no aceptar la responsabilidad del estado actual de la iglesia, y hasta negarse a admitir que necesitan ayuda.

Así que aquí hay algunos puntos para tener en cuenta al embarcarse en el viaje de revitalización de su iglesia.

Todos deberíamos dar fruto.

Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Juan 15:1-3(RVR 1960)

Somos las ramas, y como ramas en la Vid, tenemos el privilegio de permanecer en Jesús y la responsabilidad de dar fruto.

Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador, también tomamos la misión de “Id” (Mateo 28:19) y contarle a la gente acerca de Jesús. No hay forma de evitar la verdad de que todo creyente debe compartir la fe y de estar preparado para responder a cualquiera que pregunte sobre su fe.

Lamentablemente, las iglesias en declive a menudo piensan que la muerte de la iglesia es el problema de otra persona. Ya sea que queramos culpar a la comunidad por no participar en nuestros eventos o culpar a los últimos siete pastores que vinieron y se fueron, la culpa es de todos los demás. A veces no vemos fruto porque no estamos en el campo trabajando.

Preguntémonos

  • ¿Estoy dando fruto?
  • ¿Estoy viviendo la misión encomendada?

Nuestro papel en la iglesia

A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,…. Efesios 4:12(RVR 1960)

¿Alguna vez te has preguntado cuál es mi papel como miembro de la iglesia?

Un día después de la iglesia, una persona me dijo que pensaba que era el trabajo del pastor hacer todo en la iglesia. Este mismo individuo sintió que la iglesia era solo un lugar donde uno viene a escuchar la palabra de Dios y luego trata de vivir una buena vida para Dios. Entonces me dijo “pastor estamos juntos en esto, ¿Cómo puedo ayudar?” Esto fue alentador porque me di cuenta de que otro se había unido al equipo en ese momento.

Rápidamente recordé que Nehemías no podía construir el muro solo; había tantos escombros y un desorden colosal. Nehemías confió en su pueblo y compartió su corazón con los líderes que desempeñarían un papel importante en la reconstrucción. La realidad es que ningún líder puede revitalizar una iglesia por sí mismo, sin importar cuánto sepa y cuán innovador y visionario sea. Cuando estamos juntos en el ministerio, podemos hacer más juntos, juntos podemos reconstruir nuestra maravillosa y hermosa iglesia para que podamos alcanzar a los perdidos y discipular a aquellos que han hecho una profesión de fe.

Cuando esta persona dijo: “Pastor, estamos juntos”, esta persona estaba diciendo: Juntos, podemos cumplir la voluntad de Dios para nuestra iglesia. Es fácil suponer que otros entienden su papel en la iglesia. A veces, el líder o el pastor puede asumir que solo porque alguien nunca ha faltado a la iglesia un domingo, debe tener un entendimiento eclesiástico.

Ahora quiero dejar en claro que el versículo anterior no significa que yo, como pastor, no participaré en nada, pero es un recordatorio de que, como pastor, debo equipar a otros para no hacer todo en el ministerio. Por lo tanto, Dios ha dado pastores a nuestra iglesia para ayudar a entrenar a los miembros de la iglesia.

Preguntémonos

  • ¿Oro lo suficiente por mi Pastor?
  • ¿Sirvo activamente en la iglesia local?

La revitalización de la iglesia comienza contigo.

La revitalización de la iglesia es un largo proceso de restauración. Me recuerda cuando Pablo le advierte a Timoteo en 2 Timoteo 2:24-26 que hay personas en la iglesia que están en oposición directa a los que sirven al Señor. Recuerda que nuestra lucha no es contra sangre y carne (Efesios 6:12). Ahora, no estoy diciendo que toda persona difícil está siendo influida por el diablo; la realidad es que en muchos casos, los que están en la oposición generalmente ni siquiera saben que son la oposición, que son la barrera que detiene el cambio saludable. “Debo proteger a mi iglesia”, me dijo un hombre cuando entré como nuevo pastor. Entonces, pregunté, “¿de quién estamos protegiendo a la iglesia?” El Parecía un poco confundido por la pregunta que yo le hice, después de unos segundos, dijo: “bueno, de ti… ¿no que estás aquí para cambiar todo?” Él pensó que yo estaba allí para destruir la iglesia, y en realidad yo con todo mi corazón pensé que estaba allí para revitalizar la iglesia.

La revitalización de la iglesia es una revitalización individual, tanto los pastores como los miembros debemos estar dispuestos a poner el evangelio por encima de nosotros mismos, por encima de nuestras preferencias, para que aquellos que no han escuchado el mensaje salvador de Jesús puedan escuchar.

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Mateo 6:33 (RVR 1960)

Dios nos ha dotado a todos con dones espirituales, sin embargo, no todos estamos usando los dones espirituales que Dios nos ha dado. Ya seas pastor o miembro de una iglesia, tienes la responsabilidad dada por Dios de compartir el evangelio, en el momento en que dijiste “acepto el regalo de salvación de Jesús”, es el momento en que se te pide que tomes tu cruz para negarte a ti mismo y seguir a Jesús. Tenemos la responsabilidad individual de la revitalización de nuestra iglesia, y mi oración por ti es que cuando las personas vengan a tu iglesia, puedan decir que en tu iglesia aman a Dios. (Juan 13:35)