fbpx
Articulos en Español

¿Puede una iglesia florecer en una cultura que acoge la inmoralidad sexual?


NASHVILLE (BP) — En días recientes los cristianos han correctamente condenado las decisiones de la Suprema Corte en favor del matrimonio gay llamándolas injustas, insensatas e impías. Las decisiones tendrán efectos adversos en la sociedad, y los seguidores de Jesús deberían trabajar incansablemente para verlas revocadas. Al mismo tiempo, sin embargo, la Biblia nos recuerda que no nos desanimemos o imaginemos que una cultura inundada de inmoralidad sexual le robará a la iglesia su poder.

En el primer siglo, el Imperio Romano practicó e inclusive adoptó una serie de perversiones sexuales, pero Dios usó ese pecado como telón de fondo para destacar el poder del evangelio a través de la santidad de su iglesia. Considere varias ciudades donde vivieron los primeros creyentes.

La descripción del apóstol Pablo de la Roma dominada por los gentiles incluía referencias a la homosexualidad. Las mujeres allí “cambiaron las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza” mientras que “así mismo los hombres dejaron las relaciones naturales con la mujer y se encendieron en pasiones lujuriosas los unos con los otros” (Romanos 1:26, 27). Verdaderamente, Roma era una animada metrópoli que ofrecía una variedad de perversiones sexuales a aquellos que buscaban placeres ilícitos. Sin embargo, en esa ciudad, el evangelio probó ser “poder de Dios para la salvación de todos los que creen” (Romanos 1:16) y la virtud de la iglesia fue “conocida de todos” (Romanos 16:19).

La antigua Corinto fue infame por su licenciosa sexualidad. Pablo incluyó entre los estilos de vida pecaminosos en Corinto “la inmoralidad sexual,” “los adúlteros” y “los hombres que practican la homosexualidad” (1 Corintios 6:9). Algunos corintios creyentes estuvieron entre esos grupos antes de su conversión. Pero cuando Pablo predicó el evangelio allí “también creyeron y fueron bautizados muchos de los corintios que oyeron a Pablo” (Hechos 18:8).

Entre las “obras de la naturaleza pecaminosa” presentes en Galacia estaban “la inmoralidad sexual,” “la impureza,” “la sensualidad” y “las orgías” (Gálatas 5:19-21). Pero los gálatas creyentes fueron “rescatados de la maldición de la ley” (Gálatas 3:13) y llamados a vivir por fe (Gálatas 3:11).

La antigua Éfeso era sitio de un gran templo dedicado a la diosa griega Artemisa, y su centro de atención era una gran y perversa estatua de la deidad. Era una ciudad de inmoralidad pagana que incluía “la sensualidad” y “toda clase de impurezas” (Efesios 4:19). En una ciudad así, Pablo predicó dos años y vio a muchos llegar a la fe en Cristo (Hechos 19:10). Los creyentes allí debían apartarse de toda inmoralidad sexual (Efesios 5:3) y ser conocidos por sus familias consagradas a Dios (5:22-6:4).

Tesalónica, una ciudad de más de 100.000 en los días de Pablo, también tuvo su parte de depravación pagana, incluyendo “la inmoralidad sexual” (1 Tesalonicenses 4:3). En contraste, la fe de los tesalonicenses cristianos y su santidad personal “se constituyeron en ejemplo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya” (1 Tesalonicenses 1:8).

Los receptores de 1 Pedro también vivían entre los paganos y estaban bombardeados por llamados a sucumbir ante los “deseos pecaminosos” (1 Pedro 2:11, 12). Sin embargo, ellos resistieron la maldad que había alrededor de ellos como “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios” (1 Pedro 2:9). Y uno de los predicadores más poderosos de la historia, Juan el Bautista, ejerció su ministerio profético en contra del entorno de un rey malvado que persistió en una relación ilícita con la esposa de su hermano (Mateo 14:1-12). Finalmente, Juan fue decapitado debido a que se mantuvo firme en la rectitud. Sin embargo, su llamado al arrepentimiento ha ayudado a incontables miles a llegar a Cristo a través de los siglos mientras que el pecado sexual de Herodes fue pasajero.

Así que peleen para proteger el matrimonio tradicional y lamenten las decisiones de la corte que fueron pronunciadas. Pero cobren ánimo. Aunque la perversión sexual pueda aumentar, Dios tiene una historia de hacer que su evangelio brille aun más donde la cultura es más oscura.
–30–
David Roach es escritor de Shelbyville, Kentucky. Esta columna apareció primero en Bible Mesh, un sitio web que enseña la Biblia como una historia unificada que señala a Cristo (en línea en www.biblemesh.com/blog).

    About the Author

  • Por David Roach