fbpx
Articulos en Español

Vive el llamado: Si te entrenas, servirás mejor al Señor


BIRMINGHAM, Ala. (BP)–Cuando Dios me llamó a servirle, pensé: “Cuando me gradúe de Profesor en Biblia lo sabré todo.” Después de estudiar interno por siete años concluí que no sabía nada. Ahora con 19 años como pastor, sigo convencido que para mantener mi ministerio con dinamismo tengo que entrenarme constantemente. Y si las ovejas que están bajo mi cuidado no son entrenadas, su servicio a Dios será calamitoso.

Las Escrituras nos orientan a entrenarnos. Pablo, estando preso, anciano y al final de sus días, dijo a Timoteo que le llevara los libros y los pergaminos (2 Timoteo 4:13b). El mismo Pablo le había dicho a Timoteo que se ocupara en la lectura (1 Timoteo 4:13). Esdras el escriba, diligente en la ley (Esdras 7:6), inquiría en la ley de Jehová (7:10). El profeta Daniel y sus amigos, aun exiliados, fueron entrenados de tal forma que sobrepasaron a todos los sabios contemporáneos (Daniel 1:4, 19–20). Los libros del evangelio registran a Jesús como el entrenador de sus discípulos, quienes luego evangelizaron al mundo y capacitaron a los creyentes para formar más discípulos de Cristo.

Hoy, la necesidad es imperante. Los pastores y todos los que servimos en las iglesias tenemos que seguir entrenándonos. Existen muchas fuentes de entrenamiento. La iglesia misma debe ser la fuente primaria en entrenar a cada miembro para servir localmente en sus ministerios. La asociación ofrece entrenamiento y práctica en el evangelismo, el discipulado y las misiones. La convención estatal tiene asignado en su presupuesto ofrecer entrenamientos diversos para los pastores y sus iglesias, tales como Entrenamiento Básico, mentoría, evangelismo, educación cristiana, entre otros. El ministerio de LifeWay ofrece herramientas para la capacitación pastoral, evangelismo, discipulado, educación cristiana, etc. Las conferencias estatales, nacionales o hasta internacionales, así como otras instituciones, no deben ser ignoradas.

Lo que podríamos llamar barreras (idioma, cultura, nivel académico, aspecto económico, etc.) no son excusas para no entrenarnos. El ejemplo tiene que empezar con los pastores, y los pastores a su vez tenemos que capacitar a las ovejas, aprovechando los recursos mencionados anteriormente para ensanchar el Reino de Dios.

Si no nos entrenamos y entrenamos a nuestras iglesias, nos vamos a convertir en analfabetos ministeriales. Hoy vemos maestros de niños que no se han entrenado ni siquiera en cómo enseñar el texto bíblico para memorizar, mucho menos cómo presentar la lección bíblica. Hay diáconos que no saben ni siquiera el significado del término “diacono.” Observamos a personas que no saben ni cómo presentar su testimonio personal, y ¿éstos son los que están evangelizando? Existen directores de música que no saben cuáles deben ser los elementos del canto cristiano, y ¿ellos son los que están guiando nuestra adoración cantada a Dios? Encontramos a tesoreros que no saben tan siquiera cómo manejar una cuenta bancaria o preparar un reporte económico, y ¿éstos son los que están administrando las ofrendas de nuestras iglesias?

Si no entrenamos, sería como dar un bisturí a un carnicero en lugar de darlo a un médico especialista. Dios quiere que seamos entrenados.

Servimos al Rey. Démosle lo mejor que podamos.
–30–
De Nuestra Tarea, julio/agosto 2007.

    About the Author

  • Por Daniel Cerda